martes, 30 de diciembre de 2008

liebre

Le hiciste el cuento del tío a mi corazón de esponja vegetal.
Me vendiste un container de humo y yo te lo compré.
Inspección de billeteras, mejicaneada, metida de perro, gato por libre, carne podrida, bicicleteada, llamalo como quieras: me estafaste, con todas las letras, me embromaste, engrupiste, zarpaste.
Pero me hago cargo. Es verdad, no me estafaste porque yo lo sabía -en el fondo lo sabía, todos dicen eso, queda bien decirlo, uno se siente un poco menos idiota al mencionarlo aunque produce el efecto contrario.
Yo confié, soy un pelotudo.
¡Ay! Pero qué gran pelotudo.
Sos igual a todas: siempre quise decir eso.
Pero todavía crees que no lo sé.
Vos quedate con tus tiroteos, yo me quedo con mis amigos.
Así estamos bien.
A mano.
Sin rencores.
Empate.
Los penales que los pateen el resto de los pelotudos con los que salís.
Yo soy pelotudo, pero no pateo penales.
No cuando estoy triste.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 29 de diciembre de 2008

terciopelo

Desde el jardín de infantes que te miraba: yo en un rincón porque siempre me ponían de florero, de chiquito que no compartía los juguetes y me tildaron de egoísta. Vos ahí estabas, con tu delantal celeste y tu fama de terciopelo, todas las señoritas te felicitaban: tenías un don para pintar casas en acuarela, y en verdad hacías unas muy lindas y coloridas casas, a veces con una familia en la puerta. Ahora nada parece haber cambiado demasiado: yo sigo en los rincones, no en penitencia pero de alguna forma cumpliendo con algún castigo, y vos seguís despilfarrando maravillas, le pintás la cara a cualquier tipo que te pasa cerca. Ya no dibujás familias pero soñás con comprarte una casa, vos y tus pinturitas y tus rumores de una soberbia justificada, todo puertas adentro, vos otra vez con tus triunfos y las revistas con tus fotos y las radios con tu nombre y en la gente tus gags. Vas a ser una bandera para todos. Y yo, un poco menos importante, siempre fui muy egoísta y hoy parece no ser la excepción: desde mi lugarcito te quiero para mí, ya no tolero compartirte, y vos que le encantás a todo el mundo, y yo que no dejo de espantar gente, y vos que ahora mirás y me decís vemos, y yo que te miro y te pregunto si a esta altura todavía podés ver.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 26 de diciembre de 2008

renales

Esas fiestas en casa de la abuela Norma dejaron un saldo de cuatro borrachos, dos cólicos renales, y un Tío Hugo que ya no podrá volver a caer preso por robo agravado con uso de armas de fuego, porque prendió mal la mecha de un mortero de pésima calidad y le estalló en las manos. El Tío Hugo -cabeza rapada y orejas enormes- ya no tiene pulgares, no sé cómo hará para concretar el sueño que lo llevó a sobrevivir durante estos siete años dentro del penal de Sierra Chica: hacerse socio del club Platense.
Fue su primera Navidad -después de tanto tiempo- en familia, o así lo aseguró: ustedes son mi familia, y me disparó con sus ojos celestes, mientras sacaba con los dientes el tapón de la sidra. Al abrirla, comenzó a beber del pico y le escupió adentro para que nadie le pidiera de tomar. Una vez que la botella quedó vacía, sacó el mortero que le había comprado al chino de la vuelta -un tipo de confianza, me vendía antes de... explicó el Tío a unos familiares: Tío Hugo jamás decía la palabra cárcel, ni derivados ni sinónimos, es decir, jamás completaba las frases, daba por sentado que se entendía- y entonces, chau pulgares. Papá me tapó los ojos para que no le viera las manos, pero yo algo pude ver. Como buen tipo, Hugo se fue sólo al hospital, no permitió que ninguno de los que estaban ahí lo acompañara, para no cagarle las fiestas a nadie, explicó. Lo vimos irse con los restos de sus manos, chorreando sangre hasta la esquina en donde estaba la parada del colectivo 53.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 25 de diciembre de 2008

interior

Pasame el cenicero, no claro, si lo que te estoy diciendo es otra cosa, nada que ver, me refiero a que no me da igual, de hecho, si me diera igual no hubiese venido, no me quedaría, esta torta está bastante buena, te queda bien la ropa interior roja, servime un poco más, pero no, claro que no me da igual, y no me molestaría que te quedaras, no un tiempo más, lo estuve pensando, por ahora no lo necesito pero creo que sería divertido que, sí, ahí está bien, basta que tiene mucha espuma, te decía, sería divertido que nos encontremos bien, contentos, no voy a obligarte a que hagas nada, ¿alguna vez te obligué a algo? ¿fuiste feliz conmigo? pasame el encendedor, ¿prendieron la tele arriba? ¿tu hermana sigue siendo virgen? No me voy a oponer si te querés quedar un tiempito más, si sentís que puede ser, que nos quedan un par de birras, cigarros, cenas, frutillas, películas, alquilé la última de Harrison Ford, dicen que es medio densa, a mí también me gusta Indiana Jones, qué calor que hace, abrí la ventana, vení acá, sentate conmigo, pero bueno, si te querés ir podés hacerlo, todo bien, pero lo que no me dejás decir es que, sí, yo te lo presto, mañana te lo traigo, es que no me incomodaría seguir queriéndote así por unos años más.
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 24 de diciembre de 2008

banana

En la tediosa sabana africana, los guepardos persiguen a las gacelas a una velocidad de 140 kilómetros por hora. La gacela, algo más lenta que su predador, para salvarse debe huir en zig-zag: la velocidad a la que corre el guepardo -que se cansa a los 30 segundos- no le permite frenar, y su cola no hace suficiente contrapeso como para mantener la estabilidad en la caza. Mientras tanto, en un telo en la Ciudad de Buenos Aires, entre sábanas compradas en Once, cigarrillos de atados de 20 y una tenue melodía de César banana Pueyrredón, los animales africanos jamás se imaginan que una mujer gambetea mis manos con paciencia de gacela astuta.
A diferencia del guepardo, yo no me canso a los 30 segundos. Ponele a los dos minutos. Cálculo estimativo, a ojo.
A diferencia de la gacela, ella no es inofensiva. Y tiene un perfume exquisito.
Pero después de insistir y fracasar, me muerdo la cola, y me acurruco en un lugar de la cama, le doy la espalda, miro por la ventana hasta sentir el cantar de las gacelas, que se relamen y comparten su tristeza con el guepardo, y ahora ella dice mi nombre y yo ya no quiero, ya entendí, prefiero que se vaya pero al fin y al cabo me acerco y la gacela termina devorándose al guepardo.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 23 de diciembre de 2008

mami

Cuando me pregunte si volví a verte, casi con desconfianza y fingido desinterés, voy a negar todo, a decirle que nunca te vi, que no sé qué me pasó, que estaba mal, estaba loco, triste, estúpido. No voy a decirle a mamá lo que yo sólo sé: que ahí estabas, en la esquina de Segurola y Juan B. Justo, con el pañuelito blanco de flores amarillas y rosas cubriéndote la cabeza calva. Creo que vos también me viste desde la otra vereda, y entendiste mis ojos desesperados, más de sorpresa que de susto, y ni siquiera sonreíste, jamás volviste a sonreírme. Pero por más que sea verdad y que nadie me crea -y cuando uno sabe algo y todos se oponen, lo hacen dudar-, no voy a decirle a mamá, no para que se ponga otra vez a pensar, para que me insulte y me diga que no puede ser porque ella ya no..., y haga la cena y se corte los dedos y me golpee y me obligue a decir y repetir varias veces lo contrario: que no te vi, que inventé todo, que soy un mentiroso, un enfermo que le quiere hacer mal a mami, y que los muertos no aparecen así porque sí.-
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(imagen cortada, extraída de aquí)

