jueves, 31 de diciembre de 2009

2010

Por los sin navidades,
la gente que no tiene cumpleaños,
que no entiende para qué hay un año nuevo
porque nunca hay nada nuevo,
mucho menos en un año.
Por los olvidados y los que olvidan.
Los que no conocen a los Reyes Magos.
Los que padecen.
Por la gente sola. Sin esperanza.
El brindis es por ellos,
para que no sea más así,
aún sabiendo que muchos otros
esperan lo contrario:
conservar la aritmética determinista
que hace ricos a unos y pobres a otros.-

martes, 29 de diciembre de 2009

disyuntiva

Mujeres inseguras: aléjense de mí. Tiren sus pocas certezas al asfalto hirviente y dejen que las barran los hombres que sí pueden con su incertidumbre seguida de la depresión de no saber. Conmigo no. En este rancho de perdedores, no hay lugar para la duda constante. Ya bastante padezco mis decisiones blandas en las heladerías del barrio –que chocolate con brownie sí, que mejor ponele más tramontana, que cómo no vas a tener vainilla con óreo, si es el gusto del verano- como para tolerar a otra persona que aún no sepa cuándo usar tacos o zapatillas o andar descalza por los zaguanes de mis delirios cósmicos vestidos de artísticos. Vamos a lo simple, a lo seguro, o ni siquiera entremos en la disyuntiva. Mujeres sin certezas, escupan sobre los alcochados ajenos y los techos de los colectivos lo poco, lo último que les queda de sus personajes abanderados sin banderas. Jueguen a la payana de la vida ¡De una vez, señoritas! Arriesguen los candados de sus piernas sin doble tracción. Confíen en ustedes, en mí -tal vez, de a ratos, no siempre, no tanto-. No estás gorda. Un helado más –digamos helado, aunque bien podría ser cualquier otra porquería de la vida pública- no hará que yo esté inseguro de vos. O sí. Qué se yo. Qué importa...-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 28 de diciembre de 2009

receso

Amigos,

A partir del día de la fecha y de este momento, entramos en un receso vacacional breve, pero receso al fin. El 11 de enero NNN.- volverá a abrir sus puertas -arqueadas, gastadas, sin llave-, y puede que en el medio aparezca algún que otro relámpago de verano.
Saludos, buen 2010.-

viernes, 25 de diciembre de 2009

petróleo

A Papá Noel le pedí una suerte de teletransportación magistral: que te saque a vos de su polvorienta y arcaica bolsa de pelotudeces anuales, para que nos acomodemos cucharita en el medio de mi cama, rodeados de botellas de malbec y champán para la ocasión, entre los restos del turrón siempre durísimo y lo último del vitel tone que mi abuela prepara para las fiestas. Sólo eso pedí. Pero me trajo un pantalón de gabardina, aún sabiendo que detesto la gabardina -y él lo sabe; Papá Noel sabe todo-. En esta noche de tuertos por tapones de sidra mal abierta, entre los cuetes de los adolescentes que festejan con pirotecnia casera porque no tienen con quién brindar por un año menos peor, yo te pedí a vos, con o sin ropa, para coronar con algo de gloria una noche que se repite año tras año. Pero no. Un pantalón de gabardina. Hace menos preguntas que vos y se queja menos, pero un pantalón es un pantalón. Lindo pantalón, pero me incomoda la gabardina, y vos me hacés creer que a pesar de la mala vida, la buena salud que jamás abunda, la suerte que por estos días no es mi coequiper predilecto, a pesar de la miseria cotidiana, vos acercás la certeza de que soy un tipo afortunado, más allá de mi triste colección de pantalones de gabardina color azul petróleo.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 24 de diciembre de 2009

B

Tengo tres hermanos mayores, dos abuelas, diez pesos en la billetera, tres razones para estar vivo, quince días de vacaciones, tres deseos para el cumpleaños, doce libros de la Biblioteca Anteojito, cuatro planes B, dos trabajos, treinta minutos de recreo, veintidós cigarríllos sin filtro, tres almohadones, dos carreras de grado, cinco cubiertos por si caen a comer los amigos, seis botellas de un vino salteño, trece discos de Charly García, seis cuerdas para delirar, once perfumes que de a ratos mezclo, tres lapiceras dependiendo de la ocasión, siete agendas abandonadas, ciento noventa y ocho contactos en el MSN.
Decíme ahora, querida, ¿Qué te hace pensar que me quedaría con una sola mujer?.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Caniggia

