miércoles, 30 de septiembre de 2009

caloventor

Las mañanas en Villa Urquiza atentan contra mi solemnidad de cartón corrugado. Despierto en una cama prestada, cubierto por las sábanas que ella misma acomodó para que yo jamás me enterara del invierno. En mis pies siento sus pies: caricia de algodón y amor conyugal. En mañanas como estas su sonrisa anestesia mi ánimo fóbico, y yo me dejo hamacar por la simpleza de su ropa tendida. Llego tarde a todos lados. Sus besos me demoran, y la mañana aguarda, y mi jefe no entendería si le dijera que llego tarde porque dormimos juntos, porque sos fantástica y me cuesta despedirme, que ya no puedo volver a otra persona que no seas vos. Mi jefe no me diría nada. Y a mí qué me importa, diría. Miraría raro. Me daría un consejo: te advierto que caer drogado al trabajo es despido por justa causa. Mi jefe suele escuchar a su abogado; yo prefiero quedarme en el edulcorante de tu risa, con tus consejos de mañanas eternas y desayunos con justa causa. Yo que siempre me quedo en la crisis académica, enganchado en el estribo del caballo me quedo, entre las expectativas y las ganas de salir del preinfarto juvenil, ahora prefiero cerrar los ojos y entregarme a la caricia de tu caloventor sin derecho a réplica, para pensar un poquito menos, o pensar en algo lindo, en las mañanas en Villa Urquiza -¡Qué lindas las mañanas en Villa Urquiza!-, pensar en vos, y entonces, en mañana.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 29 de septiembre de 2009

hocico

Marilyn grito, aplaudo, chiflo. Y nada. Ella suele ser tan atenta, basta con que haga sonar el llavero para que su emoción de pelo marmolado se acerque a mis pies. Y esta vez, nada. Marilyn tendrá mejores cosas que hacer. Vuelvo a llamarla, le miento con un pedazo de carne que acabo de comprar en el almacén, y ella que ni se mueve. Hasta que la veo asomarse por detrás de una pared: perro que juega a las escondidas, nostálgica shitzu de doce años que quiere volver a la pubertad para divertirse sin las responsabilidades que hereda la madurez canina. Ella tan virgen, tan sólo mía, ella sí que fue mejor que cualquier mujer, siempre tan fiel, tan cerca de mis ataques de pánico y del delirium tremens. Y verla así, arrastrarse con los ojos apagados, es en verdad un tiro en el abdomen de nuestro íntimo matrimonio. Soy yo entonces el que se acerca a ella, el que le hace fiesta y la alza del piso. Apenas levanta la cabeza para saber quién soy, pero parece no reconocerme. La dejo en el sillón y voy hasta la cocina para llevarle agua y algún pedazo de pollo. Lo acerco a su hocico pero no puede más que lamerlo y dejarlo en mi mano. Vuelve a mirarme, se voltea para que le acaricie el lomo y allí sí, sonríe. La veo estremecerse por última vez, sobre la cuerina del sofá, hasta que ya no siento sus pulsaciones mínimas. Le cierro los ojos: no hay nada para ver.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 28 de septiembre de 2009

WD-40

Lunes otra vez, asegura una vieja canción en la radio, y antes que desconfiar de todo -es demasiado temprano como para estar tan mal predispuesto- prefiero creerle a la FM, al pronóstico del tiempo y a la probabilidad de ser feliz sin tener una buena razón para serlo. Lunes y ayer llovió y olvidé sacar del tender las medias para ir a trabajar. Dudo que mi jefe curta la onda mocasines-sin-medias. Dudo que mi jefe curta. Dudo. Pero el café con leche despeja dudas inservibles, la mermelada de frutilla endulza el asunto, y ya casi me hago amigo de un lunes sin WD-40, lunes que cruje y aconseja la cama. Pésimo consejo. La vida debe continuar -creo que una canción dice algo así, y sino, debería-, más allá del lunes y su resolana mortal, de los escombros de ayer, de los vasos resecos de coca -en cada fondo se acomoda un pegote opaco- y de las pocas ganas de vivir, hay que perdonarse un lunes de mierda para llegar a un lugar mejor. Lunes entonces, y podría ser Osvaldo, pero no, no sé, la iniciativa de la publicidad de birra no pegó, a las autoridades no les pintó la movida, y hoy es lunes, el mismísimo lunes desde el comienzo de los días. ¿Quién habrá inventado los días? ¿Por qué "Lunes" y no "Estrelles"? O "Surlanga", o "Cleotilde", o un número. No lo tengo claro, pero intuyo que Lunes era el nombre de una suegra, ex-novia resentida o el peor enemigo de un hombre sin semanas.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 25 de septiembre de 2009

