martes, 30 de noviembre de 2010

chucherías

En caso de que lo necesites, llegado el supuesto -última instancia o no- de que andes buscando un puñado de vísceras para rellenar y darle complemento a lo poco que debe quedar sano dentro de tu cuerpecito de generosas medidas para los ojos masculinos, al momento que necesites vientre y chucherías para sostener la vida, querida, quiero que sepas que yo estoy dispuesto a donarte hasta el último filamento de esta enorme res de carne humana, huesos al borde de la osteoporosis juvenil y sentimientos al atardecer. Recuerdo este deliberado deseo altruista ya que en su momento te dije que no te daría ni una uña chamuscada, pero cambié de opinión. Será obra de la propaganda estatal y sus campañas profundas, pero me volví un salvaje militante defensor de la desinteresada ablación de órganos. Dejé de lado el prejuicio y el miedo a que me extirpen en una clínica-tugurio del Conurbano bonaerense cualquier parte de mis mollejas y demases internos. Hoy sólo pienso en hacer(te) el bien, darte un hígado, prestarte un pulmón, ragalarte los riñones o convidarte cualquiera de mis médulas (porque hay más de una, ¿es así?). Lo único que reservaría para mí es este corazón discontinuo y desvalorizado. Podés quedarte con el resto: cerebro, estómago, vejiga y hasta el perro, que todavía aulla madrugadas con su hocico lleno de preguntas con tu nombre.-
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lunes, 29 de noviembre de 2010

berberecho

Cuando no logres dormir, pensá en mí: prometo aburrite como un ancestral matrimonio de contadores alemanes sin vacaciones y que comparten hasta la oficina, seré tu somnífero para la histeria de ausencia, el Rivotril de los días, la justa charla deprimente y repetitiva y sin sentido. Y ya no me duele ser tu figurita menos cotizada del venido a menos álbum de financistas de fin de semana. Pero al principio no lo podía creer. No entendía cómo yo había llegado a cansarte, yo que tengo más temas que los Beatles, menos pulgas que un berberecho y más energía que la pandilla de matones intelectuales con los que hacés esquina y rancho. Yo que acaso te di alguna vez una razón para escribir, hoy devine en un impresentable peregrino con callos, mártir de jueguito en el Sega, un amigo. Eso mismo. Un lindo amigo a lo sumo, pero no más que eso: una sucursal oficial del amor de hermanos, de parientes lejanos que se olvidan y dejan de llamarse para los cumpleaños, sin rencores ni exigencias. Yo acepté la distancia: me hago cargo pero ya no me duele -te lo dije-, lo cual no implica que tu indiferencia sea una nueva causal de suicidio inspirativo en el desprolijo Código de Convivencia de los Amantes Torpes.-
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jueves, 25 de noviembre de 2010

manzana

Te doy tiempo para dejarle dicho a tu vieja que te vas a la Costa por dos días, para escribirle una carta al tipo con el que pagás a medias el alquiler -gordo, me voy, me salió un viaje de laburo urgente, después hablamos, te llamé y no contestabas, beso- y para manotear un abrigo del fondo del estante. Ojalá traigas el tapado verde manzana que te traje de París. Igual, traé lo que quieras. Yo te espero abajo, ponele que en tres horas. No tengo por qué darle muchas explicaciones a nadie, digo que me voy y punto, y después arreglaré las cosas en casa (o no), y ella me dejará (o no), pero ahora no interesa, sólo importa que te apures, que yo voy a estar en la esquina, tengo estos dos días en la playa para contarte por qué se me ocurrió que sería una gran idea inventar esta fuga inconsciente, aunque por ahí sea mejor ni hablarlo, llegar, almorzar en un médano, sentir qué se siente conservarte impune, lejos de otras personas como cuando elogiabas en mí las mismas cuestiones que hoy -en falso- buscás en él, y después vemos cómo sigue todo (o no), qué interesa, si tampoco es clave que hayamos estado tanto tiempo juntos y ahora -hasta ahora- no sepamos nada del otro, es como fugarse con un extraño, un primo lejano, una locura ¿no?, pero en estos dos días vamos a poder contarnos lo que nos ocultamos durante estos años muertos, tomalo como un viaje de egresados para nuestra relación post mortem, una dramatización de lo que tuvimos, qué interesa que ya estés con otro tipo, son sólo dos días, dos días no van a cambiarte la vida, a vos.-
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miércoles, 24 de noviembre de 2010

