lunes, 27 de agosto de 2007

sepia

La sangre derramada vuelve al cuerpo de Michelle, que permanece con los ojos abiertos y la piel blanca. De a poco recupera su color natural, la saliva que caía de sus labios vuelve a la boca, algunas gotas transparentes borran los húmedos trazos de lágrimas que cayeron sobre los pómulos y regresan a los ojos que se cierran con fuerza para luego abrirse. Michelle se eleva, flota en el aire, se pone de pie sin hacer el menor esfuerzo: pánico en su rostro. Ella observa su pecho, la sangre que aún brota. De un agujero en su blusa amarilla manchada de sangre, sale una bala que muy despacio se aleja del pecho de Michelle para introducirse en el caño del arma de Font, su marido. Ella lo oberva con atención y con miedo: Font no es capaz de matarme.

1 comentario:

Mauro Accurso dijo...

conta como fue que gruss te dio material para tu blog...

http://nopublicable.wordpress.com/