violeta

Un ginecólogo heterosexual, joven y apuesto, es un abusador con título universitario, manolarga facultado por un órgano colegiado, una amenaza para el sistema monogámico, un vivo al que, en el mejor de los casos recibido en la Universidad de Buenos Aires y luego de matriculado, el Estado le da la libertad de ver y tocar mujeres a troche y moche. Es un curioso insaciable, bufarra vestido de blanco, es un empleado administrativo del morbo más realista, un servidor del porno amateur encubierto, indeciso compulsivo que día a día -paciente a paciente, teta a teta- corrobora que su profesión es la mejor del mundo, es un ferviente admirador del pre-play y sus derivados, un violeta con permiso y sello. Los ginecólogos son fiesteros, basta de tecnicismos y paparruchadas. Y éste ginecólogo en especial, muchachito de metro ochenta, anteojos con marco negro, zapatos de cuero, pantalón de vestir, peinado a la gomina raya al costado, sonrisa de publicidad de Corega, este tipo suelto es un peligro, señores. Y sí, se los digo a ustedes, que se creen los machos alfa, a vos, papanatas, que tu novia te dice que va al ginecólogo, es verdad, pero ella prefiere omitir -y tu inconsciente también- que hay otro tipo en su vida que le da ordenes para que se desnude, la toca a piacere, y casi casi seguro que la disfruta casi casi tanto como vos.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 24 de septiembre de 2009

pernocte

El cuarto arbitro no vio el foul emocional que le causaste a mis ilusiones de luna de miel en Venecia. No vio o no quiso ver, se hizo el sota como vos cada vez que te pedía que me compraras leche para el té, con lo que me gusta el té con leche y nunca lo pude tomar con vos, ahora ya me compré un tetra de La Serenísima, de los grandes eh, nada del individual. Para unitario estoy yo, coronado a la gloria de la promiscuidad y la soltería. Odiosa gloria, gloria de pernocte y bebidas con descuento si uno tiene la tarjeta VIP, y yo la tengo. Igual, también tengo mi casa, que intento evitar por ser un despilfarro de ceniza y puchos contra el marco de la ventana, mi perro se choca en cada pared y grita tu nombre, y yo lo pateo para no aguantarlo, después de todo hay dos pateados bajo un mismo techo. No hay tregua en la bañadera, me muero cada vez que se me ocurre lavarme el pelo, quiero llorar y que se me oxiden los dedos, de a ratos se me ocurre incendiar la cortina del baño para ver si con señales de humo se te ocurre volver. En una de esas, te acordás que todavía tengo tu ropa interior comestible, y tocás el timbre para verificar que no se haya prendido fuego. Como si esto fuera poco, algo está muerto en la heladera. No sé si es mi autoestima, la torta del cumpleaños de tu mamá o el cartón de leche que compré hace un tiempo. Ah, no te dije, ahora compro leche. Me gusta el té con leche, siempre y cuando la leche no esté vencida, porque pan con pan comida de zonzo, ya lo dijo tu mamá.-
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miércoles, 23 de septiembre de 2009

afuera

Rincón azul tira la toalla y ella que levanta los brazos y me mira, escupe el protector bucal y amenaza con un qué carajo me sacás fotos sin permiso, laputaqueteparió. Ese no fue el momento exacto en que nos conocimos. Nos conocimos horas después, café y disculpas de por medio. Ella tomó jugo de naranja y yo agua saborizada. A partir de mi botella de bebida bajas calorías y sin gas, ella comenzó a llamarme Conchita. No me importó. Allí, en esa nebulosa de roles cambiados y besos contra una nariz chata, comprendí que seríamos protagonistas de una magistral cuenta regresiva, un romance violento pero enérgico. Hicimos el sexo dentro de un armario en la Federación de Box, entre guantines y vendas mugrientas con olor a salame. Me sentía cuidado junto a ella, caminando de la mano por las callecitas de San Telmo, sin importar la hora ni la oscuridad en la esquina. La gente del barrio me respetaba y a ningún mozo se le ocurría negarme la manteca para el pan en los restaurantes. Ella tenía presencia, simpatía y un contundente invicto de 17 peleas ganadas por nocau. Yo era más bien callado, sumiso y un tanto víctima de mis ultimas cinco relaciones fracasadas. Pero al fin y al cabo, terminamos (escuché la campana, Micky dixit). Ella no era para mí, me dije. Ella no era para vos, reafirmó mamá, luego de acompañarme a hacer la denuncia por violencia doméstica. Aún así, le tengo un buen recuerdo, y más allá de que me haya estropeado el maxilar inferior en un ataque de ira, de que me dijera Conchita y fuera brutalmente honesta para decirle que mis textos son una mierda, más allá de la flamante prohibición de acercarse a mí en un radio de 500 metros a la redonda, todavía me dan ganas de llamarla para dejarme caer sobre los guantines y las vendas con olor a salame, y acto seguido, dar comienzo a un nuevo encuentro clandestino a tres rounds, sin intervalo ni segundos afuera.-
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imagen del flickr de nnn.-

martes, 22 de septiembre de 2009

santo

Ella nunca le iba a comprar los billetes del Quini al padre, porque decía que así le daba una mano al vicio, al juego, al delirio de ganar algo. Nunca iba pero justo esa tarde fue, fue justo de tarde y le jugó a los números que le dijo el padre, una fecha de nacimiento, el día de algún santo, y los últimos números se los regaló a ella, que no sabía muy bien a qué jugarle y jugó nuestro aniversario para escribir algo nomás. Y justo ahí cayeron dos tipos medio raros, pero ella ni los miraba, porque en la casa siempre le dijeron que mirar raro a la gente rara es de mala educación, además, qué tiene uno que andar mirando a la gente que no conoce, vaya uno a saber qué le pasa a esos tipos, qué le pasó a esos tipos que sin preguntar nada le pusieron un tiro a Don Hugo, el viejito dueño de la agencia de lotería, ahí, en la esquina de José León Suarez. Y ella gritó sin pensar, que si hubiera pensado ni abría la boca, pero a los tipos no les gustó nada eso de que ella se pusiera nerviosa, se pusiera a llorar, y la arrinconaron contra un baño, uno se encerró con ella y el otro sacaba la plata de la máquina, y ella gritaba pero ya nadie podía escucharla, o nadie quería, o no sé, ella que fue sola, que nunca va para la agencia porque de buenas a primeras se pone oscuro y es peligroso, y ella que nunca iba justo fue, y el tipo se reía mientras ella lloraba, lloraba un poco menos que ahora que la tengo enfrente, que no habla ni grita ni piensa, no me mira, después de todo no queda nada, entonces cómo volver a tocarla, cómo acercarme sin que me sienta un extraño, cómo sacarla de la imagen de la agencia, de Don Hugo que se desangra sobre los últimos billetes del Quini, de la cara del tipo raro que se encerró con ella en el baño.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 21 de septiembre de 2009

Pantene

En esta vida cuantitativa, sólo le tengo miedo al fracaso. Ya sé, es muy amplio decir fracaso, y hay que ver quién lo mira, de dónde, desde cuándo y todas esas cuestiones relativas que no dejan de hacer a la circunstancia una situación incómoda y permanente. El fracaso es no llegar a ser lo que uno quiere ser. Fracaso -en mí- es verse convertido en un engranaje absurdo, un acomodado de saco y corbata, con título universitario, un fukin chalecito en dos aguas, jardín para tomar sol en primavera, familia-tipo-careta con hijos rehenes de colegio privado y peinados raya al medio, y una mujer preciosa que reclama un poco de atención y una mesada que le permita mantener una empleada doméstica y un peinado con Pantene Pro V. Lindo el fracaso, ¿Eso te parece fracaso? ¿Eso, en verdad, me parece fracaso? ¿La estabilidad económico-emocional, el prestigio en una profesión inútil y la coherencia en una familia bien vista por la sociedad moderna? Fracaso es otra cosa, pibe, dirá el abuelo, y al fin y al cabo tiene razón. Aún así, por más que lo diga él, los conductores del noticiero y los empleados del Banco Nación, no deja de abrumar el cosquilleo insensato que aconseja ese miedo a quedarse atascado en la felicidad de mampostería, en lo irreal de terminar en el lugar al que todos esperaban que uno llegue. Colmar tan sólo las expectativas ajenas, es ser un imperdonable fracasado, cagón y mediocre.-
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domingo, 20 de septiembre de 2009

Ojos de Motorola W375 - asfixia

Homicidio agravado por el vínculo: la víctima sería un muñequito de Gokú, en manos de un kiosquero de Primera Junta.-

viernes, 18 de septiembre de 2009

bodas (II)

Luego de una -pequeña- limpieza con descartes más que necesarios, el panorama se había aclarado: pasado el fino y muy falible criterio de selección, sólo tres mujeres quedaban en carrera. Una periodista -que llamaremos "Alfa"-, una estudiante de psicología -"Beta"-, y una vendedora de ropa de la Bond Street -"Gama"-, se trenzarían -sin saberlo- en una competencia encarnizada y casi violenta. Cada una vendría a cenar un día -lunes, martes, miércoles-. Mamá cocinaría lo mismo durante tres cenas: pollo a las dos olivas con puré de batatas. Entonces, cada mujer tendría un sólo disparo involuntario, una sola oportunidad de acompañarme a la fiesta. Pese a que la familia no estuvo muy de acuerdo con el proyecto -"Me parece un exceso", confesó mamá-, padres, hermana y hermano aceptaron: no tenían otra alternativa. Querían la novia del hijo mayor, y la tendrían el jueves, día en que comunicaría mi decisión última. A fin de cuentas, para el día de la fiesta, nadie se acordaría del incordio que hicimos para que yo no estuviera solo en la mesa principal. Al momento del brindis -choque de copas con champagne, torta de tres pisos, mamá emocionada y papá borracho y con la corbata en la cabeza- seríamos una gran familia monogámica, normal, coherente, responsable y de buenos cristianos.-
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jueves, 17 de septiembre de 2009

bodas

Una fiesta por las bodas de plata, anunció mamá con su mejor cara de feliz navidad, y no hice más que sonreír: es lindo que la gente se quiera en la tercera edad. Pero cuando instó a cada uno de sus hijos para que fueran con sus respectivas parejas, me sentí un tanto marginado por ser el único soltero. La monogamia tiene esas ventajas: la gente piensa que por dormir regularmente en una misma cama con una sola mujer, uno es normal, coherente, responsable y buen cristiano. Algún día debía llegarme la presión, y llegaba en esta oportunidad facilitada por una multitudinaria celebración familiar y en el cómodo formato de una tarjeta rectangular color lila y con perfume a sándalo. Dentro del sobre con mi nombre, dos invitaciones. Papá y -sobre todo- mamá, querían ver a su hijo mayor con su novia. Una sola. Tampoco quería mostrarme en público junto a mis parejas alternativas e inconstantes. No parecía del todo sano. Los primos me felicitarían -palmadas en la espalda, guiños de ojo, bien nene, sos el orgullo de la familia-, pero las tías abuelas me llamarían "desubicado" por baños, guardaropas, peluquerías y almacenes de Liniers. Mamá se angustiaría con el conventillo y la chusma. Tenía que dar el ejemplo, ser institución: llevar a la mujer correcta. Una sola.-
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(mañana vemos.-)
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miércoles, 16 de septiembre de 2009

increíble

Cuando ella suspira y luego confiesa estuviste increíble, lo que en verdad insinúa es no estuvo nada mal, pero la abstinencia y la mala elección de los sex toys para el entretenimiento personal, potencian el efecto de tu noche con suerte. En caso de que ella me abrace y me diga te quiero, voy a mirar con cara de qué le pasa a esta piba, pero con ganas de preguntarte ¿no es muy pronto? Al fin y al cabo, responderé más por educación que por necesidad, explicaré que es muy lindo que a uno le digan que lo quieren, y entonces sabrás que intento decirte off side, querida. Si por esas cosas se te ocurre prenderte un cigarrillo, alejarte de mí y abrir la ventana, voy a quejarme para que al menos cierres la cortina, flaca, hace dos grados, no estamos en Bora Bora. Si repetís eso de estuviste increíble, desconfiaré más que antes. Si decís de verdad te lo digo, no me quedarán dudas de que tuviste mejores, de que no volveremos a vernos, de que ya estás arreglando para salir mañana con otro tipo. Ahora, no se te ocurra quedarte desnuda, quedarte callada, quedarte en mis ojos y arrimarte a mis manos en el momento exacto: en caso de que lo hagas, seguro preferiré creerte cualquier cosa que me digas.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 15 de septiembre de 2009

sentido

A T.P.-
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Me gusta pensar que de cualquier modo, vos y yo terminaríamos juntos. Más allá de las coincidencias, de los amigos en común, de una fiesta para el olvido y de tus besos para el recuerdo, más allá de todo el folclore, aún haciendo poco y nada, vos hubieses encontrado el método más o menos certero para llegar a mí. Yo hubiese hecho lo mismo -lo reconozco-, también guiado por el instinto de lo necesario. Vos y yo no podríamos haber vivido de otra forma, el uno sin el otro (lo tengo claro). Es ridículo pensar que sí, que podría haberte cruzado en cualquier otra fiesta de la mano de cualquier otro tipo. Qué tonto creer en eso, inverosímil en verdad. Entonces vos y yo como una explicación lógica, vos y yo y es un círculo coherente, vos y yo porque no hay ni jamás hubo alguna otra forma de salir de la mediocridad. Vos conmigo, porque corresponde, porque lo merezco y así es la naturaleza, y para qué ir contra lo más genuino, cuál sería el sentido. Intentalo, tratá de no ser vos a partir de mí, de alejarte sin explicaciones, de a poco, sin llamados pero sin expectativas, porque te lo advierto, yo ya lo intenté, y sonará muy absurdo pero siempre me quedo con lo mismo: vos y yo y este matrimonio desde siempre.-
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lunes, 14 de septiembre de 2009

aliento

Detrás de la puerta blindada, hay un hogar al que los vecinos aseguran que pertenezco. Hay también una mesa con dos platos de fideos con pesto, un centro de mesa con flores que traje hace una semana, un sillón con una pata floja, un televisor clavado en el nueve, la ventana que de a ratos se abre y un perchero con un sombrero negro colgado. Detrás de esa misma puerta, está mi mujer, que seguro sonreirá cuando gire esta misma llave para luego gritar gorda, llegué. Junto a Ella, habrá una bestia jadeante de fiesta y baba y lengua, que vendrá a mi encuentro y tal vez, hasta salte a mis brazos, con la esperanza de que yo la acaricie. Esa es nuestra perrita, Gloria. Estoy frente a la puerta sin ganas de abrir por miedo a no reconocer ni el sombrero, ni el sillón ni el televisor ni la telenovela. Tengo un sobretodo en el brazo derecho, una carpeta en el izquierdo, un ambo puesto y la corbata floja. No quiero abrir porque no quiero oler el pesto, el perfume de ella y el aliento del perro. Me quedo quieto, no me atrevo a recibir todo el cariño de Gloria y Ella. Pero al fin, como cada noche, seguro abro, porque sino, Ella va a preocuparse y no quiero que llame a nadie para saber dónde puedo estar. Entonces giro la llave, gorda, llegué, dejo mis cosas y me recibe la bestia jadeante de alegría por verme, se tira en mis brazos, sus ojos piden afecto pero no quiero ni abrazarla, se mueve sobre mi pecho, parece sonreír, y a unos metros, lejos de la puerta y sobre el sillón de la pata floja, Gloria nos observa.-
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(imagen de nnn.-)

domingo, 13 de septiembre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009

