miércoles, 13 de agosto de 2008

Rose

Por Salvador Durbal
Vos venías de una gira con hongos alucinógenos por Europa y yo de haberle desconectado el suero a un viejo amor que agonizaba. Y nos enredamos, en más preguntas que respuestas: todo era nuevo, y con rapidez, me esmeré sin éxito en recordar tu perfume. Al final de esa noche de muchos tragos y pocos besos, sentí entre mis manos tu fragancia y entonces ya no te pude olvidar. Lo que vino después fueron unos cuantos llamados, y esta relación borderline que me trae hasta acá, que por las madrugadas me empuja hasta la puerta de tu edificio para pintar con aerosol rojo tu nombre y mi nombre dentro de un corazón en la pared de algún vecino. Sí, soy un vándalo, un grasa de primer orden que todavía cree en los corazones y no le da vergüenza llevarte flores. Me importa tres carajos lo que diga el horóscopo, el puto de tu psicólogo, tu abuela resentida y tus amigos onanistas. Todavía creo que no hay agua suficiente en este barco, y cual Jack, polizón cabaretero, infiltrado ignoto, si me tiro y hay que nadar en el agua helada, que venga, que yo no me ahogo hasta sentir el arpón de costado: hasta que no veas sangre no te preocupes, mientras tanto, ahora que ves venir el iceberg y que sabés el final de esta película, Rose, querida, abrázame.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Marco D´ Santis dijo...

Rose!! Rooose!!!
Roouuglug glug glug