leche

Soldado que huye sirve para otra batalla: acaso sea esta la bandera más bienintencionada de los cobardes, que no por bienintencionados dejan de ser una manga de despreciables cagones de riña en un shopping bien, traficantes de caramelos media hora, próceres del club atlético nos-meamos-encima. Soldado que huye, de por sí es un desconsiderado, porque un tipo que huye -de sólo leer el verbo huir, me agarra un ACV en la virilidad más genuina-, además de un innombrable el cual sólo merece el ostracismo, es un perdedor matriculado y con credencial para ejercer libremente -en emprendimientos locales y offshore- el mal visto oficio de cadete de la displicencia más ortodoxa. Ahora: el que quiere huir para seguir combatiendo -con la convicción de que lo hace y tendrá otra oportunidad-, además de todo es un romántico berreta, un soñador de cuarta, porque se escapa pero conserva la ilusión de que habrá otra pelea donde cargarse al frente de batalla contrario, donde tal vez evacuar el deseo perdido en la batalla anterior. Tiene la leche de la otra batalla, del fracaso no asumido por haberse escabullido como una rata horrible y mal oliente. Por eso, soldado que huye, que huya. Piérdase, soldado. No vuelva. No vaya a ser cosa de que sirva para la otra batalla, vuelva a arrepentirse y emprenda retirada otra vez, y así, de batalla en batalla, sin saber ni siquiera para dónde disparar.-
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martes, 23 de noviembre de 2010

socia

Me gusta la que se queda sentada, la mudita, la que no dice nada y mantiene las piernas cruzadas, ahí, calentando el asiento en una esquina del salón a oscuras, mientras luces de todos colores giran y le pintan la cara de cumbia, reggaeton o lo que venga, porque ella es así, se planta casi muerta sin importar el ritmo, es una fiel seguidora del no movimiento, silenciosa, discreta, con su vestido blanco y turquesa que le llega hasta las rodillas, los zapatos sin taco, la cara sin onda, la cabeza recostada sobre su mano izquierda, me gusta ella porque parece aburrida, tiene algo para ocultar, tal vez sea de esos jugadores que sólo sirven para el segundo tiempo, da igual, pero me simpatiza por misteriosa, por enigmática, por mezquina y porque podría bailar como cualquiera -como una estúpida y fingir que sigue borracha, que la dejó un tipo, que hoy tiene ganas de, y como nadie se lo impide, lo hace-, pero no, ella se contiene, allí, dentro de su cuerpecito blanco, el flequillo bien cortado y recto, tiene pinta de paciente psiquiátrica, de socia fundadora del fans club de Amigos del Rivotril, tal vez ahora mismo esté sedada, o quizá esté neutralizada por la espina certera que le avisa que su facha de reventada y de negada y de con vos no bailo, es lo que la vuelve un tanto más interesante.-
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lunes, 22 de noviembre de 2010

