jueves, 31 de diciembre de 2009

2010

Por los sin navidades,
la gente que no tiene cumpleaños,
que no entiende para qué hay un año nuevo
porque nunca hay nada nuevo,
mucho menos en un año.
Por los olvidados y los que olvidan.
Los que no conocen a los Reyes Magos.
Los que padecen.
Por la gente sola. Sin esperanza.
El brindis es por ellos,
para que no sea más así,
aún sabiendo que muchos otros
esperan lo contrario:
conservar la aritmética determinista
que hace ricos a unos y pobres a otros.-

martes, 29 de diciembre de 2009

disyuntiva

Mujeres inseguras: aléjense de mí. Tiren sus pocas certezas al asfalto hirviente y dejen que las barran los hombres que sí pueden con su incertidumbre seguida de la depresión de no saber. Conmigo no. En este rancho de perdedores, no hay lugar para la duda constante. Ya bastante padezco mis decisiones blandas en las heladerías del barrio –que chocolate con brownie sí, que mejor ponele más tramontana, que cómo no vas a tener vainilla con óreo, si es el gusto del verano- como para tolerar a otra persona que aún no sepa cuándo usar tacos o zapatillas o andar descalza por los zaguanes de mis delirios cósmicos vestidos de artísticos. Vamos a lo simple, a lo seguro, o ni siquiera entremos en la disyuntiva. Mujeres sin certezas, escupan sobre los alcochados ajenos y los techos de los colectivos lo poco, lo último que les queda de sus personajes abanderados sin banderas. Jueguen a la payana de la vida ¡De una vez, señoritas! Arriesguen los candados de sus piernas sin doble tracción. Confíen en ustedes, en mí -tal vez, de a ratos, no siempre, no tanto-. No estás gorda. Un helado más –digamos helado, aunque bien podría ser cualquier otra porquería de la vida pública- no hará que yo esté inseguro de vos. O sí. Qué se yo. Qué importa...-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 28 de diciembre de 2009

receso

Amigos,

A partir del día de la fecha y de este momento, entramos en un receso vacacional breve, pero receso al fin. El 11 de enero NNN.- volverá a abrir sus puertas -arqueadas, gastadas, sin llave-, y puede que en el medio aparezca algún que otro relámpago de verano.
Saludos, buen 2010.-

viernes, 25 de diciembre de 2009

petróleo

A Papá Noel le pedí una suerte de teletransportación magistral: que te saque a vos de su polvorienta y arcaica bolsa de pelotudeces anuales, para que nos acomodemos cucharita en el medio de mi cama, rodeados de botellas de malbec y champán para la ocasión, entre los restos del turrón siempre durísimo y lo último del vitel tone que mi abuela prepara para las fiestas. Sólo eso pedí. Pero me trajo un pantalón de gabardina, aún sabiendo que detesto la gabardina -y él lo sabe; Papá Noel sabe todo-. En esta noche de tuertos por tapones de sidra mal abierta, entre los cuetes de los adolescentes que festejan con pirotecnia casera porque no tienen con quién brindar por un año menos peor, yo te pedí a vos, con o sin ropa, para coronar con algo de gloria una noche que se repite año tras año. Pero no. Un pantalón de gabardina. Hace menos preguntas que vos y se queja menos, pero un pantalón es un pantalón. Lindo pantalón, pero me incomoda la gabardina, y vos me hacés creer que a pesar de la mala vida, la buena salud que jamás abunda, la suerte que por estos días no es mi coequiper predilecto, a pesar de la miseria cotidiana, vos acercás la certeza de que soy un tipo afortunado, más allá de mi triste colección de pantalones de gabardina color azul petróleo.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 24 de diciembre de 2009

B

Tengo tres hermanos mayores, dos abuelas, diez pesos en la billetera, tres razones para estar vivo, quince días de vacaciones, tres deseos para el cumpleaños, doce libros de la Biblioteca Anteojito, cuatro planes B, dos trabajos, treinta minutos de recreo, veintidós cigarríllos sin filtro, tres almohadones, dos carreras de grado, cinco cubiertos por si caen a comer los amigos, seis botellas de un vino salteño, trece discos de Charly García, seis cuerdas para delirar, once perfumes que de a ratos mezclo, tres lapiceras dependiendo de la ocasión, siete agendas abandonadas, ciento noventa y ocho contactos en el MSN.
Decíme ahora, querida, ¿Qué te hace pensar que me quedaría con una sola mujer?.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Caniggia

Cuando no funciona, no funciona. No insistas. No volvamos a probar, es igual que debutar dos veces, y eso no existe, es una falacia lingüística, y nuestro afecto terrorista, este suicidio cotidiano que es despertarse con vos los fines de semana y no ver la hora de que sea lunes para tenerte lejos, ¡Ay! Querida, qué angustia me dan tus ganas de un bonus track. Es evidente que la cosa no camina, y no trates de explicárselo a tus amigas porque le van a echar la culpa al sexo. Hasta el sexo me duele. Pero yo lo entiendo, cosa que vos no. Es probable que nuestro binomio sea un acierto a largo plazo, aunque eso no implica que resulte. Batman y Robin eran perfectos. Caniggia y Maradona llegaron a besarse. El jamón y el queso mantienen un intacto vínculo prehistórico, pero aún así, hay gente que no come cerdo, y otros tantos -los veganos- que no consumen lácteos. Entonces, ¿qué te hace pensar que la casualidad de haber encontrado al ser adecuado te acerca a una vida en pareja un tanto más amena que la de tus padres divorciados? Quién sabe, tal vez ellos todavía se quieran, aunque tu viejo se fue con una pendeja, y tu vieja se haya hecho las tetas y tenga a Esperanto por segunda casa. Pero quién te dice...Lo que tengo claro es que vos y yo vamos muy bien, pero el amor -"amor", qué cursi- poco tiene que ver con la aritmética de la estabilidad.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 22 de diciembre de 2009

manuales

Revisarle el buzón de entrada a tu pareja, te hace oscilar entre dos posturas tan antagónicas como incómodas: la certeza de una infidelidad o el ridículo de reconocerse como un paranoico posesivo-freak y medio boludo. Cuando emerge el yo cobani-acusador -no lo busquen en los manuales de Freud, no lo van a encontrar-, y uno agarra el celular y va directo a la casilla de entrada o medio que como quien no quiere la cosa uno hurga, se pasea, pispea entre las multifunciones de los microcelulares con sonidos polifónicos, y de repente se choca con la indeclinable propuesta de acceder a la intimidad del mensaje de texto ajeno, automáticamente al terminar la revisión higiénico-marital, el cerebro te posiciona en uno de esos dos extremos. Caés en el uh, qué pelotudo que soy, esta piba me quiere y yo que le miro los mensajes en los que la vieja le pide que compre toallitas, y ahí de toque te imaginás el cuerpo de tu suegra y te sentís asqueado y todavía más culpable y pelotudo. Eso, en el mejor de los casos. Porque en general, como dice el dicho, el que busca, encuentra, señores. Y el que no encuentra pero casi casi que cree descubrir, puede llegar a inventar un affair. En ese caso, vas a sentirte un rey, ja, me avivé, perra, vos que creías que podías engañarme así de facil. Y la dejás, porque tenés pelotas. Al cabo de un par de semanas, uno se pregunta para qué carajo mira el celular del otro. Al cabo de dos pares de semanas, uno se pregunta qué es peor: si ser un pelotudo con novia ¿infiel? -¿De verdad me cagaba?¿Tan seguro estoy?- o un pelotudo sin novia pero con un puñado de certezas que de poco sirven para ser feliz.-
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lunes, 21 de diciembre de 2009

