Querías afecto
granadero: silencioso y bien afeitado, tímido para el romanticismo,
osco y de movimientos en espasmo azul marino. Un camino de seducción
sin sorpresas, con invitaciones obvias en ratos libres durante un fin
de semana y tu cuerpo sobre mi camiseta blanca de algodón con
elásticos vencidos. Sexo rústico, animal, con tonada de frontera
dudosa y prontuario reservado. Penetraciones exactas en destinos
periféricos y jamás imaginados: escaleras de lugares ilustres, el
marco de alguna puerta emblemática o de apuro en un baño público.
Acariciar el sombrero en cilindro, sentir en tu boca el metal de las
medallas siempre decorativas, desnuda haciendo equilibrio en puntas
de pie sobre mis botas de cuero recién lustrado. Te cansaste del
contacto cosmopolita y me pedías un cariño ajeno, un poco bruto,
formal y distante. Un sexo pueril, de origen humilde y sin nombre.-
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imagen extraída de aquí.-
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