Cuando no funciona, no funciona. No insistas. No volvamos a probar, es igual que debutar dos veces, y eso no existe, es una falacia lingüística, y nuestro afecto terrorista, este suicidio cotidiano que es despertarse con vos los fines de semana y no ver la hora de que sea lunes para tenerte lejos, ¡Ay! Querida, qué angustia me dan tus ganas de un bonus track. Es evidente que la cosa no camina, y no trates de explicárselo a tus amigas porque le van a echar la culpa al sexo. Hasta el sexo me duele. Pero yo lo entiendo, cosa que vos no. Es probable que nuestro binomio sea un acierto a largo plazo, aunque eso no implica que resulte. Batman y Robin eran perfectos. Caniggia y Maradona llegaron a besarse. El jamón y el queso mantienen un intacto vínculo prehistórico, pero aún así, hay gente que no come cerdo, y otros tantos -los veganos- que no consumen lácteos. Entonces, ¿qué te hace pensar que la casualidad de haber encontrado al ser adecuado te acerca a una vida en pareja un tanto más amena que la de tus padres divorciados? Quién sabe, tal vez ellos todavía se quieran, aunque tu viejo se fue con una pendeja, y tu vieja se haya hecho las tetas y tenga a Esperanto por segunda casa. Pero quién te dice...Lo que tengo claro es que vos y yo vamos muy bien, pero el amor -"amor", qué cursi- poco tiene que ver con la aritmética de la estabilidad.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 22 de diciembre de 2009

manuales

Revisarle el buzón de entrada a tu pareja, te hace oscilar entre dos posturas tan antagónicas como incómodas: la certeza de una infidelidad o el ridículo de reconocerse como un paranoico posesivo-freak y medio boludo. Cuando emerge el yo cobani-acusador -no lo busquen en los manuales de Freud, no lo van a encontrar-, y uno agarra el celular y va directo a la casilla de entrada o medio que como quien no quiere la cosa uno hurga, se pasea, pispea entre las multifunciones de los microcelulares con sonidos polifónicos, y de repente se choca con la indeclinable propuesta de acceder a la intimidad del mensaje de texto ajeno, automáticamente al terminar la revisión higiénico-marital, el cerebro te posiciona en uno de esos dos extremos. Caés en el uh, qué pelotudo que soy, esta piba me quiere y yo que le miro los mensajes en los que la vieja le pide que compre toallitas, y ahí de toque te imaginás el cuerpo de tu suegra y te sentís asqueado y todavía más culpable y pelotudo. Eso, en el mejor de los casos. Porque en general, como dice el dicho, el que busca, encuentra, señores. Y el que no encuentra pero casi casi que cree descubrir, puede llegar a inventar un affair. En ese caso, vas a sentirte un rey, ja, me avivé, perra, vos que creías que podías engañarme así de facil. Y la dejás, porque tenés pelotas. Al cabo de un par de semanas, uno se pregunta para qué carajo mira el celular del otro. Al cabo de dos pares de semanas, uno se pregunta qué es peor: si ser un pelotudo con novia ¿infiel? -¿De verdad me cagaba?¿Tan seguro estoy?- o un pelotudo sin novia pero con un puñado de certezas que de poco sirven para ser feliz.-
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lunes, 21 de diciembre de 2009