Marte

A mí siempre me quedará Marte: un afecto desmesurado, enrojecido y que vuelve. Él -quien hoy duerme con Marte- no sabe pero intuye que acaso ella volverá conmigo cuando yo lo necesite. Marte y yo fuimos...una foto en el cajón de mi cuarto -dentro de un sobre amarillo-, ella me dedicó sus últimos días sola, me dejó las ganas de fumar y un cabello suyo adentro de un libro que jamás pude terminar de leer. Marte, a vos que de a ratos sabés escucharme, te sorprendería saber que todavía guardo ese libro y tu pelo larguísimo. Marte, vos -usted- y yo sabemos que este cariño de hermanos rebeldes no se acaba ni aunque cada uno tenga una pareja. Porque Marte -señora roja, luz del verano, amante devota- nosotros fuimos algo más que una temporada de escondites, infidelidades y cine de trasnoche, de escaparnos en el tren Sarmiento, de hablar el código que todavía empleo, de pensar y dibujar y proyectarnos juntos. Marte, vos siempre serás la mejor fotografía de un momento intenso, guardada en ese sobre amarillo que firmaste y en el que me llamabas de la misma forma en que hoy me nombra Ella, y no creo que sea una casualidad.-
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viernes, 19 de noviembre de 2010

monaguillo

Podés estar tranquila de que nuestra PyMe sentimental traerá beneficios, siempre y cuando dejes que yo administre mi mundillo literario, mis palabras, los libros y las musas. Entonces: dejá que te engañe aunque más no sea en la prosa, que busque a otras mujeres, que las penetre con lo más fino de la sintaxis y la profilaxis, que las toque, las quiera, las duerma, y me acueste con vos y con todas ellas en la misma cama ficticia, pero a mi juicio, real. Porque yo necesito mi mundo, en el que creo. Entiendo que vos prefieras una enciclopedia made in mi pluma adicta a tus encantos, que yo sea un monaguillo devoto de nuestro amor cristalino, pero eso, mi vida entera, es una irrealidad imperdonable. Yo seguiré pensando en otras mujeres. Siempre lo hice, con todas, y así funciona la mecánica inspirativa. Sólo te prometo tener la decencia de no decirte que lo haré, ni confesarte con quién se desvela mi celo literario. El trencito marchará parejo, pero no me desacomodes la estancia que acá los peones, las remolachas y las codornices del sueño de la huerta propia, los administra quien cosecha, cuida y reserva. That's me.-
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jueves, 18 de noviembre de 2010

enroque

Tu tranquilidad me inquieta y me obliga a fumar y a tomar café y a mentir y a escribir. Será que intuyo tu conspiración de terciopelo, y que ya no te persignás para conseguir dormirte sin mí. Ya ni soñás con mi sonrisa a tus espaldas, y al parecer, anestesiaste el desenfrenado ánimo revanchista que buscaba llegar hasta mi casa para quererme o apuñalarme, así, sin matices: siempre fuiste un francotirador poético y bipolar. Y esta vez -a diferencia de otras tantas-, lograste alcanzarme, e intuyo que sin quererlo. Era tan fácil. Tan simple. Y vos que hasta te habías entrenado para llamar la atención, lograste un encuentro cuando al fin te habías olvidado del asunto. Hasta ese momento -en que vos y mi distracción se dieron cita-, viviste desgraciada, y sin buscarlo, abrochaste el convoy de tu miseria a mi racha ganadora. Y ahí vamos: yo arrastrando hasta lo más bajo de tu tristeza. Me contagiaste tu angustia, y te quedaste con mi tranquilidad. Hiciste un gran enroque. Sólo me consuela la idea de haber hecho con vos una obra de infinita caridad emocional.-
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miércoles, 17 de noviembre de 2010

"hola"

Todo de vos me molesta. Desde que decís "hola" en el desayuno hasta que decís "hola" en la cama para que al menos te arrime un almohadón. Todo lo tuyo me incomoda. Tu amor me da herpes. Tu optimismo, rabia. Tu cálida sonrisa de cumpleaños de 15, la cena divertida que preparás con esmero, el agua y su felicidad de canilla abierta cuando te lavás los dientes, tus mismísimos dientes, encienden el -siempre al alcance de tu mano- switch de mi vertiginosa irascibilidad. Sos un colchón de alfileres, el dolor de la muela de jucio al emerger, la silenciosa patada en las pelotas de un amor fulminado, sin aire, paralítico, y que más que una relación de a dos es un teletubbie con sirrosis hepática. Hasta tus libros me alteran, la forma de caminar que tenés, cómo hablás y la manera en que me preguntás qué me pasa, con esa vocecita de ¿qué te pasa, mi amor? para que yo te conteste nada. Tus preguntas me generan todavía más odio. Pero tranquila, no es odio hacia vos. Tal vez sea la estúpida premonición que antecede al choque frontal, al piano en la cabeza, o a la convicción de que todo lo tuyo que de alguna forma me atrajo en cierto comienzo, en este momento me inspira razones suficientes como para sacarte un pasaje sólo de ida al conurbano bonaerense de Haití.-
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martes, 16 de noviembre de 2010

