miércoles, 5 de junio de 2013

porcelana

Mi muñeca kirchnerista duerme hundida entre algodones: las sábanas que la cubren la ahogan en un sueño recurrente. Ella dice que en sus sueños siempre habla conmigo pero nunca detalla de qué hablamos en sus sueños. Suele acomodarse en mi pecho: inventó un punto cardinal que solo ella reconoce. Le gusta el chocolate en rama y mirar fijo a los animales. Cuando abre bien los ojos, despliega todo su encanto de muñeca prestada. Se ríe de las desgracias propias. Choca autos en los estacionamientos, habla de Platón y de la libido de los abuelos. Lleva sus libritos a la Facultad de Derecho y rechaza con diplomacia las invitaciones de los docentes adjuntos. Le canta canciones peronistas a un perro que tuvo y que ya se murió. Yo le escribo algunas líneas discretas para que aún sepa que le dedico mis mejores horas de porcelana.-
.
.
imagen extraída de aquí.-

No hay comentarios: