viernes, 29 de agosto de 2008

miel

Por Mike Polvino
Y después de la indiferencia y el último sexo en la cama marinera, no volví a saber de vos. Miento. Mandaste un mensaje de texto y no te lo respondí porque creí que eso te mantendría interesada en mí. Grave error. Luego de algunas semanas de lamentar haber seguido el jueguito histérico, me decidí una mañana a llamarte para saber qué había sido de esas botas de cuero que alguna vez permanecieron dormidas junto a mis medias rayadas. Pero no llegué a hacerlo, mas grande fue mi sorpresa al despertar ese mismo día con tu voz de animadora de fiestas infantiles, panadero feliz, maestra jardinera en el primer día de clases: ahora eras la cara visible del mayor éxito televisivo y en horario central. Era evidente que estaba destinado a padecer el infame alboroto de tus carcajadas en toda cena, reunión con amigos y los correspondientes comentarios de ellos, y en los canales de chimentos, todos los noviazgos que te inventarían con modelos y futbolistas que jamás ibas a conocer.
Mi mal humor y yo tomamos un café que nunca fue tan amargo. En la calle, adolescentes en camionetas blancas empapelaban Buenos Aires con tu sonrisa ganadora. Avisos publicitarios en revistas de fin de semana adelantaban que tus infinitas piernas iban a dar que hablar en todos lados. Eras la miel del momento, sentada sobre la crema de la crema. Y yo aún condenado al recuerdo de esa noche.

miércoles, 27 de agosto de 2008

cielo

Por Salvador Durval
Le imprimiste caño y gambeta a este juego de pizarra. Me sacaste tango y lo cambiaste por tus merengues, y aunque nunca supe bailar y es evidente, una vez en la pista todos somos otra cosa, y acá estoy, entre malabares y cornetas, viendo cómo hacer para sostenerte, para seguirte el ritmo a vos, princesa de All-stars verde flúo que se hace la estrella pero que en el fondo es un danette, un postrecito bajo en calorías pero de temer como el activia bebible, que tampoco es para cualquiera. Y cada mañana, antes de desayunar, lo primero que hago es pedirle a Dios trabajo, salud, y que te dignes a prestarme un poquito más de afecto y atención. Lejos de mis desayunos, en tu edificio de Recoleta, vos te despertás y le pedís al cielo raso poder encontrar esos perfumes que tanto te gustaron y una cartera Louis Vuitton.
Yo creo en el mar, vos en Versace.
Yo tengo esperanzas de que te avives. Vos ganas de que te lleve de shopping por Miami.
Pero así, de palo en palo, éste corazón de alcaucil mal cortado siente que se acomoda, se hace espacio entre tus manos con crema anti-age. Y así es, mejor así, que si no duele no gusta, y si no gusta para qué...

martes, 26 de agosto de 2008

esposa

Por Abel Noir de Anchorena
Las mujeres perciben el cambio en el estado civil de un hombre sin necesidad de mirar los dedos de las manos para ver si hay alianza. Creo que por eso te acercaste a mí, o será que hago notorio el descontento con esta nueva vida de matrimonio, comunión, aniversario, almuerzos en casa de los padres de "mi esposa" -por Dios, te hablé de mi esposa. Sí, estoy casado, y hace cuánto que no te veía ¿Te hiciste las tetas? pienso pero no pregunto, seguís igual que antes, es decir mejor, porque pasaron cinco años y a mí se me nota, el stress, cansancio, y todas esas cosas, sí, te hiciste las tetas, es claro, y bastó con que me dijeras que no habías conocido a alguien como yo para que mi sonrisa te confesara que todavía soy un pobre tipo.
.
.
(imagen extraída de aquí)