lunes, 22 de diciembre de 2008

asiáticos

Le pusiste wasabi a mis nighiri, salsa barbacoa a las McNuggets en pleno bajón, y hasta me tomaste la mano en el momento indicado en el lugar indicado en la playa de estacionamiento menos indicada pero me diste el beso preciso para hacer de toda mi noche una gran farsa, la mejor burla de todas, para reirte de mí mientras Sexy Sadie te dibuja en la cara una sonrisa de rebelde de boutique, más boutique que rebelde, y yo más amante que amigo porque así funciona. Después, las preguntas: un dúo de hermanos yonquis, reflejo de una adolescencia con necesidades básicas más que muy satisfechas, tal vez demasiado, tal vez empachados de guita y arte y progresismo de Palermo Soho -y vos qué, te comiste una bandeja de pescado crudo, careta-, pero también estuvo el silencio, el oficio, y aunque nunca te parezca yo te miré, mientras preguntábamos ya sin tantos prejuicios, por debajo de mis ojos casi asiáticos yo te vi venir, y a tu boca, y a tu perfume, y al check in (...), y a tus ojos también los vi, porque aunque no lo creas yo veo, y a veces escucho, y ahora, de día y con algo de sueño, en mis oídos el iPod me devuelve un Back to Black que te juro, jamás volverá a ser el mismo.-
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(imagen cortada, extraída de aquí)

viernes, 19 de diciembre de 2008

Arjona

No sé si te enteraste, pero en los all inclusive de Brasil, en medio de las playas cerradas y paradisíacas, hay unos tipos de perfectos dientes blancos, morochitos y muy simpáticos, que se encargan de hacer tragos con azúcar, bebidas frescas, y cortan la fruta que ni te cuento cómo la dejan, así de picadita y chiquitita mirá. Así me dejaste vos: me partiste el melón en cien mil pedazos, lo pusiste en una licuadora y me miraste, con esa cara de que pase el que sigue, te tomaste tu daikiri -sí, y jamás salgo con chicas que toman daikiri, es excluyente- desde el otro lado de mi mesa y te juro, te juro por mi mamá, que hasta me creí especial por algunos minutos. Cuando al fin te dejé en tu casa, y me fumé ese cigarrillo que corona las noches de gloria, colgué durante todo el trayecto. Hasta me banqué un CD entero de Arjona que pusieron en la radio, imaginate lo mal que me dejaste, lo bien que me sentí, lo loco que quedé, pensando en la playa, en la fruta, en los morochitos que sirven tragos onda el video de Diego Torres en deja de pedir perdón -tema que detesto-, en los dientes blancos, en Brasil, los all inclusive, el paraíso y vos.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 18 de diciembre de 2008

gloria

Sos una mezcla de puta y carnaval, de algarabía y frivolidad de estación, y yo que ahora quiero reposera y pies en la arena de Guantánamo, ahora que le entro más al Gandhi que al enamorado pseudo bolche, ya no sé si te quiero tanto, si te prefiero con tus maracas y cabalgatas nocturnas y copas de más, porque cada noche lo mismo: una copita que no quisiste, que esto, que lo otro, que te sentís mal y yo que me siento bien pero me termino sintiendo mal, más por vos que por mí, aunque en realidad es por mí, siempre es por mí. Y entonces llamás cuando querés, preguntás que dónde estoy, que qué estoy haciendo, y yo que pienso qué carajo te importa y te contesto nada interesante, nunca hago nada interesante, todo es lo de siempre, las fiestitas y las minitas y las copitas y mis cuadernitos. Interesante era estar con vos y que no me abrocharas con el rumor del sexo ajeno, que no me hicieras cómplice de tus salidas y te arrepintieras y vinieras a contármelo. ¿Para qué? volá, ¿querés? hacé la tuya, jugá al ping pong con Forrest Gump, ponete más linda -si lo lográs-, casate con un griego, tatuate un delfín en la frente, pero no vengas a pudrirme la teca, y si querés venir a bardearla, vení, pero hacelo de una vez, pegame un par de bifes, cogeme como la gloria y después vemos de qué lado de la banquina nos tiramos.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

sábado

Sábado a la tarde y se nota que es sábado, el único día del fin de semana en que uno se permite ser feliz sin culpas y libre de la depresión pre-lunes. Por eso no se trabaja un sábado, y por las mismas razones, algunos se toman la molestia de trabajar (en el mejor de los casos, sin jefes ni horarios). En la puerta del teatro Vitreaux, sobre la calle Corrientes, un scout de odaliscas venidas a menos intercambia tabacos y sonrisas. Tienen los ojos pintados y las tetas con -reducida- vida propia: tetas adolescentes, rebeldes, esas que le encantan al tipo de la boletería del Vitreaux, un viejo más bien petiso, disminuido, achicado por el tiempo y la infatigable paja de ver mujeres hermosas -y no tanto- en la puerta de un teatro que sobrevive gracias al circuito amateur y -autocalificado y mal llamado- de culto. Raúl -el de la boletería no podía tener otro nombre: Raúl- tiene un tic de lo más gracioso: pasa su lengua por la comisura izquierda de los labios, entonces habla e interrumpe con el gesto sus anécdotas con actrices inexistentes o prehistóricas. Mientras tanto, mi reloj se resiste a llegar a las seis de la tarde: Raúl invita a pasar a las odaliscas y en perfecta sincronización, le mira el culo a cada una de ellas.-
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martes, 16 de diciembre de 2008

golondrina

La dignidad del hombre termina donde comienzan esas piernas. Al menos, ese es mi límite: un par de danzantes zapatos rojos, que brillan sobre la tarima con cada disparo de luz. Te vi allí arriba, tan arriba y tan vos, tan castaña y tan Belgrano, que después de esa imagen ya no pude bajarte del virtual pedestal en el que te subiste desde que te conocí. Uffff. Y baja nomás tu alegría de la tarima, primero tu perfume y después vos misma, y ambos me abrazaron en un gesto único, con inexplicable euforia y pronunciando mi nombre con felicidad exacerbada, y mis ojos y yo que no podemos más de quererte, de quedarnos en ese cuerpo golondrina, cuerpo que viaja, pasea, emigra, se pierde. Vaya uno a saber qué buscás esta noche: en plena ronda de alcoholes varios, de gira por las barras y coronando parlantes que revientan de cumbia. Yo creo que hasta nos quisimos. Es decir, no nos quisimos, queda claro, pero entiendo que hubo aunque sea un mínimo esfuerzo -mínimo, muy mínimo, casi molecular- por demostrarle al otro que si querés, no sé, podríamos volver a encontrarnos.
Y así fue.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 15 de diciembre de 2008

lírica

Me gusta decirte quizá. Me gusta la palabra, me gusta cómo suena, y me gusta dejarte con la posibilidad que el quizá implica: la verdad a medias, una duda que podrá ser, o no, o tal vez, quizá. Decirte quizá es abrir el juego, repartir las cartas y no dejar que las veas, disparar un sí pero sin regalarte nada, abrir la ventana y cerrar la puerta. Quizá es un misterio, y es interesante ver tu cara cada vez que te digo quizá, y siento la lírica de la palabra hacerme cosquillas en los labios, mientras tus párpados se entrecierran en busca de un significado. Quizá es pensarlo más de una vez; cuando te pido quizá lo que quiero es que me convenzas, que insistas, que encuentres otra forma de llegar a mí, que ahora me recuesto y fumo y así como te tomo la mano y te suelto te digo quizá, y finjo que no me importa y hago ciertas concesiones pero no me traiciono. Te digo quizá para no ser terminal, no ir con un vemos. Si te aclaro quizá vos quedate tranquilo: sentite conforme y cerrame los ojos.-
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viernes, 12 de diciembre de 2008

Dior

La soledad es una madre deficiente mental con dos hijos medio problemáticos de cuatro y siete años, el más chico tiene la cara desfigurada por un accidente, seguro con fuego, y se suben los tres al colectivo 115 para ir a otro hospital para ver qué se hace con esa quemadura, que nadie le resuelve el problema, que hasta los médicos y enfermeros se asustan del nene, que no lo aceptan en el colegio, que nadie se le acerca y ahora tampoco nadie le cede el asiento, y ella se acomoda como puede, endereza los bolsos, los ojos se le ponen bizcos, amontona a sus hijos sobre pies y carteras de pasajeros, los toma de la mano, los zamarrea, les pega para que se porten bien, portáte bien grita y deja al descubierto una dentadura desprolija, y el nene de siete mira por la ventana una publicidad de Christian Dior, y el nene de cuatro nos mira a todos, que de a ratos lo miramos pero pronto dejamos de ver porque en algún lugar nos dijeron que es de mala educación mirar fijo, además incomoda, y el nene mira fijo porque no le importa incomodar, sus ojos se quedan en los cuellos perfectos, las caras redondas, simétricas, suaves, y entonces acaricia sus propias facciones.-
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jueves, 11 de diciembre de 2008

hueco

No reconocer que a veces hay un final es de negador e infantil, de caprichoso, de inconsciente y de pelotudo. Y el final suele marcarlo ella. El final no llega cuando la veo venir, en esa esquina que siempre será de mi barrio y ella en el lugar parece perdida, me saluda, tanto tiempo, qué pasó entre nosotros que dejamos de hablarnos, ah cierto, y ella que recuerda y baja la mirada y yo que no recuerdo pero no interesa porque estamos otra vez juntos, ¿juntos? seguis igual que siempre le digo y ella cambia el comentario por sonrisa, y ¿qué es de tu vida...? Caigo en el hueco del lugar común: alguien me dijo que cuando uno deja de ver por un largo tiempo a una persona con la que compartió tantas cosas, ya no hay nada de qué hablar. Entonces ella mira el reloj, amaga con irse, estás con alguien llego a preguntar y ella que contesta sí, es el final de nosotros, aunque en realidad no dijo eso, pero así lo interpreto. Lo que sus ojos dijeron fue lo lamento tanto...pero te acordaste muy tarde, y yo miré, así como negador, como infantil, casi caprichoso, y volví a preguntar ¿estás con alguien? y entonces sí, lo que dijiste -palabras textuales- fue: estoy embarazada.
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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mujeres con las que sería bueno dejar de salir

Copiando el modelo asterístico de mi amiga Viajera, NNN vuelve a las listas y gracias a una encuesta realizada por el Washington Pshychoprocto's Post, estima que sería bueno dejar de salir con:


*las que interrumpen el proceso de enamoramiento con embarazos simulados
*las que obligan a llevar a la madre a la peluquería
*las que coleccionan hombres y tienen más de 600 o 700 amigos en el Facebook
*las que lloran, noche por medio, de forma misteriosa y desconsolada
*las que se van de Work And Travel a las dos semanas de haberte conocido
*las que no reconocen el mérito de la puteada bien utilizada
*las que interrogan y desconfían y entrecierran los ojos y aseguran que sabía que esto sucedería
*las que votaron a Macri
*las que no se permiten ser vulgares en el sexo
*las que les da igual todo
*las que nada les da igual
*las que se inventan enfermedades pelotudas
*las que te condicionan en los textos que vas a poner en tu blog
*las que creen que Narnia existe
*las vuelteras
*las que hacen lobby con tus hermanas
*las que quieren hacer guita a toda costa
*las que tienen un novio (la distancia que hay que tomar con sus chicas es proporcional a la fuerza/brutalidad/violencia/antecedentes penales del tipo)
*las que usan demasiados diminutivos
*las que aman aman aman mueren de amor por los nenes
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martes, 9 de diciembre de 2008

nieve

Un cielo gris y muerto amaga con llover. Mi perro de pelo gris se duerme a un lado del sillón. Los libros en la biblioteca se quedan, tropiezan, se mueven en un perfume gris. Los árboles ya no van a ser: de aquí a cuatro meses todo permanecerá ido, insulso, aburrido, gris. El humo gris del cigarrillo se vuela y entra en la casa del vecino, que es un tipo de pupilas grises y expresión amargada que sólo sabe hablar del clima en el ascensor. En el cielo, esta noche, partirá las nubes un avión gris, y allí vas a estar vos, tomando la mano de un tipo gris que no me conoce pero que me odia, y vos por la ventana vas a sonreír, y yo desde mi ventana te voy a querer, y vos desde la nieve vas a ser feliz, y yo desde alguna parte te voy a extrañar, otra vez te voy a querer.-
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lunes, 8 de diciembre de 2008

barbarie

Bajaste de un Gol gris grafito, vos y tu vestido, y un disparo de sorpresa sugirió con vos me caso. Viniste a mí desde unos pagos con otros perfumes: Caballito siempre será muy lejos para la gente de Palermo -algo así como el campo, la barbarie, calles de tierra y animales muertos en las esquinas-, pero llegaste, y tu cara dijo jamás creíste que vendría, y yo que te confieso jamás creí que vendrías. Caminamos juntos entre giratorias luces de colores: de a ratos, nos uníamos en confusos abrazos que siempre serán muy cortos. Te di el primer beso casi con timidez. Al cabo de algunos segundos me miraste, como diciendo lo hicimos, al fin sucedió, y fue entonces cuando me sumergiste debajo de una catarata de sentimientos geniales y un poco inmorales; me alojaste por tres o cuatro horas en un paraíso all inclusive; me diste la camiseta, el brazalete y me pusiste de 10. Entonces jugamos, y no hay dudas de que el speed con vodka hizo también su trabajo etílico, pero sobrio hubiese sido igual. De cualquier forma, yo sé que vos te vas de viaje y no tenés por qué pensar en mí. Seguro que no pensás en mí. Te vas con el tipo que juega de 10 el resto del tiempo que no estás conmigo. ¿Por qué habría yo de figurar en ese plan, al menos como tribunero, colado, infiltrado? Ah, y también te prometí que te iba a esperar.-
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viernes, 5 de diciembre de 2008

lila

Juro que jamás lo había hecho, y si me lo preguntás, lo único que puedo decirte es que no lo pensé: creo que fue curiosidad. Vi las tarjetas en el teléfono público y se me dio por llamar, ver, probar. Me pasaron una dirección a pocas cuadras de Callao y Corrientes, y me mandé. No tenía nada que hacer: para cuando yo llegara ella estaría durmiendo, debería conformarme con una cena recalentada, la repetición del peor partido que se haya jugado en la historia del Nacional B, y tal vez algunos ladridos del perro que exigiría salir a pasear. Además, hacía mucho que no pasaba nada entre nosotros. Al cabo de unos minutos ya estaba en el despintado ascensor de un edificio sobre la calle Junin. Toqué la puerta 23 del piso 4, y me abrió la puta más gorda y baqueteada y relajada del mundo. Tenía puesto una remera blanca que le quedaba muy corta y una pollera roja; el pelo rubio oxigenado, los labios lila y la oscura piel cansada. No llevaba ropa interior. Dijo mi nombre y asentí: supuse que ella sería la encargada de administrar el negocio y adentro estaría el staff de las chicas. Me equivoqué. La gorda era regenteadora y única accionista de una vergonzosa sociedad sexual con plenos fines de lucro. Pero...¿dónde están las mujeres de la foto? preguntó mi desilusión. Allá están, contestó mientras señalaba un televisor y comenzaba a desvestirse.-
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jueves, 4 de diciembre de 2008

ravioles

Ah pero mirala vos a la señorita, que parece que come pero no quiere dejar comer, y si me ve relojeando se mufa, que si me ve corriendo avestruces patalea, y ni te cuento si me mira en pleno beso de amigos, en esos besos que de a rato me da la otra, si me mira y yo en esos besos me hace un gualicho, a ver si tiene suerte y me devuelvo por sus pagos, si tropiezo en la vereda de su puerta, un gualicho para que yo sea un poco menos feliz, aunque ella ya no sepa qué es de mi vida, le diga a la gente que ya no me quiere, no me extraña, no se acuerda, ¿quién? ¿yo? que ya no sabe ni cómo me llamo, ni a qué me dedico, ni nada de nada, pero bien que yo sé que de a ratos tanteás las fotos, te ponés a leer mis cuadernos aunque más no sea en la peluquería de Doña Lucita, y tus amigas cambiaron las revistas quincenales por mis cuadernitos que andás repartiendo, que hasta casi se me enamora la gordita esa que me trajiste un fin de semana a comer ravioles, la muy atrevida me cruzó por la calle y me tiró un beso, pero no esos besos de amigos, y ella que te conoce me dijo que sí, que vos me extrañás, me dijo que andás de espantasuegra y botella tendida, me dijo que me extrañás y que yo a vos un poquito sí.-
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miércoles, 3 de diciembre de 2008