quiebre

Me gusta pelearme por ahí, sentir el impacto porque sí de mis nudillos sobre cráneo y mandíbula y tabiques ajenos, el quiebre óseo contra un entramado de carne que resbala de sudor, me simpatiza ese irónico careo, la adrenalina de los ojos con ira, los dientes apretados y oír mi risa con sangre -también me gusta sentir el gusto, el olor y la humedad de mi propia sangre- frente a un desconocido confundido, porque claro, me gusta pelearme, pero siempre con un desconocido, preferentemente en la calle, recibir puños y palos de un tipo al que no conozco, del cual no espero nada porque nada puedo esperar de alguien del que jamás conoceré el nombre porque jamás me interesará y menos en pleno combate imprevisto, en un enfrentamiento brutal, innecesario y espontáneo, a muerte o hasta que el otro se reconozca cobarde, en esa mezcla de ignorancia con imprudencia y morbo energizante, porque cuando provoco e invito a la pelea no tengo miedo, más bien me siento excitado, con abrumadora lucidez y desmesurado poder, soy incluso mejor cuando peleo que cuando miento, pendenciero me quiero más y más me creo.-
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lunes, 15 de noviembre de 2010

polenta

Con este tema, el texto suena mejor ("Kissing a fool", de George Michael, pero en boca de Rubén Goldin acompañado por La Banda de los Sueños).-


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Mujer, sepa usted que está por besar a un idiota, un tipo inconstante para el amor, y que en tercer grado se llevó matemáticas a marzo, que agradece su generosidad en el sexo y desprecia la polenta con tuco incluso en casa ajena, y que más allá del acervo de información innecesaria que usted pueda llegar a recibir sobre este mismo tipo, ahora está prevenida del barón que acaso está por estrechar entre sus brazos: metro setenta de ironía tramontina, perfumado para la ocasión, salvaje atracción por la simpatía femenina y un par de chistes que de a ratos funcionan como anzuelos. Entienda también que no es soberbia el que yo mismo le diga todo esto, que me confiese un idiota en clara técnica de brutal autoboicot. Si lo hago es porque de verdad, la aprecio -me desaflojo el nudo de la corbata, me saco los zapatos con los cordones anudados, dejo en el perchero el protocolo de cartón y te digo, te tuteo, ¿todo bien? te aprecio, querida, muchísimo. La respeto, de verdad. Usted está por besar a un idiota, y el resto lo veremos, lo charlamos, birra y manises de por medio, Baileys y bombones de chocolate o lo que guste. Pero hasta el momento, la única contraindicación certera para este intento de dupla rendidora, es que no te será sencillo bancar y luego librarte de esta romántica gambeta con zurda vengadora.-
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disparos de lucidez: #69

Cobarde aquella mujer que tira el rush y esconde los labios.
Y nada me seduce más que el coraje femenino. Ponele.-

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ojos de Motorola W375 - energizante