lunes, 25 de agosto de 2008

Elvis

Ronda mis manos el fantasma de Roberto Sánchez, aprovechame ahora, querida, que anda cerca este espíritu entre mágico y cínico, fantasma que transpira más de la cuenta por el exceso de peso, respira por un tubo de oxígeno y de a ratos, le canta a las nenas. Ronda entonces en el estudio jurídico, en lo alto de una oficina de Buenos Aires, un fantasma gitano que tiembla, se cae, retumba, salpica, y más que fantasma es un vaho que atrapa bibliotecas y las mueve al grito de quiero llenarme de tí, es un fantasma hermano de Elvis, un hermano con menos anfetaminas pero con más grasa que suerte. Y sus caderas se mueven, ¡oh, gran Roberto! su sombra es un óvalo gigantesco, las luces parpadean, bailan en la oscuridad de una oficina poseída, el fuego brota del empapelado, se incendian los libros de jurisprudencia argentina, Sandro quema los libros, o su fantasma, fantasma inquisidor, secuestrador, violador, ¡oh, Sandro!, ¿qué has hecho? la secretaria a medio excitar se desabrocha los botones de su camisa, pide por el gitano, mientras entre las cortinas y el olor a papel quemado -los vidrios empañados revelan una suciedad que arrastra años-, un fantasma tira una flor roja sobre los escritorios y escapa por entre las persianas de la ventana.
.
.
(imagen extraída de aquí)

viernes, 22 de agosto de 2008

1

Ah y feliz cumple NNN, ayer cumpliste un año.
Saludos a la familia.

JP

Por Abel Noir de Anchorena
Si toleré la goriladeada en los '70 y la represión de un gobierno de facto mientras militaba en la gloriosa Juventud Peronista; si aguanté a mi suegra y sus menopáusicos caprichos durante un mes entero, aquella vez que nos fuimos de vacaciones a Choele Choel, creo que voy a poder vivir con la culpa que me genera esta -pequeña- infidelidad a cuestas. Después de todo, fue sólo un par de veces, y con unas prostitutas de las cuales ni siquiera sé el nombre. Lo juro, ni sé cómo se llaman. Un amigo decía que con las putas no es infidelidad: tiene su lógica. Claro que la Susana no va a entender si le digo que no la engañé -de hecho, te lo estoy diciendo Susana, no te estoy engañando. Seguro va a culpar a los muchachos, esos vagos de mierda, gateros, maricones va a decir y después se va a descargar contra la mujer de Roque, otra que bien baila, cornuda conciente, pero yo no, a mí no me cuerniás hijo de tu madre, yo no voy a ser la tontita del barrio, y cada vez que la Susana dice tontita -ton-títa dice la Susana-, se le transforma la cara, se le hace de goma, de caucho, de piedra tenés la cara para venir a decirme esto, me grita Susana, y la cabeza cada vez se le pone más grande y roja y ya se parece a mi suegra.
.
.
(imagen extraída de aquí)

jueves, 21 de agosto de 2008

granja

Desde que la abuela me aseguró que no iba a vivir todo el tiempo con mamá y papá y que algún día el dinero de tío Carlos no me acompañaría ni en viajes ni en regalos ni en salidas, supe que de alguna forma, debía desarrollar una actividad que diera frutos económicos. Luego comprendí que además de esfuerzo, la actividad debía ser lícita. Eso complicaba el panorama. Dicho y hecho: tío Carlos murió de tres balazos en el pecho en medio de un tiroteo en la puerta del Banco Nación de Plaza de Mayo, tan sólo dos meses después de las prematuras -y casi elocuentes- explicaciones de la abuela. Todo el dinero del tío fue a parar a manos del primo Juanse y Gastoncito, sus dos hijos adoptivos, que una vez cumplidos los dieciocho y veintidós años respectivamente, parecieron ponerse de acuerdo en despilfarrar la herencia en fiestas, alucinógenos, juegos de azar y putas del Rosedal. Mientras tanto, el jolgorio desfilaba por delante mío, y así la progresiva destrucción de mis primos, que debieron ser rescatados por la mismísima abuela que los internó en una granja de rehabilitación. Hoy son dos entes más bien flacos, que se babean en sillas que dan a la ventana, y de a ratos recuerdan el último sexo con sus últimos pocos pesos que jamás pudieron conservar. Cada vez que voy a visitarlos, me regalan uno de esos horribles cuadros que pintan en la granja. A veces parecen querer decir algo, pero entonces vuelven a babear.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