Tal vez cuando leas esto te reconozcas en mí.
Otra vez en mí, desde mí, para mí.
Y a quién más le interesa. A mí no, y eso parece suficiente.
Yo siempre te guardo aunque sé que te vas, muy lejos, a un viaje que yo ya hice, del que ya todo perdí, volví, del que todo me olvidé en ese lugar que recuerdo y me hace pensar.
Ojalá pienses en mí. Yo voy a estar cerca. No te voy a dejar tan fácil.
Yo ya quise a una mujer que se fue. Que había hecho el mismo viaje y volvió y la amé.
Y ahora qué, y ahora nada, y ahora no sé.
Vas a volver. Sé que sí. Yo estaré con una, dos, tres, mil mujeres, o ninguna. Pero vas a volver.
Y te vas a ver otra vez en mí.-
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martes, 2 de diciembre de 2008

folclórico

Inauguran en el Partido de Nointeresa una salita de primeros auxilios, y como eso es noticia -ni hablar, es noticia- alguien más importante que yo determinó que alguien menos importante que él debía ir a cubrir dicho evento. Ese personaje prescindible, encargado de hacer algo respetable de un hecho más bien institucional y folclórico, soy yo. Autoridades a la vista como símbolo de miren que estamos trabajando y todo pasa por nuestras manos, reunidos en un salón de actos que transpira por las paredes blancas a medio pintar, dan la calurosa, o más bien, sofocante bienvenida: los ventiladores están al mango, y es la primera vez que veo a una mujer hermosa sudar, gotas caen por la simetría de una cara preciosa. Ella se acerca, tiene el pelo castaño recogido y los ojos muy verdes. Para tener algo más de cuarenta años, entra en la categoría de mamasa. Extiendo la mano pero ella improvisa un beso, entonces la gastada situación de incertidumbre y esa lucha entre la formalidad y la confianza: termino tomándola por el antebrazo y ella me da un -poco afortunado- beso en la nariz. Tiene un perfume intenso, de abuela: la hace diez años mayor, diez años que en su cuerpo se acumulan a la altura de las caderas como fina experiencia. En ese trayecto en que mis manos buscan salir del enredo, sin querer y de revés, toco uno de sus pechos que son los pechos más duros, al menos, de ese salón de actos. Mis ojos dicen yo no fui y ella intenta un te gustó. Sonrisas diplomáticas e incómodas sugieren ley de ventaja, y nos alejamos, ella con la promesa de enviarme unas fotos de la salita de primeros auxilios, y yo con la convicción de que sus pechos son operados.-
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lunes, 1 de diciembre de 2008

queso

No te ofendas si te digo que estás para más. Yo te veo para rocanrol, para star o para Primera A. Pero bajoneaste: cambiaste mis tardes de té y jazz por la estabilidad del cafecito en Plaza Armenia; preferís sus speed con vodka a mis heladerías de barrio y matchs de improvisaciones sobre la miseria humana. Y bueno. Y eso que me dijiste que sí. Me dijiste que sí con la cabeza, me dijiste "sí" -lo dijiste, no lo niegues: modulaste, pronunciaste "sí"- y después te diste vuelta y me cortaste como a un queso. Jamás respondiste mis llamados. Eso estuvo bien, me tuviste donde querías. Me tenés donde se te antoje. Y qué me importa. Pero él...¡él no me gusta para vos! y encima estudia Ingeniería, ¿vos me estás jodiendo? No tengo nada contra el estudiante de Ingeniería, tengo un amigo ingeniero, el mundo necesita de ellos, pero vos no, es decir, vos no sos el mundo, o sos el mundo, es posible que lo seas para mí y para otro puñado de imbéciles, pero, quiero decir, todos sabemos de lo inconveniente de salir con un tipo que estudia Ingeniería: cojen mal, en las fiestas de fin de año miran por la ventana como si esperaran a Papá Noel -sí, esperan a Papá Noel un 31 de diciembre-, sus regalos de aniversario son pésimos y siempre los mismos, y si pueden evitar ir a lo de tus viejos, lo hacen; definitivamente te equivocaste, podrías haberte quedado con un idiota mejor -se me ocurre-, que al menos no tiene esa sonrisa de ingeniero -¡ingeniero! ¡Dios mío!-, seguro no ganará tanto como él, pero es probable que conmigo -por poner un ejemplo nomás- tengas más momentos agradables que cenas de elegante sport con tu aparato de elite.-
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(imágen cortada, extraída de aquí)

viernes, 28 de noviembre de 2008

peloteros

Chuchito dijo ella, y volvió a convidar. Pregunté qué podría tener de especial un payaso pelotudo, arengador de nenes que todavía se mean en los peloteros de los salones de fiestas, qué hay de interesante en un tipo que fomenta el ridículo en un oficio trillado y siempre devaluado. ¿Qué importa? Contestó, casi molesta y extrañada de mi ensañamiento para con Chuchito. Esa noche forcé una erección, y en un sexo famélico y por demás violento, ella preguntó ¿estás bien?, a lo que contesté sí, muy bien.
Tres semanas más tarde esperaba al payaso Chuchito en una mesa de un bar de Hurlingham para hacerle una entrevista. Chuchito era leyenda en el Oeste, era en los círculos de la elite del rubro animación infantil, lo que el Rafa Di Zeo inspiraba en pabellones de cárceles y aguantaderos en Lugano. Mis dedos temblaban en la mesa. Hacía barquitos con las servilletas de papel. En veinte minutos llené de colillas un cenicero a medio romperse. ¿Vendría el payaso vestido de civil, o el incoherente arlequín de colores, que bajaría de un colectivo de una desconocida línea de tres cifras? Entonces, ¿cómo reconocerlo? Ayudó que no hubiera mucha gente en el lugar, hasta que un hombre más bien gordo, más bien triste y con una mochila gris, se acercó -apretón de manos- y dijo:
-Vos debés ser...
-...sí, yo debo ser.
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(imágen extraída de aquí)

jueves, 27 de noviembre de 2008

renacuajos

Solange. A secas, sobre la piel del omóplato y en tinta negra. N tengo una razón para haberme tatuado, no conozco a nadie que se llame así, y a decir verdad, me parece un nombre horrible, digno de una empleada de la empresa de subte, pero me desperté una mañana y en mi cabeza rebotaba esa palabra, Solange. Fui a la galería de la vuelta de casa y me lo tatué. ¿Por qué Solange? preguntaron mis amigos. ¿Por qué no? Y la respuesta los dejaba pensativos pero conformes. Me enteré después que Solange viene del francés, significa algo así como "solemne". Solange figura unas 28 millones de veces en el Google (Google da la pauta exacta de cuán famoso es alguien o algo). Así que ahora, de forma misteriosa, cargo con algo solemne a mis espaldas, otra cosa solemne en mi vida. Mamá se puso contenta cuando me vio tatuado: cree que al fin tendrá una nuera a la cual contarle de mis excelentes calificaciones en primaria y mostrarle mis fotos de bebé y las del viaje de egresados de séptimo grado, esas en las que estoy todo mojado porque me había caído dentro de un inmundo estanque lleno renacuajos. Papá está más preocupado: entiende que Solange es la nieta no querida que viene a llamarlo "abuelo" y a cortar con la ilusión de que el tiempo no pasa tan rápido.-
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miércoles, 26 de noviembre de 2008

