martes, 3 de junio de 2008

Osvaldo


En pleno siglo XXI, ponerle de nombre Osvaldo a tu hijo es someterlo a una vida indigna, solemne y gris. Es obligarlo a vivir como un hombre mayor, a replantearse su identidad y a evaluar la posibilidad de ser llamado con un seudónimo. Además, como si todo esto fuera poco, es arrastrarlo a que le digan uno de los sobrenombres más feos del mundo, que es sin lugar a dudas, Ova. Entonces va el pequeño Osvaldo por la vida como quien camina por un bosque de hadas, la tierra es un lugar maravilloso, la felicidad una costumbre, hasta que surge la idea de conquistar una mujer pero es sabido que con ese nombre es imposible, cuando uno dice Osvaldo en una fiesta, las mujeres corren en todas direcciones, chocan con las paredes, se miran entre ellas y aguardan por la declaración del chiste -es joda, ¿cómo voy a llamarme Osvaldo?-, o bien un segundo nombre menos aburrido, o peor aún, un apellido que pueda acortarse para dar así una nueva denominación al sujeto desgraciado. Osvaldo está destinado a quedar solo, maloliente y sin futuro. Será un ferviente admirador del parricidio, pero con poco coraje como para cometer el acto de -anónima-justicia. Osvaldo esperará el caer de sus días como un autómata ermitaño, y virgen.-

2 comentarios:

MSR dijo...

Qué sexy Osvaldo...
Me hizo acordar al Gerardo de la publicidad.

Aurora dijo...

Maloliente? Qué tiene que ver el nombre con el olor...
Te digo más... se me acecó a hablar un Leo, sí Leo... vino un amigo de :eo corriendo desde el fondo del bar y me dijo "Ojo con mi amigo, te dijo que se llama Leopoldo?"
Con qué necesidad?


A.-