miércoles, 20 de agosto de 2008

santos

Por Abel Noir de Anchorena
Qué bebida hija de puta, dice Ernesto y gira la botella de champagne entre sus manos. Estudia una etiqueta siempre húmeda, la compara con su copa de donde salen miles de burbujas que se pierden en la superficie. Bebida hija de puta, qué lo tiró, y frente a todos, le da un sorbo a la botella: se encuentran sus labios con el hielo del alcohol a medio congelarse y yo con vos, a mi derecha, con un vestido de noche demasiado corto. Ya distingo entre el ruido de tus tacos y el de la decena de mujeres que dan vueltas por este salón: a donde vas, una sombra de tu perfume. Yo sigo con Ernesto, que se coloca los anteojos para ver de cerca, lee el reverso de la etiqueta, qué hija de puta recuerda y estás a mis espaldas. Adivino que volviste a delinearte los ojos, a pintarte los labios, a peinarte. A veces me pregunto por qué no puedo ser como Ernesto. Su casa está llena de cruces e imágenes de santos sin nombre. Ahora él cubre con sus enormes manos una botella que se derrite y hace un charco de agua en el suelo. En la otra punta del lugar, un hombre pesado y demasiado simpático se ríe mientras su mujer, más bien petisa y envidiosa, pide que nos juntemos todos para una foto. Sólo la gente que la rodea se agrupa, y entonces te veo posar entre los invitados desconocidos, fingís que todos te caen tan bien, y de lejos sonreís, no a la cámara sino a mí que te estudio desde la mesa, y sos tan displicente que hasta volviste a ser la mujer que yo quería que fueras.-
.
.
(imagen extraida de aquí)

martes, 19 de agosto de 2008

sebo

Por Mike Polvino
Hace una semana desperté con un visitante imprevisto, que vino a demoler ese intachable fixture de mujeres hermosas y romper con mi racha de buen sexo. Un gigantesco grano en la punta de la nariz indicaba que hasta allí había llegado mi suerte, las noches de conquista en boliches de fin de semana y elocuencia en bares y colectivos de línea: frituras, chocolates, el tomate, frutillas y vaya uno a saber qué otras comidas anfitrionas del sebo, me jugaban al fin una mala pasada y se vengaban sin el menor reparo.
Pese a que nadie hizo ningún comentario por lo alto -"ahí viene el payaso", o "eso te pasa pornoco", cosas por el estilo- durante toda la semana sentí que la gente no podía mirarme a los ojos. Por el contrario, se quedaban bizcos en mi nariz: alumnos de jardín de infantes que no pueden evitar poner en ridículo al diferente. Y ridículo fue la palabra que mejor me caracterizó a lo largo de esos días en los que tuve que tolerar los inservibles debates entre ¿qué es mejor, la sangre o el pus?, o ¿es preferible apretarse hacia adentro o estirar la piel hacia afuera?, y toda esa serie de inútiles discusiones que no hacen más que poner en evidencia al damnificado y traerle, en este caso a mí, algún que otro flash de los catorce, quince, dieciséis años de acné juvenil.
.
.
(imagen extraída de aquí)

domingo, 17 de agosto de 2008

Duquende

Por Salvador Durval
Quiero amanecer con las tres gitanas que la noche de ayer se disputaron mi cama en el zapateo, las mismas por las que tuve que pelear a cuchillo limpio, por las que me corrieron tres familias distintas, por las que tuve que gastar suela y suelo y palma, tan sólo para despertar y saber que ahí siguen, que mañana serán otras tres, que se pelearán por el bailaor al sonar de los dedos contra la madera de las mesas en el tablao, los nudillos en sangre y los dedos que se desintegran con el roce del nylon y las yemas, y entonces alguien grita y pregunta mi nombre, pero el bailaor no se detiene, gotas caen de una frente cubierta de cabellos húmedos, el pelo siempre largo que flota en el baile, los aros largos brillan cuando el reflejo de la guitarra y las luces golpean este rostro andaluz, alguien pregunta otra vez mi nombre y se abren paso con cuchillos pero yo no los oigo, el bailaor no deja de bailar y es una pluma en el viento que baten las palmas, y las gitanas ya esperan por mí en un costado, esta noche será una gran noche pero acaso ayer no lo fue, y cada vez más palmas y alguien canta y zapateo y siento el primer frío del cuchillo hundirse entre mis costillas.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

