lunes, 30 de mayo de 2011

Schwanek

Un cabello rubio: veintidós centímetros de una hebra dorada, pelo extraviado que fue a quedarse sobre mi pullover bordó y que luego encontraría tu mano curiosa, que suele hacer turismo sobre mi cuerpo para corroborar que en efecto, no hay otras melenas que se quedan a dormir en mi pecho. Tu mano es un policía pasado a retiro por turbio y mala leche, por mandar en cana sin orden de arresto, cinco dedos afines a la actividad represiva-conyugal. Y un cabello rubio es un cabello rubio: para vos, parte de la evidencia más incriminante; para mí, ese cabello rubio es un tirito que no admite careteo. Si hubiese sido castaño podría haber dicho que era de mamá, de mi hermana o incluso tuyo, que sí, mi vida, no lo mencioné para no herirte, pero se te está cayendo el pelo, aunque poquito, no hay drama, no hace falta que averigües en Schwanek. Podría entonces haber sido negro, pero debió ser rubio. Amarillo, te diría. Extrovertido. Incandescente. Fluorescente. Luminoso: tanto que supiste verlo a la distancia. Y yo no supe responderte que no cuando me preguntaste si la otra era rubia.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 27 de mayo de 2011

escuerzos

Los capos de mi escuela eran nenes bien con pretenciones mal, y hoy son retorcidos escuerzos que se recuperan en granjas de rehabilitación. Allí, aprovechan todo el día para pensar en juegos de mesa -dominó, ludo, tejo, ajedrez- y en cualquier otra cosa que no estimule su desenfrenado instinto cocainómano. Dudosos curas les enseñan pastelería. Hacen pepas de membrillo y batata y al bizcocho le dan forma de corazones sin forma, para luego salir a venderlas en bandejitas de telgopor en los vagones del tren Sarmiento.
Los fines de semana, lidian con hijos no buscados y el afecto traidor de sus esposas adolescentes que engañan a sus maridos cuando salen a bailar y desenfundan su ropa interior de guerrilla clandestina. A falta del barón de turno, las mujeres de los capos de mi colegio se dejan querer por algún cajetilla -de zapatillas de resortes y gorra reglamentaria- con mejor destino que sus maridos. 
Los capos de mi colegio se agarraron a trompadas con las barritas bravitas de cuanto colegio hubo en los alrededores. Cobraron con todos y cada uno. Les robaron chombas. Los escupieron cuando estaban en el suelo. Y entonces se prendieron a tomar gilada. Cargaron cuetes. Salieron de caño. Vendieron porquería y los descubrieron. Sus padres burgueses los internaron, armaron tranza con el comisario para que no fueran presos, y hoy son los hijos más tontos de una estirpe farmacológica, dietética, sedada. Hoy, los capos de mi escuela son los giles de mi barrio.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 24 de mayo de 2011

crême

Desayuné con dos tostadas de pan negro y mermelada de frambuesa, y con la idea de que te garchaste a todos nuestros compañeros de trabajo (que son cerca de quince). Qué certeza más estúpida, ¿no te parece? Digo: eso de pensarte a vos, tan linda y calladita y delicada y fina como te presentás, primero en una cena en Puerto Madero -hubieras salteado el primer plato para ir directo al salmón en camisa de hojaldre con pulpa de limón en crême- y más tarde enfundada en tu ropa interior lila, con los pechos apretados contra las lajas del baño de un tramposo albergue transitorio en las afueras de Capital Federal. Pero qué tonto imaginar que vos podrías haber estado siquiera con uno de los pibes del laburo. Incoherente, de verdad. Si bien es cierto que más de uno te tiene jurada, vos no...bah', no sé, ¿vos sí...? ¿podrías haber estado con alguno? ¿y qué pasa si en efecto te acostaste con toda esa horda de sobrevivientes al acné juvenil y el onanismo compulsivo? ¿qué si esta infundada percepción que me atormenta, en verdad es una revelación de lo puta y recontra puta que sos? Puta que se duerme con cualquiera, con cuanto tipo del trabajo se le cruza; puta sin norte, sin código; puta de mierda, te odio, puta, hija de puta, gran puta, puta hermosa, puta te quiero, puta te extraño: puta madre, por qué con todos y no conmigo.-
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jueves, 19 de mayo de 2011