ad hoc

Es un error muy común creer que la Justicia es la justicia. O que los abogados son apóstoles de la verdad, peregrinos del Derecho y buscadores de la equidad. El abogado es, de a ratos, un mercenario más que necesario para hacer de este sistema -injusto, poco equitativo y azaroso- una herramienta con algún valor. Si usted cree que el abogado persigue la justicia, que un tribunal imparcial e independiente siempre debe fallar a favor del que tiene la razón -y usted siempre creerá que tiene razón, y eso parece lógico-, sepa que del otro lado, alguien entiende lo mismo que usted, pero para su propio bienestar. Sepa también que la Justicia es un instrumento falaz, conducido por buenas, malas, regulares e incoherentes personas honestas y runflas que sienten, piensan, se dejan extorsionar o invitar a tomar un café para recibir por debajo de las mesas de los bares de tribunales, algún que otro sobre. Pero por favor, no se alarme, no sea papafrita. Eso pasa en todos lados, y por más que sea un lugar común, no deje de tenerlo en cuenta. Malandras habrá en la panadería, en el taller mecánico y en las boleterías del subte. Hasta en la política: si usted es de los que creen que para hacer política hay que ir al Congreso, le pido encarecidamente que vuelva a leer este brevísimo manifiesto ad hoc. La política no es sólo de los políticos, y la justicia no es sólo de la Justicia: hágase un poquito cargo, ¿Quiere?.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 17 de diciembre de 2009

shore

Fui para pedirle perdón. Fui porque siempre vuelvo, y cuando tengo que pedir perdón, compro chocolates, fumo sin paciencia, camino rápido y no miro al frente. Pocas veces pido perdón. No me molesta reconocer mis errores, pero me incomoda saber que ella tiene razón. Entonces me retracto, hago un pedido de tregua a distancia, un pacto de no violencia off shore, para darme por aludido y ceder. En esos casos -en este caso- me pongo mi mejor camisa para ir a buscarla a la salida del trabajo, pago un boleto en la estación del tren, y como no tengo chocolates, le compro un pan dulce a los (ex)drogadictos de la granja de rehabilitación "Renacer", una que aseguran que queda en Ezeiza y en donde todos son re-felices alejados del paco y la merca. imagino esas manos -delgadas, precarias, farmacológicas- esparcir frutos secos sobre la masa, las mismísimas manos que ahora me dan el vuelto y el pan dulce que más tarde, regalaré a ella en señal de perdón, porque cuando uno se disculpa, no puede hacerlo sin ofrecer nada a cambio. Yo entrego un pan dulce, e improviso mi buena acción del día sobre las vías del Sarmiento, mientras uno de los dos faloperos mueve con el pie el canasto lleno de galletas y panes saborizados. A lo lejos, en otro vagón, escucho el speech que viene por default en cada uno de los vendedores ambulantes que antes de exponer la mercadería, piden perdón: señores pasajeros, disculpen la molestia...-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

grata

Admiro a la gente que no siente culpa, pero ojo, que no se confunda con el que no la padece pero sabe que ahí está: grandanés macho y encelo, bardeando el monoambiente de la estabilidad emocional. Me refiero al tipo que hace y deshace con facilidad burocrática, sin advertir la presencia de la culpa, persona no grata en las oficinas de su inconsciencia con sede en cualquier lugar donde pueda madrugarte. De verdad, es digno de aplaudir: que una persona engañe de forma tan obscena, y que siempre haya uno que le crea -ese alguno suelo ser yo-. Y usted, hágame el favor, no se ofenda si hablo de mí: no es soberbia, pero soy el boludo que tengo más a mano, ¿Vió? Porque yo sí que siento culpa, es un torno en la muela de juicio, la insoportable cosquilla entre los dedos de los pies. Y además, un montón de cosas me dan culpa. Ocultar, esconder, disfrazar una actitud o sentimiento, me resulta tan artificial. No sé, no puedo, no lo logro, ella siempre se da cuenta cada vez que intento sorprenderla. Y además, soy sumiso. Acepto mi error, insisto en repararlo. Pido perdón hasta cuando miento en el truco: Perdón, chicos, les hice creer que tenía 33, ja-ja, me desubiqué, tenía 31, sorry, fue sin querer.-
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martes, 15 de diciembre de 2009

irresponsible

Aprovechame ahora, querida, que justo esta noche, en las incoherentes horas de esta madrugada y en calzoncillos slip, sé bailar la balada que vos prefieras: el frac te lo debo, pero me pongo sombrero, eso sí. Te hago un vestido con las cortinas, apago las luces y te canto Call me irresponsible, damos una vuelta por la casa, por la luna y por el capricho desvelado. No estoy drogado, tranquila, pero más vale que te apoderes de mí mientras estoy fuera de mí, mientras no me reconozco y fumo y canto que no lo podés creer, sí, soy yo, pero en una versión mejorada, es un yo endiablado, honesto, optimista, despreocupado, con ganas de reírme y gritar y despertar a los vecinos mientras nos estrellamos de amor contra las paredes del baño. No te asustes, corré a la heladera y traé la botella de champagne que guardo para emergencias como estas, no se dará dos veces, mañana vuelvo a ser el mismo tipo gris y pusilánime del que asegurás estar enamorada frente a tus amigas de la oficina, mientras tanto, voy a fingir -o voy a jugar, sin querer- ser el hombre del que yo me hubiese enamorado sin alternativa si fuese mujer. Acá me tenés, pedí lo que quieras, soy el único, la voz, soy el mejor, el número uno, nothing but the best, las luces apuntan hacia mí: cojeme ahora que todavía soy Frank Sinatra en pleno living de tu casa, querida.-
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lunes, 14 de diciembre de 2009

cuarteto

Algo me dice que deberías haberte quedado con Él, y ese algo suele ser la empleada doméstica, las amigas de tu hermana más chica y los mails del pelotudo al que llamás amigo, y al que en este humilde manifiesto de guerra, propongo en llamar Él. Él, que con sus remeritas sin mangas te acaricia el pelo, te invita un ferné, te saca a bailar cuarteto -y el reverendo hijo de puta lo hace muy bien-. A Él, si lo llego a ver cerca de la amenaza doble que son tus caderas, a Él le voy a dejar la cara como a Ricardo Fort pero sin implantes. Él, que usa vincha y el pelo mojado para salir de noche, intolerable simpatía para conmigo -detesto caerle bien a las pocas gentes que quiero golpear con un matafuego en el tabique-, Él sí que no sabe con qué calibre de barón se ha metido. Te lo digo para que le avises, avisale vos a Él, que yo con Él no tengo diálogo, pero Él tendrá una razón más para hablarle a su traumatólogo de confianza una vez que yo lo agarre y le ponga en paralelo los ligamentos cruzados. Y vos... Qué puedo decir de vos, que te quedaste conmigo pudiendo haberte quedado con Él, a vos -tarambana, zonza, mentecata-, que pudiste haberme dejado a mí tranquilo, manoseado por las mujeres de siempre, sin problemas de celos ni complicaciones emocionales. A vos te digo, querida, no hay mayor muestra de cariño que haberme quedado con vos, tolerando a tu amigo y aún sabiendo a la perfección que vos bien pudiste haberte quedado -sin mayores oposiciones- con Él.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 11 de diciembre de 2009

implicada

De a ratos, no me molestaría verte implicada en una violenta orgía con mayoría masculina. Vos, en el centro del cuadro: reina que a nada se niega, con todos y cada uno de ellos accederías, desconocidos o conocidos que se acercan para penetrar, ser buscados, aceptados, felados o tocados. Vos, mi mujer, una vez más -como tantas- inspirada en mi fantasía de espectador que ve a través de las cortinas, por la mirilla. Y vos que no ves, ocupás el plano completo mientras ellos se acercan y vos que sí. Vos, siempre tan generosa, didáctica de maestra jardinera, participativa, inspirada, inspiradora, insípida. Y yo detrás de cámara, casi oculto, en la antesala de un delirio que me motiva y enferma.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 10 de diciembre de 2009

serpentina

Sucede que por momentos, al poner edulcorante en el té o colgar el teléfono, me pregunto qué carajo hago con vos y por qué. Es instintivo. También me pasa cuando me afeito, al sacar el boleto en el colectivo y en ese instante en que aplasto el filtro del cigarrillo contra el marco de la ventana: chispitas anaranjadas, cenizas, humo negro, qué carajo hago con vos. De a ratos se me ocurre preguntarme cómo puedo hacerte tanto bien si vos a mí no me transmitís nada. Te miro a los ojos y es lo mismo que quedarse en una foto de Haití publicada en el diario, algo lejano, difuso, ajeno. Vos y tus besos de septiembre y yo con mi afecto de telgopor, no sé hacia dónde vamos ni a dónde querés llegar, si yo con vos no tengo ganas ni de ir a cobrar el sueldo, y ya ni se me ocurre con qué cara posponerte, y vos en cambio me amás y se te nota, y yo ya me estoy echando a perder. Esta sociedad bilateral de beneficencia, esto de pretender querer y quedarse en eso -en la mera pretensión-, no funciona, querida. Yo que tengo fiebre y vos ganas de hacer un viaje conmigo. A este paso ni tu voz tolero, me incomoda que me des tanto, aunque en verdad, no sé qué es más abominable: si tu sonrisa de serpentina y espantasuegra, o la frustración de no poder quererte como en el principio.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

puro

Algo puro, sin tanto ruido. Un texto que no diga nada.
Que no te haga pensar, o que sólo transmita
la idea de que se puede volver.
Que si acaso no resulta con el éxtasis del lunes a viernes,
si no hay presupuesto que te deje conforme
o se te escapan las ganas de salir a la calle,
que sepas que acá vas a tener un momento.
Sin prejuicios.
Así, gratis. Un descanso.
Y después, si te parece, retomamos. De a poco.
Ante todo, nos queda la paciencia
y el silencio. Y algo que vos bien conocés.-
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(imagen de nnn.-)

martes, 8 de diciembre de 2009

predica

Siempre es bueno endrogar un poquito al ego. Engañarlo, al menos. Matarlo nunca. Pero plantarle un cross de izquierda, aturdirle la boca del estómago, sacudir las vísceras de un monstruo eufórico y que no admite reproches, eso está bien, vale, gol, punto a favor. Porque el ego siempre tiende a sobrepasarse: psicópata mano larga, bufarra de barrio pacato. El ego es un vaso de coca sin gas, y además, es un gran engaño, torre de humo, travesti con barba. Más lo pienso y más me doy cuenta: sedar el ego, hacerlo callar, es un signo de madurez. No se puede crecer a la par de un oompa loompa que susurra barbaridades, y que siempre se cree con derecho a un poquito más. El ego sirve de a ratos para conquistar minas, pero a la larga, es un tiro en el tren delantero, otra forma de perder el eje y de romperse las costillas flotantes al caer de las cornisas ajenas. Y para qué. Dejemos a las costillas en su lugar, y al ego en un corset inteligente, y que ese corset tampoco sea demasiado grande, porque de alguna u otra forma, la inteligencia y el ego se tienen ganas, se miman, devuelven gentilezas, pero mejor, la' nena' con la' nena' y lo' nene' con lo' nene', como bien predica una canción sin ego y mucho menos, sin inteligencia.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 7 de diciembre de 2009

fuente

Hablaste bien de mí, no me preguntes cómo lo sé, no me obligues a caer en lo bajísimo de revelar mi fuente más intuitiva y falible. Y cuando me enteré, también recordé que nos debemos una cena a la luz de cualquier cosa menos de velas, una noche sin música ni pretensiones libidinosas -nada de cortinas cerradas, sahumerios de jazmín, ni forros saborizados en los bolsillos-. Voto por algo más neutro, un terreno menos sugestivo que tu casa. Insisto, ni se te ocurra traer el CD de Caetano, es innecesario. Vení sin expectativas pero con ganas, traé cotillón por si de casualidad terminamos en carnaval carioca, que yo llevo la linterna, no sea cosa que se apague la luz y nos veamos obligados a volver a sentirnos miembros del célebre y exclusivo Club-de-los-sin-pareja-post-treinta. También pongo el vino: tengo claro cuál te gusta. Y después de la cena -o almuerzo, como prefieras-, voy a dejar de pasar por la puerta de tu casa, porque de tanto joder con la casualidad, seguro que algún día nos cruzamos, y esta deuda -"deuda", qué fea palabra- perderá su encanto. Para cuidar la imagen positiva de nuestro amor platónico sin platos elaborados, es menester que no volvamos a vernos, pero que nos busquemos con una pizca de histeria.-
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(imagen extraida de aquí)

sábado, 5 de diciembre de 2009

viernes, 4 de diciembre de 2009

Veteranos

Julia, linda Julita, la más linda de todo Floresta, varias veces le arrimé uno de mis tantos bochines furtivos, le asomé los pies por el catre para ver si acaso se le ocurría pegarse una vuelta por el segundo cordón del conurbano de mis ilusiones, y ni un centro me devolvió la muy Julia, todo nones era ella, y como conmigo era con todo el barrio, no se piense que era algo personal, que le juro que en cada zaguán le silbaban piropos de verano, y ella que se paseaba con su vestido de florcitas violetas y amarillas, ella que a cada paso dejaba un vago sin trinchera, de no creer, y se la quedó nomás el Tony, eterno vecino de Segurola y Juan B. Justo, tenía una Chevy verde, divina, y el loco la ponía a 120 y ni se sentía, hasta que un día copeteó hasta para convidar, y agarró una curva en Alberdi, se la dió contra una panadería a la que no le quedaron sanos ni los miñoncitos, y menos que menos salió bien el Tony, que casi se muere. El barrio le rezó a esas dos piernas, porque el Tony jugaba de cuatro en los Veteranos de All Boys, era de habilidoso, pero para cuando le dieron el alta, ya no sentía nada por debajo de la cintura. Julia, la Julia más linda de Floresta, se había quedado con un tipo sin piernas, sin ganas de tocarla, una Julia sin tardes de paseo por la plaza ni veranos en Ostende. Una Julia que seguía preciosa, y un Tony que vendió por chirolas lo poco que quedó de una Chevy verde, divina.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

cable

La mujer de mi vida se tiñe las canas en el baño que está al fondo de la dependencia de servicio.
Es una de las pocas mujeres que no amenaza con dejarme.
No atenta contra mi promiscuidad literaria. Finge que cada cosa que hago, es interesante y le encuentra un sentido.
La mujer de mi vida tiene el mismo perfume desde hace años.
Quiere con exactitud. Entiende mis movimientos. Ataja penales si hace falta, y no se ofende cuando queda en el banco.
La vi tantas veces que de a ratos la olvido. Y ella sabe. Siempre sabe algo que yo no sé.
La mujer de mi vida cocina, plancha, sonríe y hace todo muy bien. Le cuesta pedir perdón. No ve películas en el cable y tiene problemas para leer de lejos. Evita escuchar el inglés.
La mujer de mi vida no es intelectual, ni habla raro ni tiene un gran sueldo. Desconozco cuánto gana. Hace las compras y me trae tomate perita.
La mujer de mi vida se acuesta con el hombre de mi vida.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 1 de diciembre de 2009

777

Yo era feliz hasta que llegaste. Tenía un perro, almuerzos frente al río, una mujer preciosa y compañera, con películas los fines de semana, un auto cinco puertas, el ticket del estacionamiento, fecha de casamiento, de apareamiento, de vencimiento. Pero tu rubia histeria con volados de intelectual volvió a copar -uno a uno, muy de a poco- los cajones de mi fiel paciencia cotidiana, de la cordura monogámica que alquilé desde adolescente y que procuré conservar hasta que se te ocurriera retomar las negociaciones con mi nostalgia. Una vez más, el fracaso. Siempre le mojaste la oreja a mi emoción infantil, y es por eso que sos una auténtica hija de puta, porque ahora que me ves bien -se te ve muy bien, dijiste-, se te antoja estrellar tu Boeing 777 contra mi muralla de piecitas del yenga. Tu ánimo goleador es tan obsceno como elocuente, y tenés muy claro que jamás me atreví a descuidarte. Pero todo este tiempo te cuidó otro, me desentendí de tu fobia por quedarte sola, y ahora me buscás con preguntas que sólo apuntan a contarme lo triste que te sentís, lo feo que es encargar comida para uno. Y ahora que yo estoy tan contento y estable y feliz -que estaba tan feliz-, ya pienso en cómo dormir con Ella sin que se entere de que tu fantasma kamikaze viene cayendo del cielo raso para saltar a oscuras en nuestra cama king size.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 30 de noviembre de 2009

sótano

Kissing a fool, gran canción en boca de una banda de bluseros cocainómanos: el contrabajo es un gordo que respira, se atraganta, respira y tira graves. Cuando estoy así, desarmado en el sillón, con la camisa fuera del pantalón y en plena guerra entre mis pies por sacarme las medias sin ayuda de las manos, me gusta tomar whisky, pero sólo me gusta cuando estoy triste, y si estoy triste es porque de alguna u otra forma te pierdo. Sé que vas a volver. Te olvidaste el imán del delivery de sushi, y vos sin eso no podés vivír. Te tengo donde quiero, querida, y por eso quiero reírme pero no quiero arruinar mi performance depresivo-disuasiva. Aunque estés besando a un idiota, aunque lo hiciste todo este tiempo aún estando conmigo, no tenés chance de quedarte donde estás. No estás de verdad ahí. No sin mí. Porque esta es tu casa, fue tu casa, hoy te tocaba lavar los platos a vos: ni en eso te puedo confiar. Al menos llamá y decíme dónde está el repasador, a qué hora vas a llegar, esto no es un hotel, querida. La puta madre, mañana me tengo que levantar temprano, y cuando abras la puerta me vas a despertar por el tintinear del llamador de ángeles que puse por tu capricho, y vas a despertarme porque vas a volver, ¿No que vas a volver? Al menos por el imán del delivery, porque no lo tenés, aunque si llamás a tu mamá ella seguro te da el teléfono, entonces tal vez no vuelvas, y ahí sí te quedarías con ese idiota, pero no sin antes recordarle que otro idiota duerme en algún otro departamento en el último rincón del sótano de tu interés.-
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viernes, 27 de noviembre de 2009

Illia

Matar al docente: esta mañana imaginé un video graf no menos trivial en cada absurdo noticiero, de esos en que conductores y panelistas invitan a despertarse con una sonrisa y ponen música de Los Cafres mientras te muestran la autopista Illia colapsada. Todo parece dar igual: mañana llueve, los hijos del paco, paro de empleados municipales, Matar al docente. Y esperan que uno abra los ojos y haga una fiesta, se vista con optimismo y se lave los dientes que sonríen frente al espejo. Frente a ellos, medialunas de mampostería, y contra la cara de sueño de la gente, Matar al docente, que no es lo mismo que matar a una persona cualquiera. Es un docente. Es una contradicción: pegarle un tiro a una mujer de veintipico, casada hace un puñado de años, recibida hace meses. Meterle un plomo en la espalda a una señorita de jardín de infantes -mujer de pueblo resignada a la tarde de mates en la plaza y las lentas calles de tierra- suena un poco irónico. Sacudir el cuerpo de alguien que da clases, que pone buena cara frente a la mala cara de gente sin cara, sienta un poco incómodo. Da envidia ver la felicidad de los que no tienen razones para serlo. Como el que agradece y no tiene por qué agradecer. Mirá dónde vivís, tal vez nada podría ser peor. Por eso, matar al docente es la cumbre de la lisergia cotidiana.-
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jueves, 26 de noviembre de 2009

mondongo

Para hacer política hay que tener huevos. Macho hay que ser: si querés ser presidente, lo lamento: dejá el acento afrancesado en la primera piedrita del camino de ripio que muere en la villa. Vas a tener que bajarte de la combi sin tanto guardaespalda dando vuelta, dar beso a gente de todos colores y a cada momento, firmar autógrafos a muchedumbres que ni te conocen pero que saben que sos famoso, tomar mate amargo y lavado, tragar gomosas tortas fritas, chupar del peor vino en cartón -y encima tibio- y comer asados con una carne de mierda. Eso es política: el barro hasta los tobillos, con las medias Dior puestas. Jodete, papi, la política no es para los finos. Hay que sonreír, festejar, abrirse la camisa y saludar a gente transpirada y pegajosa. Estrechar manos sucias y gordas y demacradas del trabajo de verdad, mutiladas por máquinas y por el día a día, no son manos gastadas de hacer política. Más vale que te aflojes la corbata y respires profundo. Poné cara de simpático y no rechaces a nadie. Acariciá la cabeza de cada chico que no te llegue a la cintura: limpiale los mocos con la manga de tu camisa Polo. Prometé de todo, cualquier cosa con tal de llegar a los más alto. Y si no te gusta el ambiente, si ves que es todo medio fulero, que fuman faso y de las peores plantas, y como que mejor aprovechar el tiempo con gente culta y limpia y pacata, dedicate a otra cosa, andá a hacer política a una boutique o a las universidades privadas: hacé política para la gente bien, que tal vez hasta te voten cuando le eches la culpa de todo a los que hacen campaña entre los platos de mondongo del día anterior y el trago de agua sin potabilizar.-
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miércoles, 25 de noviembre de 2009

expensas

Pienso en vos. Simple. Así de fácil. Pienso en vos: punto, espacio.
Pienso en vos.
Cuando me despierto y me lavo los dientes, enciendo la radio, puteo porque es lunes, o martes, o miércoles, o sábado, y enchufo la tostadora y quedan sólo las tapas del pan en el envoltorio de Fargo, puteo una vez más y pienso en vos. Con vos no pasaba esto, siempre había pan de salvado. Nunca quedaban las tapas, a secas, tristes y siempre bien marginadas tapas del pan lactal. Y ahora hay un par de tapas dentro de la bolsa vacía, y un hombre vacío dentro de una casa vacía pero llena de cositas muertas por el living y encima de la tele. Pienso en vos.
Si viene mi novia, pienso en vos. Si viene mi amante, pienso en vos. Si viene el encargado del edificio a reclamarme las expensas, pienso en vos. Si viene mamá, le digo que se vaya. Me habla de vos: ya mucho tengo con el cargo de conciencia, dejá mamá, quedate cambiándole los pañales al nono, que así estamos fenómeno.
Pienso en vos y no puedo pensar en otra cosa. Es una constante ridícula, pérdida de tiempo estúpido, empeño de ánimos drogadictos y esfuerzos en vano. Pienso, y pienso, y pienso. Y así, cada vez con menos ganas de pensar, también se escapan las intenciones de vivir.-
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martes, 24 de noviembre de 2009

aviso

Este blog puede llegar a entrar en cortocircuito esta misma semana por cuestiones académico-socio-económico-disponibili-supercalifragilisticoespialidoso-laborales. Tengan a bien seguir bancando la parada. Disculpe las molestias ocasionadas.-

lunes, 23 de noviembre de 2009

PyME

No te ofendas, yo sé que a vos te gusta que todo salga bien, que ordenás la ropa por colores y en degradé, que tenés tus archivos bien divididos en cada carpeta y que a cada reunión con amigas llegás quince minutos antes, pero tengo que agriarte la mayonesa porque no hay otro remedio: yo no soy el tipo que buscás. Intenté durante estos meses amoldarme a la estabilidad de tus camisones y pasta dentífrica blanqueadora, pero esta posición no me favorece, soy un títere disfrazado de buen amante. Tu perro me huele raro, se come mis medias, y a veces me molesta tu pelo sobre mi cara. La esponja vegetal que tenés en la bañadera me raspa la entrepierna. Yo debo cargar con un problema -más allá de mi piel sensible-, no sirvo para el afecto polirubro, requiero concentración y una charla técnica previa. Vos me tomaste desde el vestuario, las cosas se fueron dando, pero nunca terminaste de explicarme de qué iría la cosa. Y acá estamos: vos, feliz con mi confusión, y yo confundido de tanta felicidad prestada. Soy un goleador de botines cambiados, convencido del fracaso de esta PyME sentimental. Lo lamento de verdad, pero tengo que ser honesto. Vos y yo no vamos a tener un perro, ni luna de miel ni vitel toné los 24 de diciembre. No hay chance de que yo hamaque a tus hijos.-
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domingo, 22 de noviembre de 2009

sábado, 21 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #33

"Vuelvo de jugar al fútbol y la paso mal: no tengo a quién contarle cómo salimos en el partido".
Se lo dijo un amigo a su ex novia en la sección Ex parejas, en el programa de radio Perros de la Calle.-

viernes, 20 de noviembre de 2009

pilar

¿Seguro que vos no estás embarazada? Pregunta la señora María del Carmen Arostegui de Gorostiaga -Carmencita, para las amigas del té- a su empleada doméstica, Rosa Gómez, Rosa, para la señora María del Carmen y para la gente del barrio. No me digas que estás embarazada..., insiste Carmencita, que ahora se toma la cabeza y niega, Carmencita negadora y la Rosa que bien sabía que a la Señora le iba a molestar si ella se daba cuenta del bombo, entonces ahora es Rosa la que niega con la cabeza, la que explica que no señora, no se ande con cosas raras, que yo vivo sola y yo solita me atiendo, y Rosa que se atiende solita y de paso atiende a la familia Arostegui Gorostiaga y comensales varios, jura y se besa los dedos para que Carmen le crea. Estoy gorda nomás, aclara, y sirve las tostadas para Marcos Arostegui Gorostiaga, pilar del Etchecopar's Rugby Club, cocainómano social y perfecto armador de cigarritos de marihuana. Rosita, estas tostadas del orto están quemadas, hacé nuevas, y Rosita que corre a la cocina, se muerde los labios, mete panza para adentro -le pide perdón a un feto sin nombre- y sonríe para luego soñar el día en que los Arostegui Gorostiaga sean víctimas de un hecho milagroso, de justicia o psicópata-delictivo.-
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jueves, 19 de noviembre de 2009

detrás

El jueves 19 de noviembre de 2009, llamame: si seguimos solos, nos casamos al día siguiente. Cada mañana desde ese febrero en Villa Gesell, que me despierto para leer tu promesa anotada detrás de un boleto de colectivo. Fue en el '94: yo estaba borracho y vos desnuda, preciosa, distinta. Y me juraste una pavada, que volveríamos a vernos dentro de quince años, y para esa época seguro que a mí me pareció un siglo, y vos habrás asegurado eso como un decir estúpido de una mujer cualquiera con intenciones de no quedarse sola. Pero para mí no. Y entonces llegó el 19 de noviembre de 2009, tengo más barba que a los 17, menos razones para estar ilusionado y un trabajo que me ocupa todo el día. Quince años después de tu promesa rectangular -ubicada justo debajo del vidrio de mi mesita de luz-, no tengo hijos ni pienso tenerlos porque para empezar, no tengo con quién. ¿Y vos? ¿Qué contás? Tanto tiempo, después de quince años cómo estás, es 19 de noviembre de 2009, ¿Te acordaste de...? Sí, mucho tiempo, me recibí, ¿Vos? Te llamo por otra cosa, ¿Te acordás de...? Sí, claro. ¿El también es abogado? ¿Hace mucho están? Qué bueno, qué lindo lo que me contás. Sí, claro, yo también estoy con alguien, nadie espera quince años.-
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

celiacos

Las gotas de los aireacondicionados que se mezclan con la lluvia no anunciada por el servicio meteorológico; el eclipse de las BlackBerrys con frío; una tele clavada en los números de la Bolsa; el patrullero que aulla y pestañea en azul y blanco; mi pastilla que una vez en la boca, se parte en mínimas navajas con gusto a cereza; un nene que infla y desinfla una bolsa de supermercado embadurnada en poxiran; los paraguas que se rompen de tormenta; olor a garrapiñada pasada; la loca del Banco Patagonia, que baila y se enreda con su propia bufanda; una moneda de cinco centavos tirada; la agonía del humo del cigarrillo; promociones y descuentos en productos para celiacos; afiches y papelitos para contratar putas y viajes turísticos; el viento que dobla telones y desnuda oficinistas; ojos abiertos frente a las avenidas; perfume de Barrio Norte; revistas para tatuadores con disfunción eréctil; tres corbatas de invierno; el carro de los cartoneros que rompen bolsas en busca del día; café con leche descremada; una señora que pregunta dónde se toma el 132; las palomas que se cuelan en los cables de luz; mi pelo mareado frente a la vidriera de una rotisería; la miseria humana que se hunde para siempre en el barro de las tres de la tarde.-
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martes, 17 de noviembre de 2009

Afganistán

El nivel socioeconómico de un niño se ve marcado por una sola cosa: el viaje a Disney. Si tenés entre siete y once años, por más que hayas llenado el album de figuritas de Dragon Ball o sepas todos los trucos del Mario Bross, si no conocés Disneylandia -no besaste la nariz de Mickey, no vomitaste en alguna montaña rusa y no te sacaste la foto con los personajes de El Rey León-, lo siento mucho, querido, pero no existís. Tengo varios años más de once o doce, y todavía no conozco Disney. No conozco el Parque de la Costa, la gente se ríe cuando aseguro que no voy a los parques de diversiones porque no me divierten: a mis veintitantos, no concibo un parque de diversiones sin putas, drogas duras e interminables torneos de Wining Eleven. La verdad es que ahora, Disney me importa casi tan poco como el cultivo de moras transgénicas en Afganistán. Pero cuando era chico, la perspectiva era distinta. Yo siempre tan aplicado, tan delirios de Europa y adicciones al Family Game. Pero no hay recuerdos de Disney, no de un lugar al que siempre me prometieron que iría, y a fin de cuentas, jamás visité. Siempre era el año que viene. Y nada. El año que viene -como el año anterior- era San Bernardo, y allí, si había suerte, tal vez algún trencito de la alegría. Cada comienzo de año era una patada exacta en la zona baja de las pelotas. Todos los chicos con sus cartucheras recién traídas de Orlando. Y a veces me regalaban como souvenir, un lápiz de Pluto: tomá, para que te sientas menos pobre, yo sí te regalo las sobras de mi felicidad importada.-
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lunes, 16 de noviembre de 2009

monopatín

Me preocupa que ya no me cagues con otro tipo. ¿Qué pasa? ¿Por qué hacés esto y me llamás antes de dormir y lavás los platos sin chistar y te dejás someter a mis fantasías de sádico amo sexual? ¿Acaso soy yo el cambiado? ¿Te hablo, te toco, te mantengo mejor? Despista verte tan atenta, que ofrezcas siempre una solución al conflicto y con tanta facilidad. Tu nuevo método de seducción funciona, pero me aterra: qué me vas a pedir, por dónde tenés pensado chicanearme, que hasta te acomodás en cucharita para la siesta del domingo y no querés salir con tus amigas. Ya no sé qué pensar. Espié los cajones de tus análisis y está todo en orden. Seguís comprando toallitas femeninas y pastillas anticonceptivas. Y no me cagás. Ya no, porque no hay reuniones fuera de casa ni llamados fantasma en la madrugada. Hasta ganas de engañarte me dan, tu repentina coherencia marital me cae como inyección de uranio. Y tu sonrisa. Tu flamante y permanente ánimo impoluto. Te ves feliz, y ahora me hablás de hijos, de pasar las vacaciones y la vida juntos. Claro, la señorita ya no me caga y espera que uno festeje con bengala, bombo y gorrita. Y me decís te amo cada quince minutos. ¿Sabés qué -Miss Cariñosa-, por qué no te vas -en monopatín- al carajo?.-
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domingo, 15 de noviembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

surprises

Una canción que conocés, se activa la bola de espejos, bajan las luces, la gente se abraza, tu cigarrillo es una luz anaranjada que nace y se queda con cada pitada en esta fiesta organizada por vos, para tu propia consagración y delirio y siempre imaginaste este momento como una gloria insoportable, toda tu vida quisiste y pensaste en esto y lo sabe todo el mundo y todo el mundo te quiere y se acerca para felicitarte y darte un abrazo, son tantos, no podés contarlos pero sabés la historia de cada cara que te besa en las mejillas, te abrazan, buscás otros ojos y esos ojos que no vinieron y ya no van a llegar, la bola de espejos rompe la sala en millones de cuadraditos blancos que giran, y ahora hay tanto cariño para ser tan poco, qué hacer con tanta gente que te quiere, para eso mejor seguir fumando, alguien canta la canción que conocés, No alarms and no surprises, la gente se ríe, qué bueno tener una fiesta en que la gente se ve feliz, qué bueno que es llegar a lo más alto y que te reconozcan por haberle dado tu vida a un puñado de cuestiones y que la gente lo vea y te lo diga, y todos que te quieran tanto, deberías festejar y no festejás, desde el centro de la pista el mundo eleva la copa y dicen por vos, y vos ahí, en el fondo del salón, sin copa, con todos reunidos para vos que no celebrás, vos que sos una lucesita anaranjada en el fondo del salón y en el fondo tan evidente tan muy solo.-
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miércoles, 11 de noviembre de 2009

estupenda

Nadie me advirtió que la hija del jefe de Recursos Humanos estaba más buena que recibirse de arquitecto. Mi jefe -el jefe de Recursos Humanos-, además de ser mi jefe, era arquitecto.
Nadie anticipó que no debía hablarle a la hija del jefe: rubia de peluquería palermitana, pelo hasta la cintura, caprichos de nena bien.
Nadie adelantó que además de ser la hija del jefe, el amor platónico de la mitad de los oficinistas de la City porteña y una acérrima enemiga de las relaciones a largo plazo, era simpática. Qué digo simpática, muy simpática. Tanto que hasta salimos unas cuantas veces.
Nadie se enteró que nos privábamos del after office para escapar a la cueva que el padre mantenía casi clandestinamente para sus fiestitas privadas con las putas que contrataba desde la oficina. Viejo zorro. Jefe de Recursos Humanos, arquitecto y putañero.
Nadie se acercó para decirme que se notaba la onda que teníamos, y que todo el mundo lo notaba, y que ya era insostenible. Pero no me molestó la falta de solidaridad masculina de mis pares. En realidad, nada me molestó. Más tarde, me dolería.
Porque nadie fue capaz de soplarme que la hija del jefe salía con el subjefe de Recursos Humanos, un tipo siempre bien afeitado y sin título de arquitecto, pero me atrevería a asegurar que con la piña más fuerte de toda la oficina. Y claro, además, con un interesante pool de abogados, que se encargaron de inventarme una justa causa para echarme. Ella, sin lugar a dudas, fue una causa estupenda.-
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martes, 10 de noviembre de 2009

retórica

Con quién dormirás hoy. No me lo digas, es una pregunta retórica, dejalo así. Adivino tu mueca gastada sobre la cama con el acolchado a rombos, la tele en silencio y clavada en el canal Volver. Vos a medio desnudar y tu gesto más ganador, ambos tirados encima de los ositos despeinados, estúpidos souvenirs de tus amantes de peluche. Decíme cómo se llama. No, pará, era un chiste, no lo hagas. Seguro vas a pedirle que baje la voz, que en la habitación de al lado duermen tus viejos. Acordate de avisarle que la cama golpea contra la pared que da al cuarto de tu hermanito. Él me extraña. Y vos también. Basta de juegos, quién es el tipo, ¿Lo conozco? Ya sé, no soy el centro del universo, pero en una de esas lo tengo de vista. Entiendo, mala idea, ni lo menciones. No le digas que estuvimos juntos, mirá si me conoce y vos no lo sabés. Qué feo sería. O no. Muero por saber a quién te vas a coger hoy. Quiero saberlo. Mandame una foto, hablame de él, no sé, contame qué hace, cómo te toca, si lo hace mejor que yo, dale, hablá, no te quedes muda, quiero saber que soy mejor, si no es así mentime, si de verdad es mejor que yo, decí que no tenés a nadie y no vuelvas a atenderme.-
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Vívere