viernes, 15 de agosto de 2008

malheureux

Por el profesor Abel Noir de Anchorena

Falta de concentración, pérdida de la memoria: ella volvió a cabalgar por estos pagos dormidos de lluvia, lo siento en el viento, en el rumor de los vecinos, en mis canarios que se golpean unos a otros por revolotear en sus jaulas, y además porque me envió un mensaje de texto que dice bajá que estoy en la puerta. Su poco romanticismo derriba todo tipo de mística en esta relación tortuosa, tuertos los que se miran a medias y no se dicen las cosas. No contesto el mensaje, bajo las escaleras sin descansar en los descansos. Y la veo, siempre ella misma y con el mismo perfume a boutique, mezclado con el desodorante del taxi del que se acaba de bajar hace apenas unos minutos. Sus ojos insinúan algo no anda bien y mis ojos disparan nada anda bien. Su abrazo de tramontina confirma la silenciosa traición: heureux au jeu, malheureux en amour*, dice en francés, pero no entiendo y pregunto ¿qué dijiste? y mientras su respiración me ensordece, --¿desde cuándo ella habla francés y me abraza?-- ella contesta dije te quiero.


*afortunado en el juego, desafortunado en el amor.
.
.
(foto extraída de aquí)

jueves, 14 de agosto de 2008

alacena

Por Salvador Durval
Quién inventó los picnics. Por qué. Y quién me mandó a venir con vos, que no dejás de meterme ramitas y pasto en la boca, cantar Mañana campestre y preguntar dónde hay un baño. Es claro que no tengo alma de hippie. Tal vez ni siquiera tenga alma. Pero estos sanguchitos de jamón y queso están bastante buenos, en eso estuviste bien, punto a favor. ¿Te das cuenta? Podemos llevarnos bien. Lástima que cojas tan mal: gol en contra, y casi casi partido liquidado. Pero no. Tenés una linda sonrisa, nunca te lo dije. Tenés linda sonrisa, digo, y vos contestás que yo no tengo nada lindo y que además soy un tarado, tarado, decís con tu voz de jardín de infantes, para luego meter más ramitas en mi boca. Mató tu onda, querida. Te reís. explicame de qué te reís. Y ya que estás, dame otro sanguchito. Cada vez que te inclinás hacia el suelo, puedo ver tus pechos a través del cuello de tu camisa. Me viene a la mente una canción de Alejandro Sanz que ahora entiendo, debería haber eliminado desde hace tiempo de mi acervo de conocimientos inútiles. Uno guarda todo lo que no sirve, hasta que acumula tanto que se caen las cosas del fondo empujadas por otras nuevas. Y vos sos una de esas latas pesadas que se arrinconan en el vértice de la alacena, y yo soy un nene que se trepa a cuanta silla y mueble encuentra a su paso, tan sólo para ver si de una vez por todas logro alcanzarte pero no, y ni siquiera puedo tirarte o correrte por otra cosa.
.
.
(imagen extraída de aquí)

miércoles, 13 de agosto de 2008

Rose

Por Salvador Durbal
Vos venías de una gira con hongos alucinógenos por Europa y yo de haberle desconectado el suero a un viejo amor que agonizaba. Y nos enredamos, en más preguntas que respuestas: todo era nuevo, y con rapidez, me esmeré sin éxito en recordar tu perfume. Al final de esa noche de muchos tragos y pocos besos, sentí entre mis manos tu fragancia y entonces ya no te pude olvidar. Lo que vino después fueron unos cuantos llamados, y esta relación borderline que me trae hasta acá, que por las madrugadas me empuja hasta la puerta de tu edificio para pintar con aerosol rojo tu nombre y mi nombre dentro de un corazón en la pared de algún vecino. Sí, soy un vándalo, un grasa de primer orden que todavía cree en los corazones y no le da vergüenza llevarte flores. Me importa tres carajos lo que diga el horóscopo, el puto de tu psicólogo, tu abuela resentida y tus amigos onanistas. Todavía creo que no hay agua suficiente en este barco, y cual Jack, polizón cabaretero, infiltrado ignoto, si me tiro y hay que nadar en el agua helada, que venga, que yo no me ahogo hasta sentir el arpón de costado: hasta que no veas sangre no te preocupes, mientras tanto, ahora que ves venir el iceberg y que sabés el final de esta película, Rose, querida, abrázame.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