viernes, 11 de septiembre de 2009

Tremendo

Soy feliz, cuando nuestras manos pelean por la frazada cada noche, de madrugada cada vez que me despierto y me choco con tu espalda, si me hago un té y se terminó todo el azúcar porque lo usaste para una torta, no importa, tomo el té amargo, porque soy feliz. Si me mandás a comprar y me cagan con el vuelto, también soy feliz. Si la del sexto piso me tira el meo del perro, le sonrío, le deseo un buen día, y le aconsejo que sea feliz, que yo soy feliz, que pruebe, que qué lindo es ser feliz y saberlo y darse cuenta y llegar y ver que recién salís de la ducha, que mojaste todo el baño, que voy a tener que secarlo con un trapo rejilla, se me van a poner los deditos como de viejo, viejo me voy a volver secando todo el baño pero cuando te des vuelta me vas a mirar y seguro sonreís y yo voy a ser feliz otra vez, y en la tele, los conductores del noticiero van a cantar canciones del Grupo Tremendo, canciones para ser feliz, y para estar a tono voy a dejarme penetrar por la felicidad audio-televisiva, una felicidad violenta, muy ajena, desencajada, incoherente, como vos, que al fin y al cabo, sos de algún modo La Felicidad, pero también sos un patadón en el maxilar inferior, arrogante sorpresa y dispenser de amarga felicidad.-
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jueves, 10 de septiembre de 2009

bombo

Acompañar a tu chica al ginecólogo es, de alguna manera, hacerse un poquito cargo del asunto: es por eso que no entiendo qué hago en esta sala de espera con olor a vainilla, portando una revista Para Tí de hace tres meses entre las manos, rodeado de mujeres menopáusicas y de dos nenas que ya comienzan a emprender el pantanoso y siempre nuevo caminito-del-sexo-seguro, y qué mejor que consultarle a un especialista, quién mejor que él para que nos diga cuáles son sus pastillas anticonceptivas preferidas, y para evacuar dudas del tipo ¿Puedo quedar embarazada si tengo relaciones con mi novio justo después de que haya pasado mi período? Me observan las menopáusicas y pendejas de mierda que ocupan la salita, parecen tener una idea de la respuesta y acusan con los ojos, me hacen responsable de algo que no hice, sentencian con un vos la embarazaste, degenerado, ese bombo es tuyo, ese crío, el niñito que saldrá dentro de nueve meses, así, como vos, con ojitos achinados, no será del tintorero, va a ser fruto de tu irresponsabilidad y falta de cuidado. Por eso es que uno se pone de pie, yo mismo me pongo de pie y aclaro: miren que mi novia viene de rutina...de verdad, viene para ver cómo anda todo, un chequeo, ya saben... Y todas sonríen, todas tan amables ellas, qué lindas y comprensivas, aunque en realidad, lo que pretenden es disparar el más amargo de los felicitaciones, papá.-
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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Munro

Al verla en los bulevares de la Facultad de Derecho, ahí en donde paran todos los colectivos que vienen y van de Provincia y sus alrededores, sonó en mis oídos la canción Close to you, de los Carpenters, y acto seguido, después del instante de romántica psicodelia juvenil, sentí en mi nariz la bocina del 93, proponiendo de la forma menos simpática posible llevarme desde Figueroa Alcorta hasta Munro, gratis y en la comodidad de viajar entre el guardabarros y la rueda delantera derecha. Me vi entonces -me vieron todos- en medio de la calle, el chofer que me gritaba pendejo suicida, correte que sino te tengo que pagar por bueno, una vieja que aseguraba mi total estado de alcoholismo o drogadicción a la temprana hora de las 10 A.M., compañeros de la cátedra de Derecho Internacional Público que daban fe de que soy un tipo extraño porque participo en clase, un policía que comenzaba a realizarme el cacheo reglamentario en busca de armas o estupefacientes, y entre tanto circo en tiempo real -"circo verdad", dirían en la tele-, estaban mis ojos en vos que te ibas -así como sabiendo que yo te miraba-, y vos misma que jamás te diste vuelta para quedarte con esa imagen montada por y para tu belleza con efectos colaterales.-
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martes, 8 de septiembre de 2009

toné

Estoy hecho un pelotudo y todo gracias a vos. Me lo dicen mis amigos, el almacenero y los profesores: querido, estás hecho un grandísimo pelotudo. Y yo entonces explico -en vano- que nos conocimos en una fiesta, que me dejaste plantado en la primera salida -me dejaste plantado con el perfume puesto y un ramo de flores, qué ironía, yo con flores y vos que me dejás plantado-, que vivís lejos de casa y que tu perro se llama Tomás. A nadie le importa la razón, sólo se apuran en afirmar que soy un pelotudo, que así están las cosas, y así se quedan porque llegaste y parece que venís a echar las raíces de la pelotudez en cuerpos ajenos y preferentemente masculinos, tu inteligencia escracha las baldosas de mi estupidez cada vez que puede, tus intenciones de traer el vitel toné los 24 de diciembre a la noche, tus pretensiones de albergue transitorio con hidromasaje y la generosidad con la que te manejás en el sexo, vienen entonces a copar el campo VIP de mi acotada promiscuidad. De paso, me llamás "amor" pero me bautizás Don Pelotudo, pelotudo a secas para todo el mundo, pero en resumen un pelotudo más, atado a la libertad condicional de tu simpatía made in el jardín botánico de la felicidad conyugal.-
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lunes, 7 de septiembre de 2009