puntitas

Te pido que me digas lo que querés: que no me hagas adivinarlo, no incursiones en un juego estúpido y que siempre nos lleva a pelearnos, a que yo deje de hablarte por unos días, a que vos me tires ceniceros por la cabeza, me quemes la ropa, me escondas los cigarrillos y las llaves de casa. No me fuerces a participar de tu veo veo emocional, a perder y a equivocarme, a ser marginado. Sabés que a mí las trivias me ponen nervioso y nunca fui un buen candidato para lo más alto del podio. Soy un tipo mitad de tabla. Ahí. En el diome. Ni muy muy ni tan tan. Y así, todo siempre funcionó. Pero si vos venís, me vendés esa sonrisa de publicidad de madre con analgésico para el nene, y entonces esperás que yo sea una lira y que sepa todo lo que buscás, como que no va, linda. Pedime lo que quieras. Exteriorizalo. Dale forma de idea, presentámelo y después vemos. Pero necesito que lo digas. Que te hagas cargo de (qué es) lo que necesitás. Porque yo no puedo vivir a oscuras, siempre tanteando qué es lo que te pasa, tener este sexo en puntitas de pie, cenar con vos con el miedo a equivocarme al decir uno de tus horarios, tenerte el respeto reverencial que hoy nos vuelve más enemigos que socios en esta joint venture conyugal y en decadencia. Basta de adivinanzas. Quiero saber por dónde pasa el sambayón del asunto. Contame. Qué es lo que querés, lo que aguardaste durante todo este tiempo y lo que aún no pude darte.-
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martes, 17 de mayo de 2011

Toresani

La vaca tiene un destino que ni ella misma se cuestiona. No sufre crisis de identidad al mascar el fardo, abonar la tierra y sentir el fuego del sol en el cuero. Todo eso con la elíptica -sigilosa, cuidada, discreta- convicción de que no hay mas remedio que avanzar hacia el matadero: purgatorio vacuno, verdugo metálico y mecánico. Cada gramo engordado, ración consumida y músculo atrofiado de grasa y hormonas de probeta, es un paso mas hacia el bautismo de la sangre final, y que a la vez, es el sacrificio de la vaca devenida en res, que deja de ser un animal -patrimonio semoviente y marmolado de negro y blanco- para convertirse en fruto de la supervivencia humana. La vaca nace gracias al humano y es él quien decide cuándo y cómo la vaca dejará de ser vaca para ser churrasco. Es más: el humano es dueño del cuerpo post mortem. Nadie jamás le otorgó algún derecho a la vaca, que tampoco lo exige. La vaca no implora respeto, no mira con angustia ni se deprime. La vaca no pide analgésicos ni diuréticos ni anfetaminas. La vaca es una fundamentalista del silencio de campo, filósofa en la llanura tapizada en verde, anfitriona de moscas e infecciones y lluvias torrenciales. La vaca tiene coraje, afronta todas. Y eso que sabe la que le espera cada vez que el peón le acaricia las orejas y le silva en el oído. Lo tiene clarísimo la vaca que, en el mejor de los casos, sera una tira de asado a la cruz. Esa es la consagración de la carne. En el otro extremo, la vaca será morcilla vasca, o los restos que limpiarán animales de carroña o rejunte para el perro de monoambiente, ese mismo pichicho que crece y muere con su tranquilidad de departamento en Recoleta gracias a una vaca -vaca con ímpetu, vaca con mucho huevo, vaca Toresani- que se inmola por la permanencia de las especies.-
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lunes, 9 de mayo de 2011