El menú del paquetísimo restó de la Facultad de Derecho incluye la opción de clavarte una inyección de RedBull y una medialuna para nivelar el energizante. Eso sí, esta posibilidad usted la encuentra en la sección de "Repostería artesanal".-

viernes, 12 de noviembre de 2010

aritmética

A T.P.-
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Vos y yo vamos a estar juntos para siempre, y por esta vez, no es un lugar común. Y es que sé -lo entiendo, asimilo y acepto- que vamos a morirnos -yo antes que vos, porque cumplís una función más interesante que la mía, le das sentido a muchísimas cosas, y la muerte es una cuestión de utilidad y aritmética- y que aún así, mi romance va a buscar quedarse aunque más no sea en tus fines de semana, cosa de no molestarte el resto de los días. No voy a culparte por rehacer tu vida, volver a meter un tipo en casa, querer a otra persona. Porque aún con todo eso, yo voy a seguirte muy de cerca. Acompañarte. Lo supe cuando nos conocimos. Eso: que vos vendrías a reacomodar mi displicencia, y yo a cuidarte. Y por esa razón -que no por simple deja de ser trascendente- vas a tenerme desde donde yo esté, en cualquier momento y lugar. Porque el haber crecido juntos, el hecho de que encajes en la mesa familiar, entre mi audiencia preferida y en las reuniones con amigos, sumado al hecho de que en tu pecho hay una muesca exacta en donde sólo cabe mi cabeza, me lleva a elegirte a vos, hoy y para siempre -y no es un lugar común- para no elegir a todo el resto de las mujeres que hacen turismo entre lo cotidiano.-
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(Imagen de NNN.-)

jueves, 11 de noviembre de 2010

Conchita

Ingenuo, que creo que vas a ser honesta si en verdad me estás engañando. No sé ni para qué te pregunto con quién cenaste: como si fueras a confesar que anduviste de copas con un tipo. Mejor, ni digas nada, lavate los dientes, apagá la luz y buenas noches. No quiero ni mirarte la espalda, ni me toques, cuando estoy así no me molestes, y cuando mentís, con el descaro de tu sonrisa y con el verso de que saliste con las chicas...mirá, la verdad, te mataría, pero de verdad, te haría tragar la almohada. Qué digo ingenuo, estúpido. Yo, quién va a ser. Vos sos viva. Mientras lavaba las cucharas de la merienda, te secaba el baño que siempre dejás mojado cuando terminás de ducharte, mientras yo hacía los laburos de Conchita vos lo más campante con vaya uno a saber quién ¡Y para qué te pregunto con quién saliste! Sos capaz de abrazarme y preguntarme qué hice todo el día acá encerrado, y vos con ese principio de borrachera que te pone cachonda, y a mí que vos, en ese estado y a esta altura, me calentás menos que un sifón de soda vencida. Por eso, por tu hipocresía y tus ganas de mentirme, hoy duermo en el sillón. Y no me lavo los dientes, al carajo con tu protocolo de mierda.-
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miércoles, 10 de noviembre de 2010

bares

Tengo una lapicera con mis iniciales. La perdí un par de veces pero siempre aparece: la busco en mis bolsillos, entre papeles, en el escritorio y en las mesas de los bares. Creo que la encuentro más por las ganas de encontrarla que por las gestiones que hago para dar otra vez con ese pedazo de metal insignificante, que no es tan diferente a cualquier lapicera, pero que tiene mi nombre, y eso es lo que la hace importante, distinguida y mía. Las iniciales, prolijas ellas, cuidadas, estéticas, simétricas. Es una noble lapicera que cumple la exclusiva función de acompañarme y decir quien soy, porque siempre que yo mismo me olvido de mi nombre, ahí está para rescatarme del anonimato: sus cuatro finas letras en el vértice del acero brillante. Es una de las pocas cuestiones que me pertenece. Mi nombre y esa lapicera, que de alguna forma, son lo mismo e implican respeto y tradición. Es una lapicera pesadísima. Cargo entonces con mi nombre y el de un puñado de familiares. Implica una responsabilidad de a ratos incómoda. Pero vaya uno a saber por qué me tocó a mí arrastrar con esa lapicera, esas mismas iniciales repetidas a lo largo de las generaciones que viajaron en barco, padecieron, procrearon con otros nombres. Son siglas que se traducen en papel y a la hora de aclarar la firma. Y a la larga, será lo único que quede: un nombre, más o menos solemne, pero siempre con algo que decir.-
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disparos de lucidez: #68