fresca

El primer día de cada mes, a eso de las cinco de la mañana, dos camiones de caudales salen de San Nicolás y toman la ruta 188 para llegar a General Alvear: son dos metálicos cajones amarillos con cuatro ruedas, no van a más de 80 y hacen unos 803 kilómetros sobre un pavimento que hierve de sequía y descampado. A los costados, la nada se confunde con la nada, y en el aire siempre hay olor a pastizales y animales muertos. Pero ninguno de los cinco guardias de seguridad que van en cada camión de caudales se dan cuenta de esto. Los dos de adelante se marean con el perfume del Glade Toque; los tres de atrás, disfrutan del aroma del dinero ajeno, unos ochocientos mil dólares por caja. A veces toman mate, paran a mear en Villegas o en alguna estación de servicio para comprar comida, y cambian de posiciones para aburrirse menos. Si tienen suerte alguien se acuerda de llevar música, dados o algún libro. Sino, hablan de mujeres, hijos, fútbol: conversaciones que ya tuvieron pero que repiten por educación. Si no tienen suerte, una Chevy SS despintada y sin luces, detenida a un lado del camino, les pone unos miguelitos sobre el asfalto y desde adentro les tiran con armas largas. Si los vigilantes tienen mucha -muchísima- suerte, alguno zafa por hacerse el muerto, sobre la ruta desierta con olor a pólvora fresca y entre los disparos que nadie oye.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 4 de septiembre de 2009

Matrix

El día que tenga hijos -siempre quise comenzar un texto con una frase tan solemne-, no voy a recomendarles que se alejen de las malas compañías ni de las mujeres neuróticas ni de los rincones más oscuros de Constitución. Es muy relativo decir algo así: no es más que otra forma de no hacerse responsable, de atajarse para que cuando al fin pase algo, uno se crea con derecho a sentenciar yo te avisé, mirá, soy un papá que sabe de las cosas. Intentaré ser más útil. Un intento no cuesta nada. A mis purretes les aconsejaré mantenerse a distancia de la gente a la que todo le da igual. A secas, no hay más recomendaciones. Ellos no me entenderán en el momento, pero en el futuro, estoy seguro de que me lo van a agradecer -siempre quise decir esa frase-. Lo peligroso es que esta gente vaga por cualquier lado, actúan como seres normales, pero no se fíen, camaradas -no se fíen, hijos míos, me anticiparé-, porque no los ves venir a los muy hijos de puta. Yo -es decir, papá- tuve un suegro del estilo. Cada noche en casa de mi novia, me sentaba en una punta de la mesa rectangular, y después de servirme la reglamentaria ensalada de papa y huevo con aceite de oliva, desde el mejor lugar del foco de atención, era instado a comentar algo interesante frente al núcleo familiar. Mi suegro -"suegro", qué palabra solemne- miraba con atención, me escuchaba hablar de política, de fútbol, de física cuántica (y nunca jamás supe nada de física cuántica -ni sé qué es "cuántica"-). Pero a ese tipo -a mi suegro, al papá de mi novia, llámenlo como quieran- todo le daba igual, todo le parecía tan interesante, tan recomendable, tan elocuente y magnífico, que si en verdad todo fuese tan interesante, recomendable, elocuente y magnífico, la vida sería una cagada. Una vida sin sorpresas o una vida de sorpresas constantes (al fin y al cabo es lo mismo). Si todo te da igual, cambiá de Matrix o de medicación. Háganlo, hijos. Cambien todo el tiempo. Sospechen cuando la calma se haga costumbre. Y aléjense del que vive con recelo, del que coge por coger, del que está resignado, del mediocre, del displicente: después de todo, cualquiera de ellos da igual.-
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jueves, 3 de septiembre de 2009