plush

Sea rubia, colorada, morocha, enana o travesti, por estrictas órdenes del director, la actriz siempre se llama Miriam, y Miriam -sea gorda, flaca, estúpida, cocainómana, frígida y con preferencia por las estúpidas, como le gustan al director- debe terminar el acto en esa posición que tanto deleita al cameraman, un tipo mas bien bajo, masacrado por el acné juvenil y las agresiones de sus compañeros del secundario. Ese mismo cameraman, hoy se venga de todos ellos con ese primerísimo primer plano del recontra carajo, en esta joya que será un estandarte del cine porno amateur argentino, así que a trabajar, afirma el director, y como es el director y el productor -por ende, quien pone la guita sobre la mesa- nadie se atreve a cuestionarlo. Sí señor, todos seremos escoltas de esta película que de seguro, será exitosa, porque si no la compran los argentinos, lo harán los españoles, o se traducirá al chino y allí sí la comprarán, claro, si total son mil millones y siempre hay porno trucho para un descosido. 
La Miriam de hoy es bulímica, delgada y con las manos mordisqueadas. Tiene el pelo rubio y pajoso, la dentadura medio chueca pero sus ojos verdes -adictos en el centro del plano que el pibe de la cámara sabe captar- son geniales. El director la llama Miriam, le dice por su nombre de guerra y ella obedece. Miriam -vestida de enfermera con un disfraz usado una y otra vez por las Miriam anteriores- se pone de rodillas, mientras el actor -que es el mismo que quien oficia de productor, director y relator de esta misma historieta- se abre al fin la bata negra de plush.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 3 de mayo de 2011

infantería

tengo una herida a la altura de la luna,
tajo hirviente en el que drena vino blanco,
una raja por donde mi esperanza pigmea saluda:
es un balcón al horizonte de tu confianza de manco.
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Por ese mismo corte
asoma un ventanal de lujuria y sequía.
No digas que no tengo porte
como para dejar de extrañar esta herida.
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Porque cualquiera se confunde con un puntazo
que arrastra tripa y sangre y una pregunta.
Pero somos pocos los que al paso
hacen bulto noble sin ser mala yunta.
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Entonces te pido que no me hables
ni vengas a dar clases ni compañía
que para tontos y amables
sé que tenés una infantería.-
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lunes, 2 de mayo de 2011

ringtone

Vos y yo no vamos a coger nunca, fueron tus palabras textuales, y recuerdo que dijiste coger -lo dijiste casi con j, en un arrastre consonante que hasta me dio a vocabulario de pibe ordinario, con ganas de coger pero de verdad, con violencia y premura zoológica- porque nunca en la vida te había oído salir de tu protocolo solemne, siempre tan ligado a la burocracia de la formalidad, a los modismos que quedan finos y a las expresiones medidas y con cadencia perfumada. Dijiste vos y yo no vamos a coger nunca, y a mí, que no tenía la inmediata vocación de cogerte -me hubiese conformado con besarte detrás de la oreja-, me pareció correcto, respetable y sin lugar a cuestionamiento. Soy un tipo que ante un pedido respetuoso, accede. Y entonces entendí el metamensaje, me alejé un poco -porque cuando te dicen algo así, y vos no te lo esperás, seamos sinceros: como que un toque te choca-, te seguí el rastro desde lejos, tranquilo, le di aire al payaso borderline que dimos en llamar nuestra amistad. Lo hice por miedo a que pensaras que soy un acosador y me denunciaras en la comisaría -no quiero acumular antecedentes; entenderás lo delicado de mi situación- y porque en verdad, nunca me obsesionaste. Apenas me agradabas, pero al nivel que puede simpatizarme un ringtone pegadizo, un lunar debajo del ojo. Bastó para que me dijeras vos y yo no vamos a coger nunca para que yo pensara en ese nunca como un molestísimo estigma, la convicción de ese nunca fue lo que me impulsó a pensar que tal vez, si fuésemos siempre vos por tu lado y yo por el mío, los días se tornarían un desafío estúpido.-
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(imagen extraída de aquí)