linyeras

Odio la gente que dice que las palomas son ratas con alas: creo que merecen, al menos, ser atormentados con canciones de Alejandro Lerner todos los viernes a la noche y fines de semana. ¿Qué culpa tienen las palomas? Son libres, mínimas y felices. No joden a nadie, son tranquilas y se dejan alimentar con alpiste de cualquier marca y calidad. ¿Qué sería de las plazas sin palomas? ¿De lo alto de los aireacondicionados, del Congreso, de los balcones y de los cables telefónicos? Qué de la buena suerte que trae su mierda, de la poesía y del sustento de astutos gatos y linyeras de manos ágiles. Por eso siempre digo, el que bardea a una paloma, además de ser un cobarde maloliente, ojalá que le crezcan en la espalda dos enormes alas negras, y que vuele sin control en dirección al sol y se incinere en la estratósfera, para que las palomas, en el aire, se coman las cenizas de la carne humana quemada por la envidia.
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martes, 25 de noviembre de 2008

off side

Elegí, dijeron las dos a coro. ¿Por qué? pregunté, atentando contra las buenas costumbres, siglos de una verosímil conciencia de monogamia, la reunión familiar, la estabilidad emocional -y funcional- en las relaciones y la comodidad del hogar que mi abuela siempre quiso para mí. Lo que yo hacía no era otra cosa que honrar la promiscuidad y los bajos hábitos, frente a mis dos mujeres que ahora miraban obligando a perder a la mitad de ellas. "Elegir es descartar todo menos uno", me habían enseñado las monjas en el colegio. Qué pensarán las monjas de lo versátil de mi sexo. Adivino la excomunión, el reproche y una envidia que jamás es sana. ¿Y sino elijo qué?, esgrimió mi rebeldía recién adquirida en El Mundo del Juguete. No contestaron. off side, pensé. Pero entonces se miraron confundidas, y en silencio, se entendieron. Se tomaron de las manos, se acercaron, lamentaron, decidieron: se besaron en la boca y no volvimos a vernos.-
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lunes, 24 de noviembre de 2008

conmigo

Ya van dos noches seguidas que sueño con vos. Y no te extraño, de verdad que no, pero igual aparecés, sos una duda mía pero seguro también de otra.
Nos divertimos. El tiempo que pasamos juntos estuvo bien. Siempre me cuidaste, esperaste, comprendiste. De a ratos, lamento no haber terminado de complacerte. Por momentos fui egoísta e inmadura, hasta que te fuiste: tal vez yo hubiese hecho lo mismo. Y quizá por eso el sueño, ¿será un poco de culpa? Te llamaría, pero ya no recuerdo tu teléfono. Lo tengo en un cuaderno que me diste hace tiempo. Escribías tan bien, tan lindo. Me hacías especial, yo que nunca inspiré grandes cosas, con vos era dueña, confiada, bella: mejor. Sé que me amaste. Yo creo que también. Tal vez podría cambiar. Valorarte un poco más, escucharte, ahora que soy otra y me siento adulta. Incluso podría hasta permitir que en los primeros tiempos te encuentres con mujeres, siempre que yo sepa que me querés, y si a ellas las querés seguro que menos que a mí. Tal vez podría buscar ese cuaderno que me diste, y llamarte. En una de esas, vos también soñaste conmigo.
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viernes, 21 de noviembre de 2008

bazar

Ya no sé qué hacer para que te arrimes al fogón. Que te abro la puerta, que te baldeo la vereda, que te lustro los muebles: lo único que falta es que invite a salir a tu mamá, que le compre flores, chocolates, peluches. Que si te los compro a vos te me vas más lejos por vergüenza, y si te pregunto qué hacés esta noche siempre tenés un parcial al otro día -si es sábado también me lo decís-, o que tenés sushi con las chicas, o clase de musicoterapia, o terapia, o ganas de escuchar música. Siempre un pero, un algo, un no. Y yo que me quedo acá, cada vez más chiquito, te observo escondido detrás de las columnas de la facultad de Abogacía, te miro y si me mirás por error me doy vuelta, me prendo un cigarrillo y me quemo los dedos, se me cae el Código Civil, los cuadernos y la dignidad. Y vos seguís ahí, sin pasar por estos pagos, ni siquiera tocás la puerta: ¿por qué no venís, te quedás un ratito?, te cebo unos mates, me hablás de vos, y descubrís de a poco este corazón de bazar en quiebra, que tan malo tampoco soy, que te escribí tantas cosas tan lindas sin que te hayas enterado, que sos la mujer que le da cuerda a los días, y todavía te espero, sin ilusiones pero que conste que te espero, siempre muy chiquito y casi escondido.-
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jueves, 20 de noviembre de 2008

cocinero

Las mujeres jamás sabrán de la vergüenza que produce la perfecta erección en el colectivo;
ni de la humillación que genera ser el último (no) elegido en el potrero;
ni del rechazo en las fiestas de fin de curso;
ni de la frustración que le sigue a un sexo que ella juzga insatisfecho;
ni del bajón en el momento en que te escribí esa carta y me dijiste que como amante era muy buen cocinero;
ni de la pálida en esa vez que me besaste y te quejaste de que mi barba te pinchaba;
ni de los regalos, y los textos, y las canciones, y los viajes, y las salidas postergadas y los cambios de ropa y de perfume y de reloj y de costumbre y de hábitos alimenticios y de autos,
jamás jamás sabrán que la virilidad se esconde mucho más allá de la entrepierna.-
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(imagen cortada, extraída de aquí)

miércoles, 19 de noviembre de 2008

garage

Mamá:

Cuando despiertes y decidas entrar en mi habitación sin golpear la puerta, tené en cuenta que vas a encontrarte con un pecho cubierto de pelos, ronquidos graves y un calzoncillo al pie de la cama. No soy yo. A pedido de él, no voy a decirte el nombre ahora. Si hablan, tal vez le reconozcas la voz: llamó los otros días a casa. No te asustes al verlo: es un buen tipo. Si querés sacar tu auto, despertalo -movele un poco el brazo derecho, si le tocás el izquierdo mientras duerme, se levanta de mal humor-, te lo menciono porque le dije que dejara su auto en la puerta de nuestro garage. Eso es todo. ¡Que tengas un gran día! Ah, y si podés, preparale un té con leche. Sólo le gusta el té con leche. Y las galletitas Frutigran. El té con leche con un sobrecito de edulcorante.

Besos,
Tu única hija.-
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martes, 18 de noviembre de 2008

ceja

Quiero que me abraces, le dijiste y ella no contestó. Preguntó si te gustaba -¿pasa algo? ¿así te gusta? dijo- y le pediste que te abrazara: justo a ella, la del sexo preciso, en plena sesión de perfecta lujuria te mostraste un poco más humano, y ella miró con desconfianza, cuerpo certero, levantó una ceja, dejó de moverse, se quedó en tus ojos difíciles y te abrazó pero no te abrazó en ese momento, no hasta comprender que esa sería la última vez que compartirían algo.-
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lunes, 17 de noviembre de 2008

anaranjados

A F.L.F.
Con la fama llegarán los flashes, las cámaras, las invitaciones al programa de Mirtha, el escándalo con las vedettes que jurarán en el programa de Rial tener videos porno amateur conmigo, y también estarán los enemigos que acerca la belleza, el gel para el pelo, las publicidades de yogurt con colchón de frutos anaranjados, los productos de Sprayette, los relojes de marcas palermitanas y las gafas superultramicroestetosfinas. Con la fama se hará más fácil colarse en el VIP de los boliches, en las fiestas de fin de año, en los teatros, el cine, restaurantes y telos para gente ABC1. En los canales de televisión dirán mi nombre casi tantas veces como el pronóstico del tiempo, en google voy a aparecer más veces que la frase "Pampita en bolas", y en la radio, los locutores se cansarán de decir mi nombre siempre tan largo. Chiruzas se inventarán hijos míos, habrá rumores de separación y reconciliación y nuevas separaciones con mujeres que ni siquiera llegaré a conocer. Todo será tan ajeno, y efímero, y tedioso. Siempre las mejores habitaciones a mi disposición, los vinos más caros y la más fina selección del mundo en drogas de diseño. Seré vanguardia, tendencia, cliché, snob, bluff. Voy a coger tanto que no tendré ni tiempo para ser feliz.-
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viernes, 14 de noviembre de 2008