martes, 12 de agosto de 2008

Daiana

Para Daiana, la Navidad es una publicidad en las botellas de coca-cola, un cartel en la autopista Illia, colores y regalos de una celebración que jamás festeja. Para ellos Papá Noel no existe, pero nunca existió. A Daiana le dijeron que Papá Noel no llegaba al Bajo Flores porque no había pista de aterrizaje. Entonces yo creo entender mientras ella explica, mueve las manos, Papá Noel viene en un trineo dice, y busca la aprobación en los ojos de sus cinco hermanos. Uno de ellos jura que alguna vez vio a Papá Noel, en un cielo con estrellas, una noche cuando era chico, aunque ahora tiene 10 años, cuando era más chico. Jura que lo vio en abril. Puede ser, Papá Noel tiene derecho a unas vacaciones, aunque no termino de saber muy bien a qué se dedica. Uno de los hermanos de Daiana dice que cuando crezca quiere ser Papá Noel para tener muchos regalos. Daiana, que quiere ser maestra jardinera, no recuerda la última vez que alguien le regaló una muñeca. Igual, prefiere jugar a la cocina. Daiana sabe hacer pan, fideo y sopas. Los hermanos dicen que cocina bien, aunque el pan no le salga tan rico. Hace pan con formas: corazones, viboritas, y en Navidad, estrellas.


Daiana
Bajo Flores
10 años
.
.
(imagen extraída de aquí)

lunes, 11 de agosto de 2008

Madreselvas

Tres de cada 365 noches en la que despiertan los caribeños, lo hacen con las ventanas húmedas por esas lluvias tropicales que jamás voy a conocer porque le tengo pánico a los aviones y rechazo a la gente que tiene más onda que yo. Día por medio, abro los ojos en mi cama de Buenos Aires, aguardo a que me traigas un desayuno que jamás llega y luego me cuestiono si hago lo correcto con vos, metro sesenta de frialdad europea y pelo carré, bailarina de charleston, que te reís cuando te abrazo y te ponés colorada de la irritación cada vez que mi barba se acerca a tus pómulos. Lástima que jamás vayas a entender esta estúpida devoción de peregrino viejo. Lástima. Caso contrario, si en verdad percibieras al menos un granito de toda esta maravilla multisensorial-dimensional, comprenderías lo agradable y parecidas que son la mañanas de lluvia en el Caribe y esas tardes de siesta en tu ventana del pasaje Las Madreselvas.
.
.
(imagen extraída de aquí)

domingo, 10 de agosto de 2008

Wonder

Por el profesor Abel Noir de Anchorena

Ya no tenés nada hermoso para aportarle a mis días. Sos una canción del último CD de Alejandro Lerner, un proyecto de Parque de la Costa en el Chaco, un libro de la biblioteca Anteojito. Y en el referéndum de este corazón que más que corazón es una pelota fútbol cinco que se descascara de tanto palo y palo, te cuento que a boca de urna venís perdiendo, y mientras madura knockout y desde afuera mirás la hora y estrujás la toalla entre tus manos de bailarina clásica, yo hago este papel de bufón de circo mal pago, que voy para un lado y vengo y tan sólo para sentir que todavía no nos comimos entre nosotros. Y casi a la espera de que algo genial suceda, que te levantes una mañana y te den ganas de quererme, sí, no, no estoy drogada, I just call to say I love you, mi vida entera, y yo con el teléfono en la mano voy a poner esa cara de seguro hacés esto porque me estás cagando con otro, qué hija de puta que sos, pero al momento que lo digas me agradará lo lisérgico de la situación y en las vacaciones que embarcaste por motu proprio a nuestros malos humores. Seguro que ni conocés esa canción. Ni a Stevie Wonder, que al igual que el amor, es ciego, sólo que el amor además de ser ciego es sordo, mudo, manco, un poco rengo, autoritario, rencoroso, al menos improbable, efímero, incoherente y creo que hasta deprimente.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