ad hoc

Es un error muy común creer que la Justicia es la justicia. O que los abogados son apóstoles de la verdad, peregrinos del Derecho y buscadores de la equidad. El abogado es, de a ratos, un mercenario más que necesario para hacer de este sistema -injusto, poco equitativo y azaroso- una herramienta con algún valor. Si usted cree que el abogado persigue la justicia, que un tribunal imparcial e independiente siempre debe fallar a favor del que tiene la razón -y usted siempre creerá que tiene razón, y eso parece lógico-, sepa que del otro lado, alguien entiende lo mismo que usted, pero para su propio bienestar. Sepa también que la Justicia es un instrumento falaz, conducido por buenas, malas, regulares e incoherentes personas honestas y runflas que sienten, piensan, se dejan extorsionar o invitar a tomar un café para recibir por debajo de las mesas de los bares de tribunales, algún que otro sobre. Pero por favor, no se alarme, no sea papafrita. Eso pasa en todos lados, y por más que sea un lugar común, no deje de tenerlo en cuenta. Malandras habrá en la panadería, en el taller mecánico y en las boleterías del subte. Hasta en la política: si usted es de los que creen que para hacer política hay que ir al Congreso, le pido encarecidamente que vuelva a leer este brevísimo manifiesto ad hoc. La política no es sólo de los políticos, y la justicia no es sólo de la Justicia: hágase un poquito cargo, ¿Quiere?.-
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jueves, 17 de diciembre de 2009

shore

Fui para pedirle perdón. Fui porque siempre vuelvo, y cuando tengo que pedir perdón, compro chocolates, fumo sin paciencia, camino rápido y no miro al frente. Pocas veces pido perdón. No me molesta reconocer mis errores, pero me incomoda saber que ella tiene razón. Entonces me retracto, hago un pedido de tregua a distancia, un pacto de no violencia off shore, para darme por aludido y ceder. En esos casos -en este caso- me pongo mi mejor camisa para ir a buscarla a la salida del trabajo, pago un boleto en la estación del tren, y como no tengo chocolates, le compro un pan dulce a los (ex)drogadictos de la granja de rehabilitación "Renacer", una que aseguran que queda en Ezeiza y en donde todos son re-felices alejados del paco y la merca. imagino esas manos -delgadas, precarias, farmacológicas- esparcir frutos secos sobre la masa, las mismísimas manos que ahora me dan el vuelto y el pan dulce que más tarde, regalaré a ella en señal de perdón, porque cuando uno se disculpa, no puede hacerlo sin ofrecer nada a cambio. Yo entrego un pan dulce, e improviso mi buena acción del día sobre las vías del Sarmiento, mientras uno de los dos faloperos mueve con el pie el canasto lleno de galletas y panes saborizados. A lo lejos, en otro vagón, escucho el speech que viene por default en cada uno de los vendedores ambulantes que antes de exponer la mercadería, piden perdón: señores pasajeros, disculpen la molestia...-
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miércoles, 16 de diciembre de 2009

grata

Admiro a la gente que no siente culpa, pero ojo, que no se confunda con el que no la padece pero sabe que ahí está: grandanés macho y encelo, bardeando el monoambiente de la estabilidad emocional. Me refiero al tipo que hace y deshace con facilidad burocrática, sin advertir la presencia de la culpa, persona no grata en las oficinas de su inconsciencia con sede en cualquier lugar donde pueda madrugarte. De verdad, es digno de aplaudir: que una persona engañe de forma tan obscena, y que siempre haya uno que le crea -ese alguno suelo ser yo-. Y usted, hágame el favor, no se ofenda si hablo de mí: no es soberbia, pero soy el boludo que tengo más a mano, ¿Vió? Porque yo sí que siento culpa, es un torno en la muela de juicio, la insoportable cosquilla entre los dedos de los pies. Y además, un montón de cosas me dan culpa. Ocultar, esconder, disfrazar una actitud o sentimiento, me resulta tan artificial. No sé, no puedo, no lo logro, ella siempre se da cuenta cada vez que intento sorprenderla. Y además, soy sumiso. Acepto mi error, insisto en repararlo. Pido perdón hasta cuando miento en el truco: Perdón, chicos, les hice creer que tenía 33, ja-ja, me desubiqué, tenía 31, sorry, fue sin querer.-
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martes, 15 de diciembre de 2009