rococó

Caíste después de tanto tiempo: pasaron meses, tal vez años, y abriste con la misma llave que te dí esa vuelta en casa de tus viejos. Te había dado el llavero con una foto mía -primer plano, y del revés, el escudo de Boca- y te dije vení cuando quieras. Parece que te lo tomaste muy en serio: viniste cuando quisiste, ¿cuánto tiempo habrá pasado? meses, años, qué se yo hace cuánto, pero llegaste con pompa rococó y glamour y me encontraste en zoquetes, calzoncillo y camiseta, a medio terminar el pollo al horno con papas y con la manopla para no quemarme. Qué hacés, atinaste a decir. Pollo con papas, pero no te referías a eso. No pude preguntarte qué hacías vos ahí, en mi casa, que llegabas otra vez a llenarme los ceniceros de porquerías, a rayarme los discos, a esconderme caramelos en el Winko, a comerte mis galletitas, a desparramar mis fichas de dominó, a bardearme los libros y a sacarme las pilas del control remoto para ponérselas a tu cepillo de dientes eléctrico. Sólo llegaste, está todo como siempre, disparaste -¿o me lo preguntabas?- y yo que siento el pollo quemarse, está todo como siempre repite tu sonrisa y yo que no sonrío y veo que te das vuelta y te encontrás con Ella.-
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jueves, 13 de noviembre de 2008

Wichi

Besos con delay, casi en silencio para no despertar al perro, que a su vez, despertaría la certeza de arruinarle el sueño a los hermanos y por ende la noche a nosotros, que habíamos entrado en puntas de pie por la parte del jardín, esquivando macetas y rosales: me clavé una espina que me cortó la mano izquierda. Entonces un poco de sangre y besos con delay, casi en silencio, en un sofá bordó debajo de un poema de Alejandra Pizarnik que estaba pegado en la pared. Terminamos enredados en un sexo animalizado en la cama de tus viejos, esta vez, debajo del retrato de una estrella de los indios Wichi, explicarías horas más tarde, coca-cola y galletitas Frutigran de por medio. Días más tarde, me reprocharías que hayamos cogido en la misma cama donde 25 años atrás fuiste fruto de una alianza de amor:
-Pero...¿vos de chica no vivías en Berazategui?
-Sí, ¿y? la cama sigue siendo la misma
-¿Y el colchón también? ¿El mismo colchón de hace 25 años?
-Sí...calculo que sí...
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miércoles, 12 de noviembre de 2008

invierno

Las putas en invierno se ponen más hermosas:
se abstienen de ese sexo de calcomanía que fomentan en verano,
dejan las orquillas para el pelo en los ceniceros de los albergues transitorios
y esas mismas orquillas se transforman en florcitas del jacarandá al llegar el invierno.
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Las putas en invierno se vuelven más finas:
sacan a relucir todos los misterios de sus ropas heredadas,
caminan por los parques a recordar esos días
en que jugaban a ser madres antes de que llegara el invierno.
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Las putas en invierno se cubren de melancolía:
ostentan estampitas, intercambian caramelos de miel y lápices labiales,
colorean las esquinas de los edificios de paredes blancas,
se mofan del pobre, se visten otra vez de invierno.-
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martes, 11 de noviembre de 2008

mediocre

Vocación, dicen los labios desprolijos en la cara recién afeitada de Quiroga. La cabeza le sale de una camisa blanca con rayas celestes, y la corbata roja estrangula el cuello por donde escapan intensos pliegues de carne y piel. Vo-ca-ción, y con la mano separa las sílabas sobre el escritorio de madera. A sus espaldas, el sol rebota en los pétalos de la gigantesca flor metálica de Recoleta. Vocación: dícese de un concepto que inventaron tres tipos para dejar afuera de una rama o carrera a la gran mayoría de la gente que no se siente con el don que esos mismos tres tipos se adjudicaron. Entonces el mundo está hecho para gente sin vocación, y de a ratos hay espacios para gente como ellos, gente que sí. En el colegio primario -católico, dogmático, ridículo-, un profesor me había explicado que hay personas que podían tener, por ejemplo, vocación para tocar la guitarra, para escribir, e incluso para amar a sus hijos. Y que a veces esa vocación demandaba mucho tiempo. Desde siempre, las palabras de ese mediocre y olvidable docente, me dieron la pauta de que esperaba algún día dar con una vocación útil, interesante, o al menos, redituable a nivel económico. Pero en ese momento, mientras Quiroga acentuaba la importancia de la vocación, una pequeña comisión directiva se reunía en mi cabeza para disparar, con total cinismo y excitación, la pregunta más inoportuna: ¿y ahora qué carajo vas a hacer con tu vida?.-
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lunes, 10 de noviembre de 2008

celeste

Ayer, mientras sacudía en la ventana el mantel con las migas del pan del domingo, una vaquita de San Antonio se quedó en mi mano izquierda. Solté el mantel celeste, que cayó hasta el patio y envolvió la cucha roja del perro de doña Susy. Entonces miré por varios minutos a esa bolita negra con pintitas blancas y anaranjadas, y cerré los ojos muy fuerte para pedir, como único deseo, que te quedes conmigo, aunque más no sea, hasta que yo encuentre una forma mejor de ser feliz.-
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viernes, 7 de noviembre de 2008

tranquera

No vas a volver a pensar en mí. No porque yo lo digo, sino porque todavía pienso en vos: de a ratos, me acerco a tus pagos y toco la campana, aplaudo en la tranquera, sólo se me acercan los perros y sus moscas, pero de alguna u otra forma yo sé que vos te das cuenta. Yo sí voy a recordarte: obrero que deja un muro a medio terminar, obrero que deja una cumbia a medio componer. ¿Por qué? Y no puedo ni odiarte, ¡la puta madre!, ni tenerte rencor puedo, porque hiciste todo bien: me ilusionaste, me vendiste Cinema Paradiso y compré, después cuando ya la tenía me la cambiaste por La vida es bella, pero todo bien, yo seguro habré hecho algo parecido alguna vez, sin darme cuenta, alguna vez, y ahora me vuelve. Y yo que creí, pensé, me equivoqué con la playa, las vacaciones y algunas perdices que soñé con vos. Un boludo. Pero un boludo con Norte y códigos, a no engañarse. Pero boludo al fin, y eso no quita que mientras yo me hiciera la Roma vos estuvieras en Ibiza, que yo eligiera perfumes para vos y vos excusas para no estar. Y bueno, ajo y agua, diría la nona -que Dios la tenga en la gloria-, y a vos que Dios te tenga para el cachetazo, que un cuentito de este tipo no se le hace a un tipejo de esta calaña, y que te vuelva, como un boomerang, te vuelva multiplicado, qué digo multiplicado, triplicado, o por cien, por mil, que te vuelva para que vuelvas conmigo.-
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jueves, 6 de noviembre de 2008

sidecar

Me acerqué por el buen trato y me quedé por la atención. Y ahora somos una perfecta sociedad conyugal, irregular, desprolija -sin papeles en regla, todo en negro, por zurda- y en ciertos momentos, excesivamente onerosa. Pero qué dupla: si habremos cerrado bares entre botellas de ignotas etiquetas, quemamos tantas sábanas de algodón y poliester, tantos turnos y pernoctes en lugares de mala fama, que decir que tal vez, no sé, dudar de que podría resultar en la vida real, sería gambetearle en el area chica a un arquero en silla de ruedas, un despilfarro de insensatez, y estamos para primera, que el miedo le agarre a los pechofrío, cagones y débiles. yo me voy con vos a donde sea, a donde sea con vos me voy y que se curtan los prejuiciosos, los inseguros y envidiosos: subite a mi sidecar que esta nave parte, y si bien es cierto que tengo más proyectos que billetes, también ando con más ganas de estar con vos en cualquier lugar del mundo antes que ponerme a pensar si hago o no lo correcto.-
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miércoles, 5 de noviembre de 2008