sábado, 9 de agosto de 2008

Tito

Si le dan a elegir un lugar donde le hubiese gustado nacer, él dispara Francia, aunque no conozca Europa ni recuerde en este momento algún otro país. Él jamás salió de su Barrio Luna, allá por entre las destruidas calles de un Hurlingham olvidado por presidentes, gobernadores y hasta los mismos intendentes. Tito, como le dicen los vecinos, apenas sabe que Francia es un país porque la despensa de la vuelta de su casa se llama así: Francia, a secas y pintado a mano, Francia y a un lado de la enrejada ventana verde hay un timbre, y quien quiere comprar algo, no tiene más que tocar y aguardar a que Gloria salga y los atienda. Ella fue la que le explicó que Francia es un país en Europa. A Tito le gustan los caramelos, el fútbol y algunos programas de televisión. A Tito le gustaría poder nadar hasta Francia, para ver cómo es allí, qué tanto se parece a la calle donde él vive -el pasaje Beethoven-, a la despensa de Doña Gloria y a su Barrio Luna. Tito no sabe lo que es Capital Federal. Miro el reloj, se me hizo tarde le explico a un Tito que me mira mientras hace rebotar una pelota de plástico contra el suelo de tierra: sus ojos tienen barro, pies descalzos, frío y tiempo. Uno de sus hermanitos se acerca. ¿No que si se aprende a nadar -pero si se aprende muy bien- se puede llegar a Francia nadando? pregunta Tito, y entonces sale la madre a la calle y entre gritos y aplausos, señala que es la hora de almorzar.


Tito
8 años
Barrio Luna
.
.
(imagen extraída de aquí)

viernes, 8 de agosto de 2008

Bambi

No me digas que otra vez los Camel de 20, el incremento en el presupuesto para las actividades personales, las trasnoches de soledad en el cine del barrio, los licores con amigos para consolar penas ajenas. No me digas que otra vez en la terna por el Nobel de la melancolía, las camisas manga larga puño desabrochado y en los ojos el cartel de "soy solo y mal que me pese". No me digas que otra vez te extraño, que la tristeza y pasar por tu casa, que ver Bambi y me acuerdo de vos, que los libros y que me distraigo y mientras más me distraigo más te quiero llamar. No me digas que ya pasó mi cuarto de hora, que encontraste un tercero, que yo siempre fui el segundo, que lo primero es lo primero y que en la vida hay otras cosas importantes. No me vas a venir ahora, mitad de tabla mitad del último minuto adicional, que más vale feliz por lo que fue que pena por lo que se ha ido. No que ya me retiré del baile, que vengo baldeando la vereda de nuestras ilusiones, que te quiero y es para lo único que aún me considero joven.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

jueves, 7 de agosto de 2008

tiroides

Te abandoné como al mantecol, la garrapiñada y las bolas de fraile. Sí, lo admito, soy un traidor, un Cobos de pura cepa. Pero era por mi bien, o al menos eso dijo el traumatólogo: bailar con vos era un infierno, querida, uno no puede vivir encorvado, ¿Y para la noche de bodas qué?¿Esperabas que te levantara? me querías de rodillas, de rodillas me querías o encorvado, con joroba, jorobarme vos querías para que no te mirara a los ojos de perro pequinés, esas dos canicas multicolores que te flotan en la cara de globo, piñata, flor de fiesta armaste cuando te dije que esto no iba más, pero ya veo que volvés con las papitas, los chicitos, las empanadas de copetín y hasta los fosforitos en las manos, tanto que se te cae el queso porsalut de los costados, porque te diste cuenta que el jorovadito, el sangre azul-cabeza-de-sirena-policía-del-comando-interzonal, tan mal no te trataba este flete de sonrisas anque delivery sexual, tanta mortadela que te fuiste con el sushi pero bien que volviste al bife con ensalada, pero yo no, querida, porque a mí el médico me dijo que el colesterol, que la glándula tiroides, que el pie de atleta y que vos, todas esas cosas, son una alergia crónica, y pensar que con la palabra alergia podés formar alegría, pero con vos no se puede formar ni una pirámide humana, ni una dupla para el cadalso, ni un matrimonio por conveniencia porque no me conviene, es claro, ni a mí ni a mi cervical.-
.
.
(imágen extraída de aquí)