irresponsible

Aprovechame ahora, querida, que justo esta noche, en las incoherentes horas de esta madrugada y en calzoncillos slip, sé bailar la balada que vos prefieras: el frac te lo debo, pero me pongo sombrero, eso sí. Te hago un vestido con las cortinas, apago las luces y te canto Call me irresponsible, damos una vuelta por la casa, por la luna y por el capricho desvelado. No estoy drogado, tranquila, pero más vale que te apoderes de mí mientras estoy fuera de mí, mientras no me reconozco y fumo y canto que no lo podés creer, sí, soy yo, pero en una versión mejorada, es un yo endiablado, honesto, optimista, despreocupado, con ganas de reírme y gritar y despertar a los vecinos mientras nos estrellamos de amor contra las paredes del baño. No te asustes, corré a la heladera y traé la botella de champagne que guardo para emergencias como estas, no se dará dos veces, mañana vuelvo a ser el mismo tipo gris y pusilánime del que asegurás estar enamorada frente a tus amigas de la oficina, mientras tanto, voy a fingir -o voy a jugar, sin querer- ser el hombre del que yo me hubiese enamorado sin alternativa si fuese mujer. Acá me tenés, pedí lo que quieras, soy el único, la voz, soy el mejor, el número uno, nothing but the best, las luces apuntan hacia mí: cojeme ahora que todavía soy Frank Sinatra en pleno living de tu casa, querida.-
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lunes, 14 de diciembre de 2009

cuarteto

Algo me dice que deberías haberte quedado con Él, y ese algo suele ser la empleada doméstica, las amigas de tu hermana más chica y los mails del pelotudo al que llamás amigo, y al que en este humilde manifiesto de guerra, propongo en llamar Él. Él, que con sus remeritas sin mangas te acaricia el pelo, te invita un ferné, te saca a bailar cuarteto -y el reverendo hijo de puta lo hace muy bien-. A Él, si lo llego a ver cerca de la amenaza doble que son tus caderas, a Él le voy a dejar la cara como a Ricardo Fort pero sin implantes. Él, que usa vincha y el pelo mojado para salir de noche, intolerable simpatía para conmigo -detesto caerle bien a las pocas gentes que quiero golpear con un matafuego en el tabique-, Él sí que no sabe con qué calibre de barón se ha metido. Te lo digo para que le avises, avisale vos a Él, que yo con Él no tengo diálogo, pero Él tendrá una razón más para hablarle a su traumatólogo de confianza una vez que yo lo agarre y le ponga en paralelo los ligamentos cruzados. Y vos... Qué puedo decir de vos, que te quedaste conmigo pudiendo haberte quedado con Él, a vos -tarambana, zonza, mentecata-, que pudiste haberme dejado a mí tranquilo, manoseado por las mujeres de siempre, sin problemas de celos ni complicaciones emocionales. A vos te digo, querida, no hay mayor muestra de cariño que haberme quedado con vos, tolerando a tu amigo y aún sabiendo a la perfección que vos bien pudiste haberte quedado -sin mayores oposiciones- con Él.-
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viernes, 11 de diciembre de 2009

implicada

De a ratos, no me molestaría verte implicada en una violenta orgía con mayoría masculina. Vos, en el centro del cuadro: reina que a nada se niega, con todos y cada uno de ellos accederías, desconocidos o conocidos que se acercan para penetrar, ser buscados, aceptados, felados o tocados. Vos, mi mujer, una vez más -como tantas- inspirada en mi fantasía de espectador que ve a través de las cortinas, por la mirilla. Y vos que no ves, ocupás el plano completo mientras ellos se acercan y vos que sí. Vos, siempre tan generosa, didáctica de maestra jardinera, participativa, inspirada, inspiradora, insípida. Y yo detrás de cámara, casi oculto, en la antesala de un delirio que me motiva y enferma.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 10 de diciembre de 2009