thriller

Sabía que esto no funcionaría. ¡Eureca! y yo entonces viví durante todos estos meses con la Einstein de Palermo Soho, pelo castaño claro, metro setenta y cuatro, premio Nobel de cosmética avanzada, erudita de boutique. Si en verdad hubieses sabido que esto no funcionaría, estimo que no te hubieses emprendido en este Titanic con destino al témpano. Pero ahora me señalás, sabía que esto no funcionaría, repite tu dedito acusador, y reís, con un cinismo de thriller y tu gran revelación, te pone contenta haber descubierto el misterio, te gusta saber que al fin se terminó. Y cada vez que repetís que sabías que esto no funcionaría, lo que en verdad querés decir es que yo no funciono, es evidente, porque no funcionaste con las otras, y todas siempre dicen que sabían lo que sabía todo el mundo menos yo.-
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martes, 4 de noviembre de 2008

mármol


Nos encontramos en el momento equivocado: con esa frase ella empezó a dejarme. Por instinto miré el reloj, ¿qué momento? pregunté, pero ella se cruzó de brazos y supe que hacerme el boludo no funcionaría. Hablemos adentro, hace frío acá, dijo y me llevó al mismo bar donde meses atrás, me había confesado que quizá, no sé, se me ocurre que vos podrías dejar de salir con otras mujeres y estar sólo conmigo. Eligió la misma mesa de la primera vez, junto a la ventana, frente al puesto de diarios del tipo ese al que le falta una mano. Y tuve tanta mala suerte que nos atendió el mozo que nos trajo nuestras primeras lágrimas en jarrito, y que fue la primera persona a la que le dijimos que éramos novios. En secreto, ese mismo mozo -Juan Carlos, Lugano, tres hijos- me confesó al oído que era un pelotudo -sos un pelotudo, nene, así me dijo- por haber dejado la joda por una mujer. La joda es como la dignidad: lo último que se pierde, había asegurado Juanca. Pero ahora se acercaba con tono solemne: no nos reconoció. Mejor así. Pedimos lo de siempre. Vos sabés como es esto, dijo ella, y antes de que me apuntara con su ametralladora de lugares comunes -no sos vos soy yo, algo se rompió, y la lista de frases que incomodan más al que las recibe que al que las dice-, me apresuré a contestar no te entiendo, y ella que se acabó. Improvisó un llanto de mármol, y le dije dejate de joder, si no sabés llorar. Silencio. Sus dedos temblaron en el borde de la mesa: eso me puso un poco nervioso. Desde afuera, Los enormes ojos de Angelina Jolie me observaban desde una revista del puesto de diarios. Insensible, gritó ella y se fue sin dejar ni una moneda. Sobre la mesa, dos lágrimas en jarrito, con las masitas obsequio y todo. ¿Te cobro? preguntó Juanca. ¿Y si te digo que no qué? Se me ocurrió desafiar, pero mi billetera se abrió y eso fue suficiente aprobación. Diez pesos, pidió y le di doce. ¿Te conozco de algún lado? preguntó con inquietud casi homosexual. Jamás nos vimos, Juanca, contesté y salí del bar.-
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(imagen cortada, extraída de aquí)

lunes, 3 de noviembre de 2008

corchitos

Tengo el fierro, los corchitos y la llave. La gilada la pone un cualquiera, pero si no hay gilada no hay laburo, se sabe. Si no hay gilada no hay coraje, y si no hay coraje no hay nada, entonces mejor traer, llevar, tomar, poner, cargo el fierro y por las dudas agarro una punta, no vaya a ser cosa de que la muy hija de puta se achique y tenga que ir de guapo, de boludo, de picante al pedo. Bocina. Estos tipos no tocan timbre, van de bocina, cosa de que se entere todo el barrio. Y me subo al coche, le dejaron la patente, ¿pero ustedes son boludos? y de una patada saco la del frente. Sangre en el pie. Uh. Acelerá, dale que tengo sueño, dame, pasame, ¿y eso? traé acá, salame. Y justo sale el tipo con la camioneta, con la camioneta sale este turro que además tiene otro auto adentro, a este se la damos, a este sí, por hijo de puta, por mierda, mierda bajate del auto y el primer tiro es del que tiene una bolsita en la mano. Qué hacés, así no se labura, y vos salame me traés a estos gatos barriletes y ahí nomás le pongo un tiro en la pierna al primero que disparó. Y basta de gastar tiros. Mi segunda bala en la cabeza del mierda que ya ensució la camioneta, le doy otro y y otro entramos por el garage y quietitos todos que esto es un asalto y al que jode lo pongo.-
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viernes, 31 de octubre de 2008

autopistas

Ir a los carritos de la Costanera fue, al menos, arriesgado. Nos encontramos en la esquina de siempre, y después de largos caminos por autopistas y calles sin nombre, divisamos a lo lejos el cementerio de containers: más allá de las gigantescas cajas con vaya uno a saber qué carajo adentro, debería estar el río. Por un segundo imaginé que todo esto, como otras veces, era una gran emboscada con puros fines sexuales. La idea me sedujo, pero después propusiste comer un sanguche de bondiola. Reí. Me miraste sin comicidad. En serio te digo. Y entonces no me reí más y me resigné a la incertidumbre de amanecer con una intoxicación poco simpática.
Nos besamos al costado del Río de la Plata más sucio que jamás yo haya recordado. A los lados, la triste ilusión de los pescadores que sacaban de las aguas muertas olorosas bolsas plásticas de supermercado. Un señor demasiado alto para ser enano -mediría un metro cuarenta-, sacó una mojarrita que agitaba la cola por mero impulso de muerte. Los pescadores lo aplaudieron, en un acto de inexplicable admiración borderline, y el señorito levantó los brazos con pesada resignación. La felicidad de los idiotas: otra vez esa idea en mi cabeza, y te lo digo. Besos. Dejá en paz a los pescadores. Y en medio de una nueva ronda de aplausos por la captura de un nuevo pez, palpo mis labios para comprobar que ya ostento un flamante anzuelo que perfora mi boca.-

jueves, 30 de octubre de 2008

ramitas

Qué bueno sería que las mujeres dijeran que sí con la misma facilidad con la que prejuzgan;
que se descompusieran los bluetooth de todo el universo, se fundieran en babas azules que hicieran combustión dentro de los oídos de la gente;
que se cayeran -en interminables espirales hacia el cielo- los edificios con oficinas del servicio público;
que volviéramos a las cavernas, a las ramitas y el fuego, a lo primitivo del beso, de la mano, del verde y el agua y la luna;
que no hubiera que buscarle un sentido a todas las letras de Spinetta;
que llovieran desde las terrazas del centro, los costosos libros de la editorial Tusquets;
que te olvidaras de que hay que trabajar para vivir;
que me hicieras el verso una vez más, corrieras la cara cuando quiero darte un beso, y después te entregaras, como siempre, con la certeza de que al fin y al cabo no hay nada mejor que hacerlo.-
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miércoles, 29 de octubre de 2008

jugosas

Carlos Pirisalves, más conocido en el barrio de Constitución como "Pirito", fue asesinado de tres disparos en el pecho por una banda de ladrones de Fuerte Apache, que según las últimas pericias extrapoliciales, habían aspirado más poxiran que el tipo que me plastificó el parquet de casa la semana pasada.
Hasta acá, todo bien.
Gente muere todos los días, no nos vamos a hacer mala sangre.
Pirito tenía una rotisería que llevaba su nombre. La rotisería estaba a la vuelta de mi trabajo. A raíz del asesinato de Pirito, cayó al lugar una inspección de salud e higiene y les descubrieron cucarachas y ratas en la heladera.
Descubrieron catorce cucarachas.
Las malas y honestas lenguas aseguran que jamás compraron nalga para hacer milanesas.
La verdad es que desde ese 14 de septiembre -odio la gente que dice "setiembre"- que no encuentro la milanesa indicada para mi paladar. Aún recorro cada local de Constitución con la esperanza de dar con ese sabor místico. Hay personas que todavía lloran la muerte del vecino, frente a la faja de clausura que impide el acceso a la rotisería "Pirito". Pero yo sé que se lamentan por la pérdida de esas milanesas. Y alguno que otro, se muerde los labios por la indignación de saber que fueron engañados durante tanto tiempo, creyendo comer milanesa de lomo y, en cambio, comiendo las más gordas y jugosas y frescas ratas que Pirito cazaba de madrugada en las inmediaciones de la estación.-
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martes, 28 de octubre de 2008