Creo que a esta altura te olvidaste de cómo escribir (bien).
Haberte olvidado de mí ya es una anécdota.- BlogBooster-The most productive way for mobile blogging. BlogBooster is a multi-service blog editor for iPhone, Android, WebOs and your desktop

martes, 9 de noviembre de 2010

verbos

Este texto tiene más sentido si le sumás este tema


Te fallé. Por qué negarlo. Al fin te agredí con el peor y más violento de los verbos: quise a otra. Y te molesté pero sin pretenderlo. Qué bueno sería que me creyeras cuando te digo que por esta vez no tuve intención -si sabés lo que pienso en vos, lo que te busco y todavía espero de nosotros-, que me escucharas, atendieras, llamaras. Qué bueno sería poder quedarme con las dos, sería tan fácil saber dónde pasar el 24, 25 y 31 de diciembre, de a tres todo se simplifica en pleno diciembre maldito. Pero también entiendo que vos tenés lo tuyo cada fin de año, y está muy bien. No hay despecho. Nunca lo hubo. Yo te quise -te quiero- y siempre comprendí de qué iría nuestra sociedad de responsabilidad limitada. Y nunca te haría mal, que quede claro. Lamento no vivir en una comunidad poligámica, es todo. Y entiendo que digas que cambié, porque es verdad. Y gracias a Dios que cambié. Pero nunca te cambié, así que más respeto.-
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lunes, 8 de noviembre de 2010

peajes

Cuando suspiré sobre la cama del telo y con los ojos en mis ojos estrellados en el fondo de un espejo en el techo, con ese suspiro de tabaco y angustia enredada, así como tendido, como derrotado, pintado de resignación, abatido, caído en cumplimiento del deber de amante titular, goleado en la final de un torneo de papifutbol categoría veteranos hiper-baqueta, bochado en la última materia de la carrera de Medicina en la UBA, casi triste, confundido a medias y otro tanto autoengañado por la ilusión de que ese suspiro no significara lo que en efecto sabía que significaba, con esa sensación agridulce y en pleno goce del descanso post-sexo a media pila, supe que habíamos llegado al final del final. Porque hubo varios peajes hasta el final absoluto: me hiciste luces más de una vez, y yo no las supe ver. Digamos que me emperré en montar un triunfo bilardista para este amor cagado a palos, me jugué a dilatar el impulso de muerte, a demorar el minuto noventa, pero no fue de negador sino que en ese momento guardaba la idea de que tenía sentido amarrar tus ganas de salir de gira a mi necesidad de quererte bien, porque nos quisimos bien, yo te quise y eso hasta parece un mérito, aunque a esta altura del partido -ahora lo entiendo- ya todo te resulte tan insuficiente.-
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sábado, 6 de noviembre de 2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

haiga

Cuando llega el celo yo ladro, muerdo, desgarro almohadones y hasta levanto el teléfono para rescatar del pozo ciego -que es el olvido- a alguna bienaventurada yunta malintencionada. Entonces marco un desprolijo número telefónico, a ciegas y con los dedos torpes y desorbitados, porque cuando llega el celo soy una bestia jadeante, que se tambalea en puntas de pie, busca y se arrastra y lleva consigo todo lo que haya en el paso, sea perro, porro, porra. Cada vez que baja sobre mi cabeza el rocío del celo salvaje, aprovecho y te engaño con cualquiera, tan solo para no pedirte de más, no ponerte ni en compromiso ni de mal humor, cada vez que a mí me llega el celo y vos todavía de resaca. Me voy con otra, con la que venga, con la que haiga, cosa de que nunca te enteres del genuino y desesperado celo de este animal en jogging y pantuflas. Cuando pasa el celo -quizá lo hayas notado-, soy brutalmente honesto. Por eso mismo no digo nada, tengo amor propio y dimensión del peligro de serte franco, así que agradecería que no hicieras preguntas, y mucho menos fuerces respuestas que no plantearías en otro momento. Pasado el celo y sus derivados, puede que cierre lo ojos. Seguro voy a tener hambre o me sienta lo bastante cansado como para dormir de cara a la pared.-
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miércoles, 3 de noviembre de 2010

terminaros

Pensé en una forma ingeniosa de lastimarte: revolver el morbo poético para no caer en la bajeza de tus acompañantes nocturnos, los tipos que nunca existieron con los que tejés historias que nunca existieron. Se me ocurrió que sería una buena idea mojarle la oreja a tu distinguidísimo ego perfumado de Dolce & Gabbana, maquillado con estilo y estoicismo veterano, camuflado de salvaje compasión de maestra jardinera. Pero no. Para qué. Resulta vil caer en lo masculino de la revancha inmediata y desproporcionada. Tampoco voy a salir a cogerme a tus amigas -en su mayoría, maestras jardineras-. En primer lugar, porque es algo que esperarías de mí, y en segundo lugar, porque es algo que yo también esperaría de mí, por lo tanto, descarté un ataque cantado, agresión gratuita que implique un profundo contacto físico con gente en común. Pongamos así un manto de códigos mínimos, para no terminaros cogiendo los unos a los otros, como en los viejos tiempos y como si todo estuviese de jolgorio y fiesta en casa. Por el contrario, se me antojó escribirte algunas líneas, con tan poco tino que no creo ser exagerado si digo que jamás te pensé de un modo tan sentido, romántico y honesto. Por esa misma razón, preferí descartar la evidencia de nuestros buenos momentos. Pasaba el tiempo entonces buscando una elocuente forma de sonreirle a tu ancho de espadas, hasta que recordé algo que en verdad te molesta.
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Eso.-
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Disparos de lucidez: #67

Decíme dónde está él ahora. ¿Estás (muy) segura?
¿Ves? Por eso mismo sé que todavía pensás en mí. Y por tus señales. No vas a resignar a tus hijos a un padre con más dudas que vos.- BlogBooster-The most productive way for mobile blogging. BlogBooster is a multi-service blog editor for iPhone, Android, WebOs and your desktop

lunes, 1 de noviembre de 2010

hoyuelos

Celebro que al fin hayas podido desarrollar tu dudosa vocación: lamento que haya sido a costa mía, pero bueno, el arte siempre arrincona -"sacrifica", suena más romántico- a una víctima y de algún modo me agrada haber sido el justo modelo para que dieras con una obra respetable. Lo tomo como un homenaje -quizá para no sentirlo como una revancha, después de tantas veces en las que yo abusé hasta de tu casa para escribir cantidad de líricas denostaciones que sólo me sirvieron para dormir con otras mujeres-. Así como te dediqué la diplomacia de mi resentimiento machista y compartimos tantas noches que ahora catalogás de mediocres affaires con cenas pre-elaboradas -no sé qué buscabas, ¿acostarte con Doña Petrona?-, debo reconocer tu habilidad para recoger el guante y estrellarlo contra lo más sagrado de mi autoestima. Al fin pudiste congeniar lo precario de tu arte con el don que tenés para dañar a la gente. Y te salió un lindo lienzo, algo que nunca habías conseguido, lanzándote a la aventura de dibujarme desnudo. Muy desnudo. Mi cuerpo en un fondo blanco, el detalle de la pelusa eterna, mis ojos achinados, hoyuelos en la sonrisa y hasta te tomaste el atrevimiento de hacerme una intimidad tan ínfima que hasta corona el ridículo. Te felicito, qué decirte: ni sentido tiene que dé explicaciones. No hay forma de remontar esa cosita, refutarla y no caer en tu juego. Y ahora sí, me atacan unas terribles ganas de aplaudirte y tal vez besarte, aunque también me atacan unas terribles ganas de atacarte.-
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