altruismo

Me gustaría reconocer que ella es una gran hija de puta, pero no: ella es divina, preciosa y alucinante. ¡Ni odiarla puedo! Es tan simpática, no hay forma de hundir a una persona que rebalsa de optimismo y sinceridad. Intenté por todos los medios no encariñarme con sus comentarios moralistas y las confesiones del sexo correcto, pero no hay dudas de que ella es una mujer que tu mamá no despreciaría. Tiene cada cosa que yo no tengo y querría tener: altruismo en la cama, un trabajo que le permite cocinar lo que a vos se te ocurra, temperamento e intenciones de criar a tus hijos. ¡Jamás me gustaron los nenes! Y eso que me insististe para que probemos de a poco, que invitemos a alguno de tus sobrinitos para ver qué onda, hasta me enseñaste a cocinar puré y sopa, pero yo me resistía. Y ahora que los veo a ustedes dos, me dan ganas de ponerme un jardín maternal, de abandonar todo esto del management de una empresa multinacional, quiero volver a tener sexo con vos para poder tener hijos y ver que tus hijos son mis hijos, pero perdí el buque, lo entiendo, lo dijiste, y ahora salís con una mujer bastante parecida a mí pero con motor 2.0, caja de sexta, una versión mejorada de esta Coleco a medio destartalar.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

formidable

No me voy a poner en goma justo ahora, pero de verdad, me hubiese gustado llegar a ser parte de tus utopías esporádicas, ocupar el segundo asiento en el delfín que pretendías secuestrar para recorrer toda la costa atlántica en una sola noche. No es que esté triste, ni que pueda reprocharte algo -¿puedo hacerte algún reproche?-, pero me queda el resabio de creer que pudimos haber sido un binomio formidable, el dúo exacto, la pareja correcta. Lástima que nunca me hayas integrado a los velorios de los abuelos de tus amigas, ni que me permitieras llevar a tu perro al veterinario y alquilar alguna peli en el camino. Yo sí te hice amiga de mis cajones con perfume a chicle globo, intenté por todos los medios que te buscaras un lugarcito entre mis calzoncillos y las remeras de color, pero siempre vos tan reticente, reticente tan vos siempre, que te gustaba el tango y en mi casa todo es alegría, que de alguna forma querías estar sola y yo venía a instalarte el home theatre de los días, que yo era muy buen tipo -demasiado buen tipo, no sé cómo se puede ser demasiado bueno- y vos necesitabas un boludo con más mambos y caprichos. Lo cierto es que hoy perdiste el buque, y yo aún conservo el espacio que no quisiste ocupar: cambiaste mi ganas de abrazarte por tus frasquitos de Rivotril.-
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(imagen del flickr de nnn.-)

martes, 1 de septiembre de 2009

portón

Al hombre le cuesta asimilar que no volverá el amor de la primera vez. Corta la bocha: alguien tenía que romper este secreto de género. Y no hablo de la mujer de la primera vez -adolescente que se ruboriza con los comentarios de una mamá celosa-, sino del sentimiento rosa, pueril e ingenuo que trae ese amateurismo emocional, y es ese mismo amateurismo emocional el que produce -en la mayoría de los casos- el colapso de una pareja con más acné juvenil que certezas a futuro. No extraño a mi primera novia, sí, de a ratos, me carcome la nostalgia de los besos en el portón de su casa, las bocinas de los pajeros que pasaban por la esquina y nos veían de la mano, su perfume de colegio secundario, el pelo suelto y un sexo meloso. Ya no es más así, ¡Y qué bueno que no lo sea! Tantos años para no haber aprendido nada. El hombre debe superarse, volverse más técnico, menos lírico, más exigente y exigirse para ser un mejor Hombre. Pero cuesta, pensar en que ahora sí, con ésta, estoy seguro de que va a funcionar. Después de un tiempo, uno pasa de optimista a repetitivo y medio pelotudo. Pero no importa -no debe importar-, porque el amor es eso: un generoso estado de pelotudez necesaria, inquietante, y es preciso vivirlo quizá varias veces, pero de una forma cada vez -novia a novia- más madura.-
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(imagen extraída de aquí)