miércoles, 6 de agosto de 2008

veinte

Tal vez el tiempo haga de esta carta una mera expresión de deseos, o peor aún, una torpe declaración de amor que vas a leerle a tus hijos dentro de veinte años, cuando descubras casi con simpatía y vergüenza los bordes de esta hoja de papel y ellos te pregunten con infantil curiosidad quién era él. Para ese entonces habrás olvidado mi nombre y mi teléfono: seré una figura en el cielo, imagen sin rostro, sin voz y hasta sin sentido. No vas a saber qué decirles cuando te pregunten quién te escribió tantos cuadernos, te sacó tantas fotografías, te regaló ese perfume que de a ratos, sentís cuando abrís la caja con los recuerdos. Por eso, mientras conserves el reflejo de lo poco que queda de nosotros -quiero pensar que aún algo queda-, y aunque tal vez te parezca que ya no tenés nada para darme y aunque yo entienda que todavía nos quedan tantas cosas, sólo no quiero dejar de hacer este último intento para que sepas que no hay nada que me interese más que esto. Esto es mi felicidad. Y que por esto, lo más probable es que forme una familia perfecta, tenga un buen empleo y hasta hijos hermosos, como los tuyos pero sin vos, y con la convicción de que no pude hacer nada para que al fin recuerdes mi nombre esa noche después de veinte años, cuando tu marido te pregunte con la curiosidad de los amantes por quién llorás y no sepas qué responderle.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

martes, 5 de agosto de 2008

celulitis

Ella (Recostada en la cama, lee una revista de diseño de interiores que ya leyó unas diez veces en la semana. Levanta la vista y mira a su marido, recostado a su derecha): -¿Ernesto, cuál de mis amigas te parece la más linda?
Él (sin alejar sus ojos del libro que lee, Crimen y Castigo de Fiódor Dostoievski): -Ninguna. No miro a tus amigas.
Ella: -Vamos, sos hombre, mirás, así como yo miro a tus amigos, mirá, yo te digo, yo me quedaría con Ricardo...
Él: -Sí, Ricardo puede ser una buena opción...juega bien al poker...
Ella: -Bueno, ahora decime vos, dale. Al menos la menos fea.
Él: -No sé...de verdad no sé.
Ella: -Dale Ernesto, ¿te da vergüencita?
Él: -"vergüencita"? ¡¿Qué querés decir con "vergüencita"?!
Ella: -Ah, no sé, digo nomás...dale Erne, decíme, yo sé que con una te quedás...
Él: -Qué se yo...Silvia, ponele...
Ella: -¡¿Silvia?! ¡¿me estás cargando?!
Él: -mmm...¿por?
Ella: -¡Silvia es gorda! Y tiene celulitis, mal aliento y te digo más, una alergia terrrrrible en la entrepierna...¿Silvia? ¿De verdad?
Él: -Sí...qué se yo...es simpática...
Ella: -¡¿Simpática?! ¿Qué tanto la conocés para decir eso?
Él: -No, bueno, no la conozco, sólo que las veces que...--
Ella: -Ay, mirá, sos un pelotudo Ernesto...¿la verdad?, ¿te digo la verdad? Sos un pelotudo.
Él: -Bueno, soy un pelotudo...
Ella: -Qué digo pelotudo, recontrapelotudo...¿Hay necesidad de decirme estas cosas?
.
.
(imagen cortada, extraída de aquí)

lunes, 4 de agosto de 2008

Flyer de la Fundación Juanito, para ayudar en el Día del Niño y Niña

Desde 1995 la Fundación Juanito se inicia como institución dedicada a la protección de la Infancia y Adolescencia en riesgo. El objetivo es "Crear estrategias y redes de contención para el bienestar de niños, niñas y adolescentes, sensibilizándonos, responsabilizándonos e involucrándonos como sociedad en su conjunto".

