lunes, 21 de noviembre de 2011

cuiqui

Mujer cobarde, que no tuviste los ovarios para tomar la decisión (correcta) de quedarte, que hiciste la plancha mientras yo nadaba en brazada violenta, que asomaste la cabeza por la ventana del affaire y cuando te hice lugar te tomaste un taxi a la casa de tus viejos, solo quiero decirte una cosa: qué miedo tenés.
Mujer cobarde, no quiero ahondar en este asunto, sabés que me molestan las acotaciones al margen y más aún cuando parece que el partido se muere cero a cero, pero dejame aclararte que sos la hinchada más convocante y la que más corre en todos lados. Sos un escuadrón de peluches en celo, de barderitos de fiesta de quince. Permití que te diga otra cosa: qué cagona sos. 
Mujer cobarde, perdón por entrometerme, pero hace unos días que pienso en tu afecto pechofrío, en lo mal que le haces a la salud de los amantes buena leche, en lo estúpido que resultó tu impulso de jugo Minerva, que tenés ganas pero no te animás y que en definitiva terminaremos así: vos, reincidiendo en la anécdota de un amor a la distancia; yo, sin la inspiración que me generabas. Seré breve, sentime con esto: te vas a equivocar cuando huyas.
Mujer cobarde, no se me altere, no se enoje, no me odie no me esquive no se ofenda, pero debe darme el crédito de que hago mérito para tenerla cerca y a cambio no recibo nada, que me deja ilusionado y que usted misma está ilusionada pero tiene una tibieza corporal paralizante. Que yo le sugiero que se ponga cómoda, que acepte el fuego cruzado que nos toca, y que nos toquemos, nos hagamos amiguis, nos animemos. Lo último -de verdad, esto es lo último, pido que prestes atención-: te morís del cuiqui porque sabés que vas a desperdiciar esta chance ganadora y que a tu barón importado me lo como untado encima de una galleta de arroz yamaní.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

No hay comentarios: