lunes, 3 de noviembre de 2008

corchitos

Tengo el fierro, los corchitos y la llave. La gilada la pone un cualquiera, pero si no hay gilada no hay laburo, se sabe. Si no hay gilada no hay coraje, y si no hay coraje no hay nada, entonces mejor traer, llevar, tomar, poner, cargo el fierro y por las dudas agarro una punta, no vaya a ser cosa de que la muy hija de puta se achique y tenga que ir de guapo, de boludo, de picante al pedo. Bocina. Estos tipos no tocan timbre, van de bocina, cosa de que se entere todo el barrio. Y me subo al coche, le dejaron la patente, ¿pero ustedes son boludos? y de una patada saco la del frente. Sangre en el pie. Uh. Acelerá, dale que tengo sueño, dame, pasame, ¿y eso? traé acá, salame. Y justo sale el tipo con la camioneta, con la camioneta sale este turro que además tiene otro auto adentro, a este se la damos, a este sí, por hijo de puta, por mierda, mierda bajate del auto y el primer tiro es del que tiene una bolsita en la mano. Qué hacés, así no se labura, y vos salame me traés a estos gatos barriletes y ahí nomás le pongo un tiro en la pierna al primero que disparó. Y basta de gastar tiros. Mi segunda bala en la cabeza del mierda que ya ensució la camioneta, le doy otro y y otro entramos por el garage y quietitos todos que esto es un asalto y al que jode lo pongo.-
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(imagen extraída de aquí)

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