(Pego el Flyer para colaborar en este Día del Niño y Niña, el 10 de agosto de 2008)

“PORQUE DAR ES UNA FORMA DE RECIBIR”, LOS CHICOS, CHICAS Y ADOLESCENTES DE LA FUNDACION JUANITO reciben juguetes en buenas condiciones , para ser donados a niños y niñas que están en hospitales.

Invitamos a la comunidad a acompañar esta movida con juguetes, envolviéndolos, entregando a los hospitales.
LOS ESPERAMOS
Dirección: Amenabar 372 (CP 1426), Capital Federal.
Telefax: 4554-6603. cel: 155 025 3175.

domingo, 3 de agosto de 2008

¿borderline o apasionado? - columna no positiva I

NNN tiene el agrado de contar, desde hoy, con las columnas del profesor Abel Noir de Anchorena. Gracias Abel, y espero que no sea la única.-

Cada vez que salgo de la redacción para la cual trabajo desde hace unos veinte años, me saluda el mismo sereno con esa misma cara de inexplicable preocupación. Ángel se llama, y a veces nos miramos por algunos minutos sin saber muy bien qué agregar después del último apretón de manos. Tengo la idea de que siempre quiere decirme algo más que "buenas noches licenciado, que tenga un lindo fin de semana". Ese hombrecito más bien gordo y con bigote canoso, de a ratos, tiene algo que contarme. Desde hace veinte años siento que es así, pero jamás le pregunté nada de verdad. Sé que tiene dos hijos, que vive en La Matanza, que se queda dormido en el tren y que detesta que le fumen cerca. Pero nada más, nada de libros ni de películas ni si le gusta su trabajo de sereno. Nos despedimos. Adiós licenciado, adiós Ángel, saludos a la familia.
Si el taxista me consulta antes de escoger el mejor camino para llegar a mi casa en Zona Norte, es seguro que luego hará un comentario sobre el clima. Si se toma ese atrevimiento, voy a preguntarle dónde vive. Siempre lo hago, cada vez que me dan pie. Las historias de los taxistas son las mejores: entretejen odios con rencores y mujeres y luchas inservibles y arrepentimiento. La mitad de la gente que hoy circula por los medios moriría por tener un cuento tan interesante. Mi mujer odia que no pueda dejar de trabajar, que cuando le pregunto qué vamos a cenar se espere luego que consulte sobre la hora en que estará la comida, y tal vez hasta los ingredientes que escogió para la cocción del pollo con arroz al azafrán. Es muy probable que yo aún no haya aprendido a distinguir entre el trabajo y el tiempo libre. Mi mujer dice eso. Por momentos me parece ridículo cobrar un sueldo por hacer lo que más disfruto en la vida.

viernes, 1 de agosto de 2008

puntero

Lo que viene primero es la humillación, todos estos años en los que te crié, hijo de puta, me mentiste, y Ofelia que le llora al capó del patrullero, me mentiste hijo de puta, repite una y otra vez y una vecina se le acerca para tranquilizarla, pero Ofelia solo quiere esconder el rostro entre las manos para que nadie la vea, ni reconozcan que el tipo al que se lleva la policía, ese mismo que tiene una campera negra sobre la cabeza, es su hijo, puntero del barrio, el tipo te vendía lo que vos le pidieras, y Ofelia que siempre creyó que la guita que juntaba la hacía con el delivery de las pizzas, qué hijo de puta que sos, él jamás salió del negocio y ella hasta tuvo que transar con los vigilantes del barrio que una ronda le tocaron la puerta y le dijeron si el nene vuelve a joder te lo vamos a matar, y ella le tiró los pocos mangos del aguinaldo que le dieron en la sastrería cosa de que se olvidaran del asunto, pero qué hijo de puta que sos, cómo no me di cuenta, y Ofelia repite qué hijo de puta, y esa misma puta por la que llora, la madre de todas las putas, no es ella, sino la vida, que se escapa en el asiento trasero de una Ford Ranger blanca de la bonaerense.-
.
.
(imagen extraída de aquí)