serpentina

Sucede que por momentos, al poner edulcorante en el té o colgar el teléfono, me pregunto qué carajo hago con vos y por qué. Es instintivo. También me pasa cuando me afeito, al sacar el boleto en el colectivo y en ese instante en que aplasto el filtro del cigarrillo contra el marco de la ventana: chispitas anaranjadas, cenizas, humo negro, qué carajo hago con vos. De a ratos se me ocurre preguntarme cómo puedo hacerte tanto bien si vos a mí no me transmitís nada. Te miro a los ojos y es lo mismo que quedarse en una foto de Haití publicada en el diario, algo lejano, difuso, ajeno. Vos y tus besos de septiembre y yo con mi afecto de telgopor, no sé hacia dónde vamos ni a dónde querés llegar, si yo con vos no tengo ganas ni de ir a cobrar el sueldo, y ya ni se me ocurre con qué cara posponerte, y vos en cambio me amás y se te nota, y yo ya me estoy echando a perder. Esta sociedad bilateral de beneficencia, esto de pretender querer y quedarse en eso -en la mera pretensión-, no funciona, querida. Yo que tengo fiebre y vos ganas de hacer un viaje conmigo. A este paso ni tu voz tolero, me incomoda que me des tanto, aunque en verdad, no sé qué es más abominable: si tu sonrisa de serpentina y espantasuegra, o la frustración de no poder quererte como en el principio.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

puro

Algo puro, sin tanto ruido. Un texto que no diga nada.
Que no te haga pensar, o que sólo transmita
la idea de que se puede volver.
Que si acaso no resulta con el éxtasis del lunes a viernes,
si no hay presupuesto que te deje conforme
o se te escapan las ganas de salir a la calle,
que sepas que acá vas a tener un momento.
Sin prejuicios.
Así, gratis. Un descanso.
Y después, si te parece, retomamos. De a poco.
Ante todo, nos queda la paciencia
y el silencio. Y algo que vos bien conocés.-
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(imagen de nnn.-)

martes, 8 de diciembre de 2009

predica

Siempre es bueno endrogar un poquito al ego. Engañarlo, al menos. Matarlo nunca. Pero plantarle un cross de izquierda, aturdirle la boca del estómago, sacudir las vísceras de un monstruo eufórico y que no admite reproches, eso está bien, vale, gol, punto a favor. Porque el ego siempre tiende a sobrepasarse: psicópata mano larga, bufarra de barrio pacato. El ego es un vaso de coca sin gas, y además, es un gran engaño, torre de humo, travesti con barba. Más lo pienso y más me doy cuenta: sedar el ego, hacerlo callar, es un signo de madurez. No se puede crecer a la par de un oompa loompa que susurra barbaridades, y que siempre se cree con derecho a un poquito más. El ego sirve de a ratos para conquistar minas, pero a la larga, es un tiro en el tren delantero, otra forma de perder el eje y de romperse las costillas flotantes al caer de las cornisas ajenas. Y para qué. Dejemos a las costillas en su lugar, y al ego en un corset inteligente, y que ese corset tampoco sea demasiado grande, porque de alguna u otra forma, la inteligencia y el ego se tienen ganas, se miman, devuelven gentilezas, pero mejor, la' nena' con la' nena' y lo' nene' con lo' nene', como bien predica una canción sin ego y mucho menos, sin inteligencia.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 7 de diciembre de 2009

fuente

Hablaste bien de mí, no me preguntes cómo lo sé, no me obligues a caer en lo bajísimo de revelar mi fuente más intuitiva y falible. Y cuando me enteré, también recordé que nos debemos una cena a la luz de cualquier cosa menos de velas, una noche sin música ni pretensiones libidinosas -nada de cortinas cerradas, sahumerios de jazmín, ni forros saborizados en los bolsillos-. Voto por algo más neutro, un terreno menos sugestivo que tu casa. Insisto, ni se te ocurra traer el CD de Caetano, es innecesario. Vení sin expectativas pero con ganas, traé cotillón por si de casualidad terminamos en carnaval carioca, que yo llevo la linterna, no sea cosa que se apague la luz y nos veamos obligados a volver a sentirnos miembros del célebre y exclusivo Club-de-los-sin-pareja-post-treinta. También pongo el vino: tengo claro cuál te gusta. Y después de la cena -o almuerzo, como prefieras-, voy a dejar de pasar por la puerta de tu casa, porque de tanto joder con la casualidad, seguro que algún día nos cruzamos, y esta deuda -"deuda", qué fea palabra- perderá su encanto. Para cuidar la imagen positiva de nuestro amor platónico sin platos elaborados, es menester que no volvamos a vernos, pero que nos busquemos con una pizca de histeria.-
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sábado, 5 de diciembre de 2009