Lo lamento por vos pero no estoy de paseo, no vengo de visita con mi paranoia bajo el brazo a copar el botiquín de tu baño en suite. Yo cuando llego, llego, y agarrate Catalina, y que se agarre también Mercedes, Claudia, Eleonora y tu mamá, que cada mañana la escucho preguntar con desagrado si es necesario que me lave lo calzoncillos, claro que es necesario, a lo sumo no será tan necesario el capricho del Vívere, pero es un gustito del cual prefiero no privarme. La que ahora se tendrá que privar de ciertas cosas sos vos, y es una lástima que se te acabe la joda, que tu adolescencia celebre una fiesta y yo caiga y te apague las luces, pero soy así, no voy a decirte que nada va a cambiar porque todo va a cambiar: no bailo el carnaval carioca y me gusta fumar desnudo. Yo sé que tal vez querías un novio freelance, alguien a quien querer cuando vos quieras, un hombre descontracturado, con abdominales marcados y vacaciones con los amigos en Brasil. Y caí yo, que tengo más pelo en el pecho que cuentas bancarias, y que te despierto por las noches para que hagamos el sexo en la ventana. Es lo que hay, querida; otra vez, vuelvo a lamentarlo pero sin tanto lamento. Para medias tintas tenés al resto: yo soy un jugador de toda la cancha, intratable goleador inspirado, obrero del tiki-tiki emocional.-
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domingo, 8 de noviembre de 2009

viernes, 6 de noviembre de 2009

pus

Presionar con dos dedos, fuerte, más fuerte, duele, ay, me hacés mal, despacito, ahí viene, creo, más fuerte, ay: pus. Después sangre, un líquido rosado, sangre, algo de pus, alcohol, me arde, curita, se me acabaron, ponete papel higiénico, papel blanco sobre la herida que ahora es papel blanco manchado de rojo. Sonreís. Qué alivio. En unos días no tenés nada, perdé cuidado. Cualquier cosa, me venís a ver. ¿Ahora te hacés el dermatólogo? No, digo, que me vengas a ver, te ayudo con esto, la espalda es un lugar difícil de llegar. Conozco el camino. Lo sé, es tu espalda. No, me refiero al camino para llegar a tu casa. Ah, no sé cómo, pero está bien. Sí, porque antes venía a hacer inglés por acá. ¿Y aprendiste mucho? Maso. Ah, qué interesante. Me tengo que ir, pero pasá cuando quieras. Dale, voy a pasar, no sé cómo seguirá esto. Bueno, cuidate la espalda. Sí, me la cuido. Te olvidás tu cepillo de dientes. Ah, sí, este es el viejo, creo que también dejé mis pantuflas acá hace unas semanas, ¿Puede ser? Todo puede ser...¿Las tuyas son las negras? No, las mías son las de piel de zorro. ¿Mataron a un zorro para hacerte unas pantuflas? Son sintéticas, creo. Creés...Pasate alcohol por la espalda. Dale, vos pasate por casa algún día, si querés.-
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jueves, 5 de noviembre de 2009

escarpines

Carmencita se acaricia el vientre inflado, su mano pinta círculos sobre el bulto color azul que se le hace cada vez que se pone ese vestido tan lindo, aunque todo le queda chico, pero le queda divino porque las mamás son divinas, y se toca el ombligo y mira los ojos de Adriana, que quiere llorar pero no lo hace ni lo dice pero yo lo sé, porque siempre quisimos tener un hijo pero vaya uno a saber por qué Dios no quiso, y Carmencita que tiene tantos hijos como caprichos en las tardes de domingo, Carmencita sí que tuvo suerte con ese tema, ella sí pudo concebir, festejar, tomar vino blanco, pensar un nombre, comprar escarpines y cambiar pañales, y lo hizo ya varias veces, y Adriana ni una, nosotros con Adriana no pudimos y cada vez que aparece por casa Carmencita con esas facturas que revientan de crema pastelera, Adriana es una sombra, la veo morderse los labios y rezongar porque en esta casa siempre hay hormigas y vos que tenés la gentileza de traer facturas y se llenan de bichos, cosa de no creer, y Carmen que bueno, no importa, y le muestra la panza de siete meses a una Adriana deprimida desde hace años, y mientras Carmencita se ríe de las patadas de un bebé inquieto, la pena de Adriana me observa y ella misma se lleva a la boca otra factura para morder la angustia, la crema pastelera, el azúcar a medio quemar y un puñado de hormigas negras.-
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miércoles, 4 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #29

Paro de subtes de 11 a 23 o de cómo ganarse el odio de la sociedad toda.-

tránsfuga

Tu infelicidad no me hará volver. Punto. Por más que llores, patalees, cortes cebolla o juegues al solitario en la pantalla de tu computadora, no estoy dispuesto a dejarme sobornar por tu repentino arrepentimiento arremangado. No es así. No me das pena. O sí, un poco, pero eso no es suficiente para rebobinar la cinta mal grabada de nuestros días en trincheras alquiladas. Dejá de abusar de mis escritos. Ya mucho se gastan solos como para que vengas a reciclarlos. Pero igual ahí estás, vos y tu pose de víctima, la mueca cocainómana depresiva, los discos de Serrat y mis libros a medio vender. Dejé la Enciclopedia Británica: seguro que la hiciste guita en alguna mesa de saldos en el Centro. Dentro del tomo VI había una carta de cuando nos conocimos. Con eso vas a poder darle cuerda a tu nostalgia. Lo que te pido es que dejes de repetir tu histeria de mujer sola, de llamar compulsivamente a tus amantes del colegio primario, y que ni por error se te ocurra nombrarme de contrabando, bajo un teléfono desconocido o marcando asterisco numeral y la combinación rara que te dijo el pibe de la empresa -tránsfuga de poca monta, narcotraficante al por menor, onanista eterno por necesidad-. Ya está, ya fue. Tengo la cabeza en pausa y así las cosas van bien.-
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martes, 3 de noviembre de 2009

almíbar

Soy un pelotudo de saco celeste y camisa blanca a rayas, sentado en el escalón de una casa cualquiera. Soy un pelotudo con saco y camisa: un pelotudo elegante, y además, con flores amarillas en la mano. Es un ramo más que muy respetable: se consigue de diez a doce pesos cerca del cementerio de la Chacarita. Tengo puesto el mejor jean que pude comprar. Zapatos de gamuza heredados, perfume importado -gentileza de un amigo que se roba las muestras gratis del free shop en donde trabaja- y el pelo seco recién cortado. Un pelotudo con altura, ojo, no vayamos a confundir. Pelotudo perfumado. Pero a fin de cuentas, un pelotudo que te espera siempre, y no aprende, y te trae flores y se viene con sus ropitas coloridas y con sus ganas de que algún día te sorprendas de tanto afecto, pero nada. Si te caigo con un elefante anaranjado, seguro que ni te das cuenta. Preguntarías el nombre, o de dónde lo saqué, que mejor lo devuelva porque están en extinción, y en mi departamento no entra. Y es verdad. Qué pelotudo soy. Pero me queda cómodo el rol del banana split, del zapallo en almíbar. El papel del pelotudo me sienta fantástico. Aunque de a ratos, aunque vos no lo veas, me avivo un poquito y empiezo a pensar.-
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lunes, 2 de noviembre de 2009

soluble

No es por cobardía que aún no termino de suicidarme: es por Julia. Frustro los intentos porque me surge una pregunta incómoda y que no quiero llevarme a la muerte: ¿Qué será de ella sin mí? El día en que me trague las pastillas sin vomitarlas al instante, o cuando al fin decida dejarme caer en la terraza del edificio, Julia ya no tendrá nada más por hacer. No habrá más mi perfume antes de salir a trabajar. No más dos tazas de café soluble. A dónde se va a mudar: se lleva mal con la madre, y el padre nunca me aceptó. Mis abuelos ni la reconocen y de alguna forma, la obligarían a colaborar en su cuidado, y ella que no sabe ni cómo cambiarle los pañales a los mellizos, cómo se hará cargo del Alzheimer de dos viejos desconocidos. No puedo hacerle algo así a Julia. Tendría que limpiar el patio siempre lleno de hojas en esa casa de Liniers, húmeda y con piso de mármol. Y los mellizos, Julia, decíme vos, que siempre me criticás a mí, que no les presto atención, que ni son mis hijos, decíme Julia, ¿Qué le vas a decir a los mellizos cuando te pregunten por su papá? ¿Les vas a decir que estaba loco? ¿Sos capaz de hacer algo así? ¿De hacerme algo así? Ya no sé qué pensar de vos, Julia. Pero tengo todo listo. No puedo seguir alarmando a la familia con mis tentativas. Lo lamento, Julia, de verdad, lo siento, no sé qué vas a hacer sin mí. Que sea lo que Dios quiera. O mejor, que sea lo que vos puedas.-
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domingo, 1 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #28

Redes sociales, MSN, Facebook, mensajes de texto, Twitter, ICQ,...Todos son factores de riesgo marital. La tecnología avanza y las relaciones humanas retroceden.-

Ojos de Motorola W375 - consejo de papel

Consejo de servilleta para un fin de semana con tormenta, mujer a la izquierda, torta de chocoloate y lágrima de por medio.-

viernes, 30 de octubre de 2009

silent

De ninguna forma vos merecés tanto amor de mi parte. Te da igual si es mucho o poco: mi amor es un elefante anaranjado, parado en dos patas en el living de tu casa. Y no lo ves. ¿Te imaginás un elefante anaranjado? ¿Te imaginás cómo sería si abrazaras a ese mismo elefante, si lo quisieras, lo cuidaras, lo hicieras amigo de otro elefante tan tuyo? Yo sería tan feliz con tus elefantes en mi cocina, los pondría a dormir sobre los almohadones de la India, les compraría perfume para elefantes anaranjados, y a vos te regalaría flores de todos los colores. Pero no lo ves. Nunca ves nada. Yo debo ser otra pareja de transición, porque no entiendo cómo es que si me querés tanto como decís, no te des cuenta de mis esfuerzos por hacer las cosas bien. Por eso digo, vos no me merecés. Vos necesitás un tipo de esos pelotudos, con gel en la cabeza y un auto tuneado. En el asiento trasero de un Fiat Uno con silent no entra un elefante anarajado. Apenas entra un jugador de basquet, si no es muy alto. Pero un elefante anaranjado, no. Menos si el elefante está vestido de traje: ahora mismo, él, sus crías y yo, aguardamos a las doce de la noche para decirte feliz cumpleaños. Qué lindo verte feliz, con o sin elefantes. Mi elefante anarajado está peinado a la gomina, tiene zapatos de cuero y ganas de escuchar tu voz. Ambos esperamos que atiendas el teléfono. Pero tendrás mejores cosas que hacer. Seguro. A mí no me queda mucho para dar. Sólo me gustaría terminar de bordar esta corbata negra para mi elefante anaranjado y sus ánimos suicidas.-
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jueves, 29 de octubre de 2009

milicos

De la Administración Paralela de Ingresos Públicos (APIP)

Señor empleador,

Tenga a bien blanquear a sus empleados, haga como el bueno de Don Carlos, no sea marmota. Y además, no lo olvide: sospeche del subordinado que asegura no masturbarse. Esa gente sí que es de temer. No le lleve el apunte al que se roba los lápices con su nombre, ni tampoco al que siempre llega tarde y se hace fichar por un amigo para no perder el presentismo. En cambio, mire raro al que no se procura un íntimo amor propio, y encima, está orgulloso de no hacerlo. Piense que ese mismo esclavo de su engranaje puede costarle la empresita, sí, la misma que con tanto esfuerzo montaron sus padres en la época de los milicos, en esos años en que los argentinos eramos derechos y humanos y pasaban cosas raras pero ellos no se daban cuenta. Los milicos se hubieran hecho cargo de ese particular empleado que usted tiene, que no se toca "porque esas cosas son de adolescente". Hágame el favor y téngalo entre ceja y ceja. Que no le extrañe que un muchacho así, caiga un día al trabajo con una ametralladora y abra fuego contra máquinas, empleados y almanaques con minas en bolas.-
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miércoles, 28 de octubre de 2009

malhumorada

Tu teta preferida es la derecha, lo tengo claro, esa a la que llamás Claudia cada vez que te sentís triste, y la otra, la izquierda, la que canta un tema de los Beatles si se abre la ventana y entra vientito, ella solita con su alma y sus ganas de sentirse querida, la izquierda no se ofende pero no te dirige la palabra, a la mismísima izquierda le pusiste Patricia, y a ella, a Patricia, no le gusta llamarse Patricia y por eso está malhumorada, mientras que Claudia saluda cada vez que puede, se abriga como un topo en un bosque de piel y sábana, y Patricia -celosa Patricia- es un tanto más tímida que Claudia, que cada tanto te cuenta un secreto y vos le confiás otro, y Patricia no dice nada por respeto nomás, pero se siente sola y como que no le gusta estar cerca de Claudia, viste cómo son, yo por eso prefiero a Patricia, me quedo con ella por no hacerle caso a Claudia, a esa sí que no se le puede arrimar ni un beso, que apenas lo ve venir, sale corriendo y te cuenta todo.-
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martes, 27 de octubre de 2009

emergencia

(El texto fue subido a horario pero bajo un día equivocado. Sepa disculpar las molestias ocasionadas).-
Me gusta que me vendan cosas por teléfono, y soy capaz de comprar cualquier pavada: cada vez que me llaman, me cuesta rechazar el ofrecimiento de las insulsas cordobesas entrenadas para ser correctas y capitalistas. Dejan al cliente en espera, le ponen una musiquita que uno le inspira paz, piden perdón a cada rato, no se alteran. Qué lindo una novia así. Bicho, a los fideos les falta queso rallado, ¿Me lo traés?/Sí, aguarde un segundo, disculpe la demora, gracias por comunicarse. Lindo que a uno lo traten bien, aunque sea para decirle cosas no tan buenas. Debe ser por eso que compro cosas, me quedo en linea y hago uso -y abuso- del servicio, porque me hacen sentir cómodo. Siempre tengo mi tarjeta de crédito a mano: uno nunca sabe cuándo pueden llamarlo. Pero me llaman seguido: entiendo que en cada call center habría un cartel grande con mi número: en caso de emergencia, llamar a este tipo. Si nada venden, ahí lo tienen, soy yo, presente, yo consumo. Sencillo, entonces marcan y yo atiendo, porque siempre estoy en casa. Y ahí nomás, no interesa qué sea, yo compro. ¿Depiladoras? Compro. ¿Jaulas para pájaros? Venga. ¿Colecciones de pornografía? Siempre. En algún momento voy a necesitar alguna de todas las pelotudeces que por el momento, sólo me hacen compañía en el living.-
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