323

La vi detrás de la vidriera, y no se cómo, hubo química entre ese montón de cables metidos dentro de plásticos y yo. No hubo química con el precio, pero sabía que si me estiraba un poco y usaba algunos ahorros que papá me había dejado para emprender la carrera de Ingeniería Industrial en la universidad privada -estudios que incluso jamás me había decidido a comenzar-, podría comprarme esa multiprocesadora perfecta, a la que sólo le hacia falta hablar, como decía mamá. La compré en cuotas, y en servicio al cliente, la empleada y su cabello recogido no entendían mi excitación por tener esa misma multiprocesadora. No quiero una en caja cerrada, dame la que está en exposición, pedí al vendedor y nadie comprendió por qué lo hacía. Ya palpitaba mis primeros inventos frutales, improvisaciones de tragos geniales y misteriosos. Mis amigos me lo agradecerían. Camino a casa, recordé el sabor de los licuados que me hacía mamá, y segundos más tarde, el resabio de los vómitos que venían por el abuso de esos mismos tragos exquisitos. Una vez, cuando era chico, me tomé cinco de banana con leche: le pedí a mamá que me llevara al hospital. En verdad me sentía muy mal: falté una semana al colegio y casi pierdo el año. Esa vuelta, en la cama de la habitación 323, mamá me dijo que yo hacía toda la pavada del hospital para llamar la atención. Mamá siempre decía que yo hacía cosas para llamar la atención. Será por eso que mientras se bañaba, enchufé la multiprocesadora que teníamos en casa y se la tiré en la bañadera. Mamá murió electrocutada, y así también no hubo más multiprocesadora. Pero ahora estoy feliz, porque otra vez, el destino me unió con la maquinaria perfecta que me devolverá las tardes de licuados y jugos insuperables, de esos para chuparse los dedos, como decía mamá.
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lunes, 27 de octubre de 2008

Tango

Desde la ventana de tu dormitorio se ve cada rincón de Liniers. Dentro de las casas, fiestas sin fiesta, y en los ceniceros, lo poco de ayer. Ya comienzan a encenderse las luces del alumbrado público: las ocho en algún reloj de la estación de tren. A los amantes les queda la siesta, y a los chicos, otro juego de potrero hasta que llegue la noche. Tango en la ferretería; se vuela el canto de la vecina que acompaña el tema mientras cuelga la ropa en la terraza del monoblock. Doña Sin Nombre baldea el frontón de la casa, las bicicletas se quedan en los cordones de las veredas, y el sol es un disparo en el cielo magenta. Gol de Vélez. Caen las cortinas artesanales en las ferias metálicas. El ferrocarril deja los andenes. La pava hierve. Y todo sucede mientras el barrio de Liniers nos mira, todo se ve desde la ventana de tu habitación.
Incluso se ve desde tu cama.-
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domingo, 26 de octubre de 2008

hombre

Hipócrita aquel hombre que afirma con plena convicción que prefiere la parranda indiscriminada de fin de semana a la estabilidad de una mujer que sabe hacer masajes tántricos. Mienten los que dicen que no quieren querer, ni les interesa ser queridos, ni se preocupan por hacerlo y muestran seguridad. Mienten, así de fácil. Mienten y se les nota, por más que los alcoholes disuadan la escena interna, que suene ha vuelto el matador en los parlantes del boliche y uno levante los brazos y las luces blancas lo iluminen y las mujeres se acerquen o comiencen a pensar apa, qué lindo que se puso el señorito; todo es efímero, todo verso, todo cuento. Disfrutan del momento, no dan explicaciones, no rinden cuentas y algunos niegan haber sido rechazados por una mujer alguna vez: ostentan un fixture de dudosa procedencia, se regodean en la noche y las putas, dan con sexos tan variados como vacíos. Y no saben -¡todavía no lo saben!- que aún no es hombre el hombre que jamás fue dejado por una mujer. Y tampoco saben lo que se pierden, porque eso es ser hombre de verdad: bancar los trapos a morir, aguantar los hielos, transpirar la camiseta, y hasta llorar. Sí chicas, los hombres lloramos por ustedes, pasamos por las puertas de sus casas, miramos fotos, escuchamos Arjona para recordarlas y nos escabullimos en perfumerías para pedir una muestra gratis de la fragancia que ustedes usan. Por eso te digo, y no tengo ninguna duda: el hombre que jamás fue dejado por una mujer todavía no se hizo hombre.-
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viernes, 24 de octubre de 2008

tesina

No sé si será muy pronto para decir te quiero, me importás, me hacés en verdad muy bien. Aunque interese poco el tema de los tiempos, por las dudas, tal vez no te lo diga: eso será ir contra las indicaciones del horóscopo de esta semana, que me recomendó sinceridad a la hora de expresar sus sentimientos. Los buenos horóscopos permiten que cualquier persona de cualquier signo se sienta identificado con las indicaciones dadas. Eso es genial. Voy a explicarte todo esto hundiendo mis dedos en un fuentón lleno de maníes, una madrugada en una de esas mesas en bares con vista al río. Mientras exponga mi tesina -Stella Artois de por medio-, tal vez asuma que el hombre es sólo un pequeño óvalo apenas partido al medio color beige, recubierto de una aceitosa cáscara bordó. Vas a mirarme y pensar que soy un idiota, berreta, triste filósofo de cantina de barrio, borracho de fin de semana. Igual vas a darme un beso y yo sonreiré, y entonces, las consignas del horóscopo de la semana: Sorpresa: controle sus nuevas ilusiones. Allí, voy a alejarme un poco para mirarte, tratar de adivinar qué estás pensando -jamás cometer el error de preguntarle a una mujer "¿qué estás pensando?"-, y cuando intente decir algo genuino, acudirá al momento los intereses contrapuestos de Salud: no beba mucha cerveza; mientras tus manos toman mis manos y cada vez sos más bonita, y en mi cabeza se dispara Negocios: deje buenas propinas; y se caen sobre la situación los consejos y palabras y recomendaciones y vaticinios y yo que entre la algarabía y la incertidumbre murmuraré algo que voy a preferir no recordar.
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 23 de octubre de 2008

carne

Tal vez debamos oir de boca de algún atolondrado, pavadas como que la certera puntada que el chueco Falingo le dio a Sosa en el medio del pecho fue un mero reflejo que acompañó la suerte. Los empleados del servicio penitenciario, sentados en una mesa junto a la ventana de un bar de Constitución, intentarán, entre puchos y botellas de cerveza, tejer aunque más no sea, una hipótesis convincente para explicar cómo fue que un marginal ignoto como Falingo mató de una sola cuchillada al viejo Sosa, que no era tan viejo pero tenía la suficiente cancha como para despacharse al nuevo interno de un saque.
Falingo había heredado el excelente manejo de la faca gracias al oficio de carnicero que su padre le enseñara desde chico. Así, vivió la mayor parte del tiempo en ese localcito de González Catán, rodeado de cortes de carne inventados y de azules baldes con grasa. No le daba impresión la sangre, y era capaz de carnear a un hombre. No por nada se enfrentó a Sosa, que lo miró y eso ya fue una provocación. Tampoco se lo vio a Falingo muy nervioso, en el histórico momento en que hundió la faca entera en el pecho de un Sosa que primero, cayó de rodillas con los ojos enormes, para luego convulcionar y escupir la sangre que más tarde, algunos internos mandados por Falingo debieron baldear en el patio del penal de Olmos.
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(imagen extraída de aquí)