viernes, 6 de marzo de 2009

tránsito

...de pagar con tarjeta de crédito y en cuotas, de cojerme a tu recuerdo por mera comodidad, de cenar con una mujer distinta cada fin de semana, de ser cínico con la gente que aprecio, de quejarme de lo que no tengo interés en modificar, de comprar libros que no voy a leer, de invertir en salidas con sexos apagados, de mostrar que algunas cosas no funcionan como deberían funcionar, de disfrutar del morbo en los accidentes de tránsito, de pasar por la puerta de tu casa para ver si de casualidad te veo y no te digo nada, de alimentar en la boca al mamut apestoso y violento en el que de a ratos se convierte mi ego, de coquetear con la necesidad del éxito, de preguntarme qué carajo pasará en veinte minutos, de comerme las uñas, de caminar distraído por la calle, de impacientarme con los vendedores telefónicos, de brindar con el jefe, de creer en los consejos que dan los horóscopos en las revistas, de especular con la histeria, de saludar a la mina más linda y ortiva, de ponerle talco a mis alpargatas, de hacer bandera de mi soledad, de plantar árboles en jardines ajenos, de ilusionarme con que la puta suerte llegará algún puto día disfrazada de tacos altos...-
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(imagen extraída de aquí)

4 comentarios:

Ø dijo...

Quizás debería no pagar más; volver a encararse a ella y al recuerdo: a las dos al mismo tiempo, leer los libros que compró, ponerle tacos a las alpargatas y talco a lo que toma el jefe, quedarse en una esquina esperando el accidente y correr a ver la sangre, sacar una foto, una sola foto, y postearla en el blog, al lado de la del playmóvil, que es genial.

Mhoris eMm dijo...

Me encantó el final, sin duda inesperado, es como leer a Silva

maga dijo...

Gracias por el comentario en lo de Manu Chao, tan bienvenido de su parte.
Es un placer leerlo, joven nnn.

Saludito.

Siesta escandalosa dijo...

Se me hace que la suerte anda en patas.