martes, 9 de noviembre de 2010

verbos

Este texto tiene más sentido si le sumás este tema


Te fallé. Por qué negarlo. Al fin te agredí con el peor y más violento de los verbos: quise a otra. Y te molesté pero sin pretenderlo. Qué bueno sería que me creyeras cuando te digo que por esta vez no tuve intención -si sabés lo que pienso en vos, lo que te busco y todavía espero de nosotros-, que me escucharas, atendieras, llamaras. Qué bueno sería poder quedarme con las dos, sería tan fácil saber dónde pasar el 24, 25 y 31 de diciembre, de a tres todo se simplifica en pleno diciembre maldito. Pero también entiendo que vos tenés lo tuyo cada fin de año, y está muy bien. No hay despecho. Nunca lo hubo. Yo te quise -te quiero- y siempre comprendí de qué iría nuestra sociedad de responsabilidad limitada. Y nunca te haría mal, que quede claro. Lamento no vivir en una comunidad poligámica, es todo. Y entiendo que digas que cambié, porque es verdad. Y gracias a Dios que cambié. Pero nunca te cambié, así que más respeto.-
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(imagen extraída de aquí)

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