viernes, 4 de diciembre de 2009

Veteranos

Julia, linda Julita, la más linda de todo Floresta, varias veces le arrimé uno de mis tantos bochines furtivos, le asomé los pies por el catre para ver si acaso se le ocurría pegarse una vuelta por el segundo cordón del conurbano de mis ilusiones, y ni un centro me devolvió la muy Julia, todo nones era ella, y como conmigo era con todo el barrio, no se piense que era algo personal, que le juro que en cada zaguán le silbaban piropos de verano, y ella que se paseaba con su vestido de florcitas violetas y amarillas, ella que a cada paso dejaba un vago sin trinchera, de no creer, y se la quedó nomás el Tony, eterno vecino de Segurola y Juan B. Justo, tenía una Chevy verde, divina, y el loco la ponía a 120 y ni se sentía, hasta que un día copeteó hasta para convidar, y agarró una curva en Alberdi, se la dió contra una panadería a la que no le quedaron sanos ni los miñoncitos, y menos que menos salió bien el Tony, que casi se muere. El barrio le rezó a esas dos piernas, porque el Tony jugaba de cuatro en los Veteranos de All Boys, era de habilidoso, pero para cuando le dieron el alta, ya no sentía nada por debajo de la cintura. Julia, la Julia más linda de Floresta, se había quedado con un tipo sin piernas, sin ganas de tocarla, una Julia sin tardes de paseo por la plaza ni veranos en Ostende. Una Julia que seguía preciosa, y un Tony que vendió por chirolas lo poco que quedó de una Chevy verde, divina.-
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miércoles, 2 de diciembre de 2009

cable

La mujer de mi vida se tiñe las canas en el baño que está al fondo de la dependencia de servicio.
Es una de las pocas mujeres que no amenaza con dejarme.
No atenta contra mi promiscuidad literaria. Finge que cada cosa que hago, es interesante y le encuentra un sentido.
La mujer de mi vida tiene el mismo perfume desde hace años.
Quiere con exactitud. Entiende mis movimientos. Ataja penales si hace falta, y no se ofende cuando queda en el banco.
La vi tantas veces que de a ratos la olvido. Y ella sabe. Siempre sabe algo que yo no sé.
La mujer de mi vida cocina, plancha, sonríe y hace todo muy bien. Le cuesta pedir perdón. No ve películas en el cable y tiene problemas para leer de lejos. Evita escuchar el inglés.
La mujer de mi vida no es intelectual, ni habla raro ni tiene un gran sueldo. Desconozco cuánto gana. Hace las compras y me trae tomate perita.
La mujer de mi vida se acuesta con el hombre de mi vida.-
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martes, 1 de diciembre de 2009

777

Yo era feliz hasta que llegaste. Tenía un perro, almuerzos frente al río, una mujer preciosa y compañera, con películas los fines de semana, un auto cinco puertas, el ticket del estacionamiento, fecha de casamiento, de apareamiento, de vencimiento. Pero tu rubia histeria con volados de intelectual volvió a copar -uno a uno, muy de a poco- los cajones de mi fiel paciencia cotidiana, de la cordura monogámica que alquilé desde adolescente y que procuré conservar hasta que se te ocurriera retomar las negociaciones con mi nostalgia. Una vez más, el fracaso. Siempre le mojaste la oreja a mi emoción infantil, y es por eso que sos una auténtica hija de puta, porque ahora que me ves bien -se te ve muy bien, dijiste-, se te antoja estrellar tu Boeing 777 contra mi muralla de piecitas del yenga. Tu ánimo goleador es tan obsceno como elocuente, y tenés muy claro que jamás me atreví a descuidarte. Pero todo este tiempo te cuidó otro, me desentendí de tu fobia por quedarte sola, y ahora me buscás con preguntas que sólo apuntan a contarme lo triste que te sentís, lo feo que es encargar comida para uno. Y ahora que yo estoy tan contento y estable y feliz -que estaba tan feliz-, ya pienso en cómo dormir con Ella sin que se entere de que tu fantasma kamikaze viene cayendo del cielo raso para saltar a oscuras en nuestra cama king size.-
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(imagen extraída de aquí)